sábado, 12 de octubre de 2019

Eliud Kipchoge, ¿Dónde está el límite?

Kipchoge celebrando la gesta / INEOS

Hace apenas unos años, pensar que había un atleta capaz de bajar de las dos horas en un maratón era sinónimo de poca cordura. El 2:02:57 de Dennis Kimetto en Berlín en 2014 parecía un registro estratosférico y era normal pensar que no había ningún atleta capacitado para bajarlo. Los intentos, casi siempre en Berlín y Londres, las pruebas más rápidas por recorrido y condiciones, se quedaban en eso, un casi, pero no. Y si reducir ese registro se antojaba complicado, qué decir de romper la barrera de las dos horas, lo que significaba bajar casi tres minutos la cifra. Era utópico.

“Aún no ha nacido el atleta que sea capaz de bajar de las dos horas en la distancia”, aseguraban los expertos. Pero entonces apareció Eliud Kipchoge, a Nike y al keniata se les metió entre ceja y ceja lograr la hazaña y con el apoyo de la multinacional Ineos, Eliud Kipchoge ha corrido hoy, 12 de octubre de 2019, los 42 kilómetros y 195 metros 1:59:40. Filípides debía estar dando palmas en su tumba, porque para lograr tal gesta, el africano ha tenido que correr cada kilómetro a 2’50 minutos, o lo que es lo mismo, ir a 21 kilómetros por hora.

Coge tu pulsómetro o activa tu aplicación del móvil y sal a probar. Si eres un atleta novel, directamente olvídate a acercarte a las cifras de velocidad y tiempo. Si eres un runner de domingos, echarás el bazo, pero difícilmente te acercarás siquiera a los 3’30, con suerte, y apenas podrás agarrar la velocidad unos metros, o lo que es lo mismo, un par de segundos. Si estás habituado a correr, entrenas a menudo y realmente tienes una buena condición física, puede que te llegues a poner en la cifra marcada o quedarte muy cerca, pero apenas lleves dos zancadas verás cómo tus piernas van más rápido de tus posibilidades reales y te habrás pegado un calentón tremendo para no lograr el objetivo. Si además de entrenamientos de calidad, tienes talento, serás capaz de llegar a esa velocidad y si eres capaz de aguantarla solo un kilómetro, enhorabuena, porque te deberíamos ver a menudo en podios de carreras populares e incluso si aguantas un poquito más de 1000 metros, estarás al borde de haber sido o ser profesional.

Hay quien dice que el registro no tiene mérito, que no es real, que es más un ensayo tecnológico que una hazaña sobrehumana. Como si tecnología y deportes no fueran de la mano. Como si el hecho de llevar liebres, unas zapatillas voladoras y de hacerlo en una prueba privada bien estudiada para lograrlo hubiera hecho que Kipchoge, que ha ganado 10 de las 11 maratones que ha corrido en su vida, no hubiera tenido prácticamente nada de culpa en la prueba pese a ser el protagonista principal. Como si la mejor marca de la historia oficial (2:01:39) no fuera ya suya. “Es que si yo llevara sus zapatillas y esas liebres y en esas condiciones también lo hacía…”. No, Kipchoge no iba en patinete eléctrico.

La principal crítica a la hazaña del atleta keniata apunta a las zapatillas. Las Nike Vaporfly 4%, un diseño bien estudiado por el propio Kipchoge y creado por la multinacional de Atlanta, que ya usa la mayoría del pelotón en largas distancias (no hay más que ver el predominio del Mundial de Doha) y que quien ha probado realmente dice se nota. “Llegas más entero al final”, admite Jesús España, quien las utilizó pintadas de negro porque su patrocinador era New Balance porque “quería competir en igualdad de condiciones”.

Dicen los expertos que el rendimiento se mejora en un 4% (de ahí el nombre y no por el drop, que es de 10mm) y que en una maratón el recorte debería ser de aproximadamente 90 segundos. La IAAF no ha prohibido calzarlas, de hecho todos las usan y todos están en disposición de ello. Incluso un popular, si está dispuesto a rascarse el bolsillo con 250 euros, puede hacerse con unas, aunque no notará la diferencia. Son zapatillas pensadas para rendir a ritmos por debajo de 3:30. Hay quien habla de dopaje tecnológico, como sucedió en su día con los bañadores en natación, pero lo cierto es que hasta que el máximo organismo no se pronuncie en contra, no hay nada de lo que uno se pueda quejar.

