sábado, 20 de abril de 2019

Ravel Morrison y el talento desperdiciado

Lingard, Pogba y Morrison, con la FA CUp Youth 2011 / Getty Images
Hace no mucho, el Manchester United tenía en su cantera una generación dorada de jóvenes talentos llamados a marcar una época. Eran tan superiores a sus rivales y combinaban tan bien, que incluso se llegó a especular con que llegarían a superar a la Class of 92, aquel equipo en el que despuntarían Giggs, Scholes, Beckham, Butt y los hermanos Neville. Era 2011 y los Red Devils acababan de ganar la FA Cup juvenil con una solvencia tremenda. En la plantilla destacaban los nombres de Paul Pogba, Jesse Lingard, Will Keane (Ipswich Town), pero sobre todo, por encima de ellos, estaba Ravel Morrison.

"Nunca he visto un jugador joven con tanto talento como él", admite Río Ferdinand. "Venía a entrenar con nosotros con 16 años y podía jugar a un toque, a dos, se adaptaba a todo lo que le pedía el equipo profesional con facilidad", termina. Tampoco se queda atrás su entonces entrenador y quien le dio la alternativa, Sir Alex Ferguson, quien llegó a situarle por encima de jugadores como Giggs o Rooney en cuanto a talento y quien se refiere a Morrison en su autobiografía. "Hay algunas personas que no son mentalmente fuertes para superar los obstáculos de la vida. Ravel Morrison es posiblemente el caso más triste, porque él poseía tanto talento natural...".

Gary Neville fue el primero en establecer una comparación futbolística que luego se extendió también fuera del campo. "Es como Paul Gascoigne. Un jugador capaz de driblar a uno, a dos, a tres jugadores sin problemas". Y es que, nacido casi en el seno del club, Ravel Morrison fue creciendo bajo la lupa de Old Trafford como uno de los muchachos que podrían llegar a marcar una época. Siendo claramente coronado como el futbolista clave de ese Manchester United juvenil, Morrison brilló con luz propia en todas las categorías inferiores de Inglaterra, desoyendo siempre los cantos de sirena que le llegaban desde Jamaica, donde posee nacionalidad por sus antepasados.

Con 17 años firmó su primer contrato profesional, y solo dos días después empezaron los problemas legales que le han acompañado toda la vida y que han sido el factor determinante para que hoy, en vez de ser una estrella mundial, esté olvidado jugando en Östersund de la Liga de Suecia. Acusado de robo con intimidación cuando entró con un cuchillo en una tienda, salvó de milagro su entrada en un reformatorio y la condena fue menor, pero empezó ya a marcar un expediente que le ha acompañado toda la vida. Hizo 12 meses de servicios sociales y pagó una multa económica.

Morrison creció en Stretford, un barrio muy complicado de Mánchester, junto a su madre soltera y su abuela. Ferguson sabía que para triunfar en el United debía salir de allí, por lo que el club le ofreció varios acomodos distintos. Llegó a debutar con el primer equipo en 2010, apenas con 17 años, y jugó tres partidos más con el club. Pero la falta de oportunidades brindada porque en ese momento estaba poco centrado y tenía problemas legales hizo que con solo 19 años se marchara del club.

Morrison celebra un gol con el
West Ham / Harry Engels/Getty Images
Los pesos pesados del United intentaron disuadirle para que se quedara, pero él solo quería jugar al fútbol. Su agente, algo que él no sabía, estaba pidiendo una suma de dinero ingente por renovar y el Manchester United decidió incluso ponerle en venta antes de que su contrato expirara. La primera gran oferta le llegó del Newcastle, corroborando que el chico tenía muy buen cartel. Morrison le pidió al club que le cediera, pero el Manchester realmente ya le consideraba apto para jugar con ellos en el primer equipo, por lo que las opciones eran quedarse o irse de manera permanente. El United rechazó la oferta del Newcastle y el contrato del mediapunta se terminó ese mismo verano, cuando decidió unirse al West Ham.

