jueves, 22 de octubre de 2015

Mundial Sub17: Argentina es un completo caos

Passlack celebra su tanto ante Argentina / ALEX GRIMM / GETTY IMAGES
Noventa minutos contra México insinuaron que Argentina tenía en su categoría Sub17 las mismas carencias que en el Sub20. Después de 180, tras haber jugado también contra Alemania, confirmaron que mucho tiene que mejorar la AFA en su estructura para conseguir sacar rendimiento colectivo en los torneos menores a los talentosos chicos que crecen en sus tierras. Entonces, los chicos de Humberto Grondona demostraron que de talento individual van sobrados pero que de fútbol colectivo entienden muy poco, empezando por el propio entrenador. Unos destellos que permitieron al equipo albiceleste salir campeón del Sudamericano ante una pobre Brasil en un torneo en el que Uruguay, Colombia y Paraguay tampoco dieron la talla. Algo así pasó también en el Sudamericano Sub17. Y es por eso que todas, a excepción de una Brasil que cambió radicalmente su convocatoria, se dieron de bruces a las primeras de cambio en el Mundial sólo tres meses después (una reivindicación que parece llevará en este torneo Paraguay). Incomprensible que una selección que lideraba Ángel Correa (Atlético de Madrid) y cuya mitad de la plantilla era ya casi profesional, con jugadores de la talla de Gio Simeone (Banfield), Cubas (Boca Juniors), Mammana y Tomás Martínez (River Plate) o Emi Buendía (Getafe), no pasara siquiera de una fase de grupos en la que clasificaban hasta los mejores terceros. No se entiende que el fútbol argentino, actual subcampeón del mundo al máximo nivel y en cuya liga los jóvenes debutan a la más temprana edad, sólo igualado con Bélgica y Holanda, no tena una base sólida en las categorías juveniles.

Anoche Alemania volvió a sacar los colores a una selección Argentina, en esta ocasión Sub17, que repitió errores del pasado. Los europeos, liderados por un buen Passlack, con unas maneras de profesional que asustan, pasaron por encima de los albicelestes con un 4-0 que deja a sus rivales muy tocados, como últimos de grupo y con seis goles en contra y ninguno a favor (cayeron en el debut por 2-0 ante México). Al menos, Miguel Ángel Lemme, el técnico de la Sub17, comprendió que era imposible salir a competir con una alineación de un fútbol tan añejo como la que planeaba Grondona, todo delanteros, y ha extinguido ese 3-3-4 que acababa convirtiéndose en un 2-5-3 donde los defensas eran laterales que no dudaban en abandonar su posición y donde la primera salida de balón la tenían que dar mediapuntas como el propio Correa o Tomás Martínez. 

Lemme, que confía exactamente en el mismo plantel que logró el Sudamericano, juega con un 4-4-2 que en ocasiones se convierte en 4-3-3 cuando el guión lo exige. Nada más lejos de la realidad, el equipo no parece trabajado ni en ataque ni en defensa, donde es un auténtico caos. Las líneas, totalmente separadas entre sí, con demasiados metros para hacer ayudas, para cerrar huecos y para realizar coberturas. Nada ensayado. Los fueras de juego se tiran con una zaga en la que cada defensor está a distintas alturas del campo y se acaba convirtiendo en un regalo para los atacantes rivales. Rebotes y rechazos sin ton ni son que siempre son para el contrario, que llega desde segunda línea mejor colocado en todas los ángulos del campo. Ante México se pudo ver en el primer tanto, donde Kevin Magaña, con un simple recorte hacia el interior, encontró un pasillo de oro hasta el gol sin oposición alguna. Las coberturas estaban a kilómetros de distancia.

El talento arriba es insuficiente. Sólo así se entiende que un equipo liderado por Tomas Conechny, probablemente el mejor jugador de la cita y el más talentoso junto a Sergio Díaz (Paraguay), que tiene jugadores de la talla de Berterame y un goleador muy aseado como Roskopf, sea incapaz de generar juego, peligro y se haya ido de vacío en dos ocasiones. La distancia entre el medio y la delantera es tamaña y el estilo de juego es 'que Conechny se las arregle'. Por eso, desde que se recupera el balón atrás, la consigna es pegar el pelotazo en busca del capitán, quien con el 18 a la espalda, es un auténtico calco de Ángel Correa, zurdo en vez de diestro y también salido de San Lorenzo. No hay sala de medios, no interesa que el balón pase por ahí y de hecho, no lo hace. Ni siquiera el juego directo está preparado, planteado, no tiene nada sentido. Ningún jugador se mueve de forma coreográfica con sus compañeros ni en ataque ni en defensa. Patadón arriba y lo que salga, un fútbol rácano que ni siquiera se ha visto en Siria, Honduras o Nueva Zelanda.

Así, Argentina, que nunca ha jugado la final de este torneo (y mucho tendrá que cambiar si quiere hacerlo en esta edición), es última, sin puntos, en un grupo que lidera Alemania (6pts), seguida de México (4 pts), Australia (1pt). Con todo, el planteamiento del campeonato y el último cruce contra Australia permiten a la albiceleste estar cerca de los octavos de final. Y es que una victoria ante los canguros aseguraría terminar el grupo como tercer clasificado con tres puntos y, pese a la diferencia de goles de menos seis con la que arrancan, se antoja difícil que haya cuatro terceros clasificados que logren tres puntos

Lemme ha confiado en los mismos chicos en dos partidos y no parece ser ahora, el momento más crucial, en el que cambie de estrategia o de jugadores. Federico Vietto, hermano de Luciano, pide paso tras los buenos informes, pero no parece sencillo que siente a Roskopf, un delantero tanque, que se asocia bien y tiene algunas cosas de Crespo que ha ido de menos a más y es de lo poco salvable. El susto ya lo tienen en el cuerpo e incluso una goleada a Australia no les asegura pasar a octavos. 

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