Y es que como dice el ciclista Mark Cavendish, deporte y tecnología van de la mano. Los avances, grandes o pequeños, son parte de cada barrera humana superada. ¿Acaso le quitamos mérito a Armstrong porque subió a la Luna en cohete y no lo hizo levitando? “Ya, pero es que amortiguan más y aprovechan mejor la energía”, como si las zapatillas normales, habituales y que se ven en el día a día no hubieran hecho lo mismo en su día. Como si no hubiera habido evolución desde las carreras con Adidas Gazelle hasta las carreras con simples Adidas Boost. ¿Dónde ponemos el límite de la evolución? ¿Por qué unas sí y otras no? ¿Por qué no se corre descalzo entonces?

jueves, 26 de septiembre de 2019

Ömür Abdülkadir, el sueño turco del campeón de Europa

Durante el mercado invernal pasado, un nombre salió a la palestra para engordar las filas del Liverpool. Jugando para el Trabzonspor en la posición de mediapunta, aunque con una libertad que le permite moverse por todo el campo con la suficiencia de saber que es el mejor jugador de su equipo y uno de los más destacados del campeonato turco, Ömür Abdülkadir sonaba como el refuerzo del equipo que a la postre sería campeón de la Champions League.

Él no se escondía: "El Liverpool es un gran equipo y si la oferta llega, mi club la tiene que escuchar". Entonces tenía 19 años, había metido a los turcos en la final de Copa y estaban asentados arriba en la clasificación de la Liga. Pero pedía a gritos salir en una oportunidad que parecía única. La oferta, algo superior a los 20 millones de euros, nunca pareció cuajar porque en enero no le hacía mucha gracia a los turcos desprenderse de su mejor jugador y en verano los reds decidieron apenas fichar, contando con darle una segunda oportunidad a Lallana, con la vuelta tras lesión de Oxlade Chamberlain y con la adaptación de Naby Keita como grandes 'refuerzos'.

Y el giro fue tremendo, porque el Liverpool se acabó haciendo con la Orejona y Abdülkadir, que saltó a la fama internacional más allá de su fútbol por el spot publicitario con el que el Trabzonspor presentó su camiseta, cayó lesionado de gravedad. Los más optimistas hablan de una reaparición en marzo, tras haber caído en septiembre, mientras que hay ya rumores serios por el país turco que hablan de que el mediapunta podría no volver a vestirse de corto en toda la temporada.

La historia, sea como sea, se ha tornado en drama, con un futbolista a los 20 años en plenitud, que podía estar en uno de los mejores clubes del mundo pero que en cambio ha permanecido en el equipo que le vio nacer (es natural de la ciudad y el club le fichó con solo 11 años) donde va a pasar una larga temporadita en la enfermería. Y para saber más o menos en qué punto de cocción está Abdülkadir en el panorama fútbol, es, el día que se publicó esto (26 de septiembre de 2019) el máximo favorito a ganar el Golden Boy 2019, premio que han ganado algunos jugadores como Messi, Agüero, Mbappe, Cesc Fábregas, Sterling o Pogba, que premia al mejor futbolista del mundo Sub21. Y el turco no solo encabeza una lista en la que aparecen Joao Félix, Sancho, Havertz o Kean, sino que además dobla en puntuación a su inmediato perseguidor, De Ligt, que se hizo con el premio el año pasado.

Ömür Abdülkadir es un mediapunta muy hábil, de constante contacto con el balón. Debutó como profesional con 16 años y con la selección absoluta hace unos meses, cuando aún no había cumplido la veintena. Bajito, pues no llega al 1'70m, suple con mucha inteligencia esa carrocería liviana que le hace ser más endeble en el cuerpo a cuerpo. Maneja a las mil maravillas ambas piernas (aunque es zurdo natural) y controla muy bien el tempo del partido. Tanto, que esta gran esperanza turca se asemeja bastante a lo que era Arda Turan en sus años de plenitud.