Sam Allardyce, entonces a cargo de los de Londres, llamó a Sir Alex Ferguson antes de ofrecerle el contrato. "Se convertirá en un genio, pero solo si es capaz de solventar sus problemas fuera del campo".

Cuenta Ravel Morrison que cometió muchos errores de joven, pero que la mayoría de las veces ya tenía una etiqueta que le catalogaba y que era esa fama que se había granjeado la que le hacía parecer peor de lo que era. Que estaba en el momento menos adecuado en el lugar menos adecuado. Desde ciertos sectores de la voz pública, se le acusó de robar a sus propios compañeros en Old Trafford, de tener mal comportamiento, de meterse en peleas... "Nunca hice nada de eso. Lo único que una vez robé fueron unas botas de fútbol que un compañero ya no iba a usar más. Yo no salía a beber, no fumaba, no cogía el coche borracho, no tomaba drogas... todas esas cosas que sí hacen muchos jugadores, pero yo siempre era el malo. Veía esas miradas de la gente hacia mí, con miedo". "He cometido muchos errores. Pero de eso hace ya casi 10 años. Con 16, 17... Era un niño, pero hoy día me siguen preguntando por todo ello. Nunca nadie me habla de fútbol. No me dejan avanzar".

Poco antes de llegar al West Ham tuvo que lidiar con otro problema, cuando se enzarzó en las redes sociales con un aficionado al que acabó insultando de manera homófoba y siendo castigado por ello por la FA. En la disciplina de los hammers estuvo tres años, aunque durante esa época estuvo en calidad de cedido en el Birmingham, el Cardiff y el QPR, alternando siempre luces y sombras. Y es que en 2014 volvió a vivir un calvario. Su novia y la madre de su novia le acusaron de violencia de género y de amenazas. Supuestamente, Morrison había amenazado en público con desfigurarlas la cara con ácido y luego matarlas. Morrison pasó detenido tres días en prisión para luego salir bajo fianza. Tras un año de juicios, un vídeo de la escena le encontró inocente de todos los cargos que se le imputaban.

Morrison, en Atlas / Refugio Ruiz/Getty Images
Morrison quiso salir de Inglaterra y encontró acomodo en la Lazio. Allí donde había brillado Paul Gascoigne y donde otro excéntrico como Di Canio se había metido a la afición en el bolsillo, quizás encontraría su sitio. Nada más lejos de la realidad. Firmó en 2015 y se marchó hace unos meses con apenas cuatro partidos como jugador lazial. Entre medias, volvió al QPR, donde había dejado muy buenas impresiones en su primera etapa y el curso pasado lo hizo jugando en Atlas de México. "Tenía muchas ofertas de equipos de Europa, pero me informé y vi que en el país había buenos jugadores con gran cartel mundial, así que me decidí por ir allí". 

Morrison quería un cambio de aires completo. Un nuevo destino donde se olvidara por fin aquellas fechorías que había cometido siendo aún un adolescente menor de edad. Pero tampoco lo encontró. "El niño rebelde del fútbol inglés", "El delincuente que no triunfó en el Manchester" fue alguno de los titulares con los que se encontró a su llegada. Pero la pasión lo suplió todo. En México realizó muy buenos partidos.

Hace unos meses, liberado ya de su contrato con el equipo romano, Morrison, de 26 años, ha firmado con Östersund, equipo de media tabla de la Liga de Suecia. Quiere empezar de cero."El pasado, pasado está y nadie debería ser juzgado por quien fue en el pasado". En Suecia ha empezado como titular, siendo uno de los jugadores destacados del equipo jugando tanto en la mediapunta como echado en banda izquierda. Dice que lo único que quiere es jugar, que le da igual el nivel o la categoría, que solo busca ser feliz. Admite seguir manteniendo contacto con Pogba y Lingard, que no tiene ni un ápice de envidia de ellos y, además, que es seguidor del Arsenal desde pequeño. Otra historia de alguien que pudo ser y no fue.