viernes, 23 de octubre de 2015

Rossi marca todas las cartas


"Márquez ha jugado conmigo para favorecer a Lorenzo". Directo, fuerte y al pecho. Sin rodeos. Valentino Rossi ya empezó a desviarse en la rueda de prensa oficial hacía el 93 cuando respondió totalmente algo contrario a lo que se le había preguntado respecto a los duelos de la semana pasada en Phillip Island. Insinuaba, entre risas falsas, cómplices y de escondida humildad, que Márquez le había perjudicado realentizando su ritmo para no dar caza a un Jorge que al final sólo fue rebasado por Marc.

No se trató de un gesto espontáneo, de una desviación del discurso casual cuando Valentino, ya fuera de la rueda de prensa atendiendo a los corrillos que se forman para la prensa escrita, sacó el 'vuelta por vuelta' de Márquez y analizó en cinco minutos la carrera. "Márquez me tiene rabia. Piensa que yo le tiré en Argentina y que se tiene que cobrar una venganza por lo de Assen. Siempre se ha comparado conmigo, quiere batirme en títulos, victorias, poles", añadía el italiano, que ponía en duda la supuesta idolatría que el de Cervera siempre dijo tener sobre el 46. "Ya me habían avisado de que esto iba a pasar, pero no lo quería creer", admitía. Iannone, por cierto, también en la pelea, no se escondió y afirmó que bajo su punto de vista Márquez había jugado con ellos. "Obviamente, Márquez no va a regalar una victoria para fastidiarme, pero sí ha tratado de meter pilotos entre los dos", justificaba entonces el adelantamiento de la última vuelta de Marc a Jorge. Opinión que personalmente comparto, viendo el ritmo de cada uno durante todo el fin de semana y el crono de Márquez en el último giro.

¿Por qué hace esto Rossi precisamente ahora? Quedan dos carreras para el final del campeonato y aunque paradójico, el nueve veces campeón del mundo y con 20 años en la parrilla, prácticamente nunca se ha enfrentado a una situación similar. Título en juego a falta de dos carreras. Sucedió en dos ocasiones, aunque para la comparación sólo valga una. Fue en 2006 y entonces Valentino perdió el título con un error en la última carrera en favor de un Nicky Hayden al que había subestimado durante todo el año. La presión, el ansia, la falta de experiencia en esas lindes tan reñidas provocaron que Rossi cayera en Valencia y el título se fue para Kentucky. La otra, en 2009 y también con Lorenzo como máximo rival, no se puede comparar, pues el italiano llegó con 40 puntos de ventaja y aunque no matemáticamente, el título era ya suyo, le valían dos décimos puestos.

Con esto, Rossi altera el clima, provoca el caos y da un aviso. "Que nos dejen jugarnos el título a Jorge y a mí", pedía casi a gritos. Que se aparten todos, que nadie se entrometa. Que nos adelanten o que se queden detrás, nunca en medio. Listo. Inteligente. Sabe que entrar junto a Jorge, sea delante o detrás, le da el título. Lorenzo necesita meter pilotos entre ambos. A ver quién es el que se atreve, tras el aviso, a entrometerse entre los dos ahora, sobre todo para Marc, que será mirado con lupa.

Valentino necesita un enemigo. Siempre lo ha necesitado. Es en esa situación de tensión máxima donde saca el 110% de su rendimiento y provoca una tortura psicológica en sus rivales a los que machaca sin perdón ni compasión. Lo hizo con Biaggi, al que acabó destrozando (Rossi, de pequeño, tenía posters de Max en sus paredes) y con el que en Montmeló acabó llegando a las manos, a puñetazo limpio antes de aparecer en el podio; lo hizo con Sete, que siguió los pasos del romano y acabó quedando para entrar en un manicomio. Lo hizo con el primer Lorenzo, al que con un muro entre los dos picó y enfureció. Hoy trata de sacar a ese primer Jorge y no al espiritual 99 que vemos desde hace unos años en el paddock, olvidándose de todo lo que no sea él mismo. Y lo hace con Marc, que con su mismo ego entra al trapo entre bambalinas.

Curiosamente, nunca consiguió picar a Hayden, al que subestimó en un principio y al que no consiguió hacer enloquecer después. El único junto a Stoner que le ha ganado un mano a mano a 16 (o 18) rounds. El australiano, hombre tranquilo y frío, quizás sea la persona más inteligente de la parrilla en años. Más que el propio Rossi. El único que ha desquiciado al 46 y ha sacado de sus casillas. El único que le ha dejado en bragas. 

Valentino marca las cartas y juega todas las bazas posibles. Primero le dice a Márquez que le ha descubierto y que prefiere que sea sincero y le muestra la rabia de cara y no con sonrisas cómplices. "Prefería mi relación con Biaggi. No nos podíamos ni ver", acababa. Después, condiciona la actuación de todos los demás pilotos que no sean Jorge Lorenzo y crea un clima de caos y tenso que le conviene. A ver quién es el que se atreve a meter la moto después de sus palabras. Intenta sacar los egos, porque necesita que los rivales se le tiren al cuello, donde en el 99% de los casos, brilla con su mejor luz.

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