Su demarcación favorita está partiendo desde la derecha, para buscar siempre el interior o sorprender encontrando línea de fondo y poniendo el balón con su pierna menos hábil. Capitán sin brazalete, hasta la fecha no ha sido un jugador prolífico cara a gol, pues lo suyo es más la imaginación y la creación. No suele adornarse demasiado en el regate, siendo más práctico y efectivo que vistoso y es bastante generoso en el esfuerzo colectivo defensivo. Ha conseguido una cosa muy difícil y es que, en un fútbol con tanta rivalidad como el turco, el bien común de la selección haya hecho que sea un jugador muy apreciado en prácticamente todos los campos. La pasión turca. Por el bien del fútbol, que su lesión de rodilla sea lo menos grave posible, que no deje secuelas y que podamos verle en los mejores equipos europeos pronto.



miércoles, 18 de septiembre de 2019

Erling Braut Håland, no estamos descubriendo nada

Ya es tarde para hablar de él, porque todo el mundo le conoce. No puedes pretender no saltar al estrellato cuando, con 19 años, en tu debut en Champions League, marcas a los dos minutos de juego y en la primera parte acabas con un hat trick. Si había alguno que no conocía al noruego, es simplemente por no haber estado ojo avizor en los últimos tiempos, pues Erling Braut Håland marcó nueve tantos en un mismo partido en mayo.

Fue en el Mundial Sub20, el rival, Honduras, no el mayor de los escollos, pero quizás no con demasiada diferencia con una Noruega que llegaba a ese partido en fase de grupos totalmente eliminada. Ahí, este tanque noruego, de solo 18 años entonces, sacó sus mejores galas. Hizo goles de todos los colores y se llevó un reconocimiento público que dejó con un sabor agridulce a los scouters de todo el mundo. Por un lado, dolidos porque este niño maravilla ya había llamado a todas las puertas. Por otro, reconfortados en esa idea que ya tenían los pocos que habían ido a verle en directo: el chico no tiene techo.

El asiduo a los videojuegos de la franquicia Football Manager a buen seguro que lo conoce. El ariete noruego es, desde hace varias ediciones, uno de los caramelitos a fichar cuando uno empieza una partida y, si tardas más de un mercado en intentarlo seguro que cuando vayas a intentarlo algún grande se te ha adelantado. En la vida real, uno de esos equipos que lleva siguiéndole desde que tenía 16 años fue el Manchester United. Y es que a su olfato goleador, a Håland siempre le ha acompañado una potente carrocería que le permitió debutar a los 15 años en la Segunda División de Noruega con jugadores que le doblaban (y más) en edad y solo un año más tarde ya estaba siendo parte del Molde, el gigante del país.

Y hablamos de Håland como noruego porque eso es lo que pone en su pasaporte, pues el delantero nació en Leeds y no por una coincidencia sino por que su padre fue futbolista profesional. Los más añejos lo recordarán y alguno no tanto habrá oído hablar de él. Puede que no se le ponga cara, nombre y apellido, pero seguro que todo el mundo ha visto alguna vez el vídeo más famoso de Papa Håland. 

Fue en un derbi de Mánchester entre el United y el City cuando, con poco en juego y sin venir a cuento, Roy Keane realizó la peor entrada de la historia del fútbol. ¿El castigado?: Alf-Inge Håland. "Fui a lesionarle a propósito y no me arrepiento", reconoció el entonces jugador del United, que se quería tomar una pequeña gran venganza por un episodio que tuvieron años atrás cuando el centrocampista noruego provocó con una acción la caída del irlandés, que se lesionó de manera fortuita, al que le acusó de fingir una falta inexistente.

Y Roy Keane lo consiguió. Aquel fue el fin de la carrera del noruego, que intentó calzarse las botas un par de veces más con un éxito más que cuestionable. Alf-Inge Håland llegó al Manchester City en el año 2000, justo cuando nació Erling Braut. Pero para cuando éste vio la luz, Papá Håland aún jugaba en el Leeds, por lo que fue allí donde la hoy esperanza noruega nació.

Puede que por eso se considere a sí mismo como un ferviente seguidor del Leeds United, aunque lo más seguro es que haya sido su padre, que allí vivió sus mejores años como futbolista, quien le haya transmitido ese amor por un equipo que hoy vive en la Championship inglesa.

Y quizás por las referencias paternas, a Håland hijo le haya costado alguna vez oír los cantos de sirena que le han llegado de Old Trafford. Cuando jugaba en el Molde, su entrenador y aquel que le dio toda la confianza fue Ole Gunnar Solskjær, que hoy es entrenador del Manchester United. Por eso, el círculo podría cerrarse de manera perfecta con el noruego reuniéndose con su compatriota y su máximo valedor, aunque seguro que tanto la afición red devil como la propia familia Håland es una opción que hoy ve lejana y a la que es reacia.

Håland está ahora bajo el paraguas de RedBull, jugando en el RB Salzburg que no es más que un salto trampolín a la Bundesliga en caso de merecerlo. Vamos, que si al Leipzig un día le apetece contar con el noruego, muchos millones va a tener que poner un equipo ajeno para llevárselo.

Håland es un delantero alto, fuerte y corpulento, cuya mejor virtud es el simple olfato goleador, que no es poco. No es rápido, pero sí aprovecha muy bien su amplia y potente zancada para correr siempre encorvado y sin levantar mucho la cabeza. Tampoco es el más habilidoso con el balón en los pies, pero es muy rápido en la toma de decisiones y sabe moverse y combinar con bastante soltura. Uno de sus mejores puntos es el juego aéreo, aprovechando su poderoso físico que le sirve también para cuerpear y salir victorioso de los choques y los balones divididos, su buen timming a la hora de saltar y su técnica depurada de remate le hacen ser un peligro en el balón parado.

El arranque de esta temporada no puede estar siendo mejor para él, pues ha marcado 17 goles y ha repartido 5 asistencias en apenas 9 duelos. Es decir, que ha proporcionado 22 goles en 9 partidos. Sale a más de dos por encuentro. Una media terrible, siempre engordada un poco por el nivel de la Liga Austriaca, pero unas cifras que no son fáciles de ver sea cual sea el escalón futbolístico. Su debut con la absoluta no se ha hecho esperar y su puesta de largo en Champions, con un hattrick, le ha destapado como el nuevo objetivo de todos los clubes. No pasará demasiado tiempo hasta que veamos los scouts convertidos en rumores. Y no serán pocos.

 KRUGFOTO/AFP/Getty Images

miércoles, 26 de junio de 2019

Sadick Adams, mejor que Agüero, Bale, Benzema, Kroos...

Sadick Adams y David de Gea, en el Atlético B (2008)
El verano de 2007, el mundo enteró se paralizó por la Copa del Mundo Sub17. España, en concreto, tenía al fin una nómina de jugadores con las aptitudes necesarias para dominar el continente, aunque fuera en un evento juvenil. El mal sabor de boca que había dejado la cita mundial absoluta un año antes, donde la Selección parecía que podía picar más alto de lo que al final consiguió, hizo centrar las miras de los españoles en un conjunto de muchachos desvergonzados que se quedaron a un pasito de ganar el título. Los Bojan, Aquino, Mérida, Illarramendi, Nacho, De Gea, Falqué, Camacho y compañía parecían elegidos para un relevo nacional esperanzador y al final, cosas del fútbol, la mayoría de los seleccionados no ha llegado al máximo nivel y solo casos contados entre los mencionados han tenido continuidad con los mayores o en una Primera División..

Quizás, la ausencia de Bojan en la final por sanción, líder absoluto del equipo y entonces niño bonito de la Selección y del Barcelona, privó al equipo de colgarse el oro. Pero en el torneo despuntó una figura que no dejó a nadie indiferente. Sadick Adams, delantero centro de Ghana, hizo que los mejores clubes del mundo anotaran su nombre en sus agendas. Adams no fue el mejor jugador de Ghana, ni siquiera el máximo goleador, pero su entrega, su lucha, su pundonor y su regularidad durante los 90 minutos le hicieron ser uno de los focos de la cita. Su selección perdió en semifinales, precisamente ante España y el Atlético de Madrid, que tenía a De Gea, Atienza y Camacho entre los chicos de Santisteban, se enamoró del africano.

World Soccer, 50 adolescentes más prometedores (2007)
Ni siquiera había terminado el torneo cuando el Atlético acordó su fichaje y en noviembre se hizo oficial que jugaría con el club cuando cumpliera los 18 para cumplir así la normativa FIFA sobre el traspaso de menores. Adams llegaba del Ashanti Gold de su país con la carta de libertad bajo el brazo tras haber jugado 19 partidos y marcado 9 goles. Todo un éxito para un jugador de 17 años.

Días después de su fichaje por el Atlético, la prestigiosa revista World Soccer publicó su relación anual de 50 mejores jugadores del mundo Sub18. En ella, Sadick Adams figuraba en cabeza, por delante de Ismail Aissati y Alex Pato, que compartían el podio con el africano y se imponían a jugadores que han terminado con mejor recorrido que ellos. A saber: Bale (6), Agüero (7), Di María (11), Benzema (15), Kroos (27), Mata (28), Özil (37), Alexis Sánchez (42), Rakitic (45) o Walcott (48).

En la nómina, además, aparecen los mexicanos Vela y Gio Dos Santos, el indescriptible Coentrao, la chapuza que acabó siendo Anderson, el petardazo de Lulinha, el propio Bojan o Breno, que acabó en la cárcel por incendiar su casa cuando le había fichado el Bayern Múnich.

Adams y Forlán, tras un entreno (2009)
Adams se pasó todo el primer tramo de 2008 entrenando con el Atlético hasta que empezara la nueva temporada. Para la 2008-2009, estaba totalmente adaptado a Madrid, al equipo, había hecho pretemporada con sus compañeros y era un portento físico. Con todo, no le valió para ser titular en Segunda División B. Compartió equipo con De Gea, Domínguez, Koke, Keko o Rubén Pérez, y luchaba por un puesto con el talentoso Rubén Ramos. Adams jugó 22 partidos, más de la mitad como suplente, pero su potencial se veía tremendo. Tanto, que realizó muchos entrenamientos con el primer equipo siendo el delantero complementario a Agüero y Forlán.

Pero todo se torció ese verano de 2009 cuando Sadick Adams y el Atlético de Madrid recibieron una denuncia de la FIFA. El Atlético había firmado a Adams sin ser jugador libre. Y es que, lo que había sucedido, es que antes de partir al Mundial Sub17 en 2007, Adams había firmado un acuerdo con el Etoile du Sanel egipcio. Un contrato que no tenía validez al ser menor de edad y que debía ser revisado y corroborado por sus padres o por un agente con un poder cedido.

Y mientras Adams jugaba el Mundial, el equipo egipcio se las ingenió para que el padre llegara al país y diera el visto bueno a la operación. Sin saber absolutamente nada, el jugador firmó con el Atlético un preacuerdo durante el Mundial y todo estalló. "Me dijeron que mi contrato con el Etóile no valía sin la autorización de mi padre... Y yo no sabía que mi padre había ido allí durante el Mundial".

La FIFA estimó que Adams tenía que pagar una multa de 160.000 euros y que no podría jugar en los siguientes cuatro meses. Y se acabó. Se quedó sin ficha en el filial, que a su vez vio cómo aparecían las figuras de Germán Pacheco, Borja Bastón, Ibrahima Baldé y Jorge Molino. En invierno se marchó a la Vojvodina, equipo puntero de Serbia, donde no corrió mucha suerte. Los meses sin competir le habían pasado factura en lo anímico y eso se había trasladado a lo deportivo.

Adams, en la actualidad
El Etóile, desesperado por el jugador que se la había jugado años antes, le contrató y allí se salió, logrando un fichaje por el fútbol árabe que llenó sus bolsillos y los del equipo egipcio. Desde entonces, no dejó de recorrer el mundo sin demasiada suerte. Arabia Saudi, Omán, vuelta a Ghana, Túnez, Chipre y regreso a Ghana, donde sigue jugando ahora. En 2017 debutó con la absoluta de Ghana, jugando dos partidos en una ventana internacional y marcando en uno de ellos un tanto. En 2018 firmó por el equipo de su infancia, el Ashanti Gold, donde es el capitán y el ídolo del club. 

Él recuerda que jamás se imaginó por qué lideró aquella lista de jugadores maravilla. No cree que no lo mereciera, pero sabía que había mucho talento ahí. Aún sigue respirando amor por el fútbol, pero no puede olvidar que hubo una época en la que era el jugador más esperanzador del mundo y que por un periodo de tiempo, compartió césped con Forlán y Agüero, quienes le aconsejaron, le enseñaron y con quienes soñó jugar de rojiblanco.


martes, 25 de junio de 2019

¿Alguien se acuerda de Felix Passlack?

Passlack, en la previa de un partido Champions / Maja Hitij/Bongarts Getty Images
En la temporada 2015, un joven futbolista de las categorías inferiores de la selección alemana conquistó a los ojeadores de los mejores equipos del mundo. Capitán de la Mannschaft en la Eurocopa Sub17 y el Mundial de la categoría, Felix Passlack lo tenía todo para convertirse en el próximo niño bonito del fútbol alemán, que vivía una época de bonanza maravillosa. A los Marco Reus, Gotze, Ózil, Draxler y compañía se le unían los talentos de algunos chicos que ya iban despuntando. La selección acababa de conquistar el Mundial y el relevo generacional se antojaba esperanzador. Los Gnabry, Sané, Brandt ya asomaban en la Sub21 como alternativas de futuro, pero todos ellos fueron eclipsados por el talento de Passlack.

Passlack, jugador de banda derecha, veloz, eléctrico, imprevisible. Era capaz de subir y bajar durante los 90 minutos y si la situación lo requería podía jugar por el otro costado o por el centro. Su versatilidad y su liderazgo eran impropios para un jugador de su edad, Elegido en el once ideal del torneo del Europeo juvenil aquel año, el Borussia Dortmund, que empezaba su reconstrucción tras la marcha de algunas de sus estrellas, le dio la alternativa a final de la 2015-2016.

Con solo 17 años debutó en Bundesliga. Su carta de presentación era inmejorable. En los últimos dos años jugando en el filial del equipo de Westfalia, desde la banda (a veces interior y a veces lateral) había marcado más de 40 goles y había dado más de 40 asistencias. Era crucial y así lo pareció también en sus primeros partidos con los mayores.

En el seno del club tomaron la decisión de que Passlack fuera definitivamente lateral. Daba igual el costado, él podía jugar por ambos y así no se pisaba en labores ofensivas donde había futbolistas como Gotze, Reus, Pulisic, Schürrle, Dembelé, Kawaga, Emre Mor o Bruun Larssen. Pero Passlack se quedó. Vaya si se quedó. Schmelzer, Durm, Guerreiro y Piszczeck se lo comieron en todos los frentes y al chico se le pareció olvidar saber jugar.

Tras un año con poco protagonismo, con 19 años y siendo ya internacional Sub21 se marchó cedido al Hoffenheim. Y allí, nada más llegar, el club tomó la decisión de bajarle al filial. No era lo suficientemente bueno como para jugar en Bundesliga. ¿Qué estaba pasando? Apenas jugó 200 minutos con el primer equipo. Esta temporada, en búsqueda de la recuperación del sitio, se ha ido cedido al Norwich City. La Championship quizás podía ser ideal para él, un campeonato muy físico donde desarrollar toda su velocidad... Pero su suerte ha sido otra porque tampoco ha sido válido para la segunda categoría del fútbol inglés. El chico por el que se peleaba toda Europa dos años antes no valía para Championship. Y es que, la temporada ha terminado para él habiendo jugado solo 6 minutos con el primer equipo en Liga.

Ahora, Passlack tiene que volver al Borussia Dortmund. No entra en la cabeza de nadie que pueda tener sitio en la plantilla de Lucien Favre. Pero tampoco es fácilmente explicable cómo un jugador como él, que tocó el techo con 17 años, ahora, con 21, no tenga sitio en ningún club de una mínima categoría. ¿Alguien será capaz de sacarle todo el fútbol a Felix Passlack?

viernes, 14 de junio de 2019

El curioso caso de Sunsuke Nakamura

Nakamura, en un entrenamiento en el
Mundial 2010 / Mark Kolbe/Getty Images

Enero de 2002. El Real Madrid de Florentino Pérez irrumpe cada mercado con un fichaje tan sorprendente como inesperado, tan sonado como caro. Los autollamados Galácticos asombran al mundo por plantilla y chequera. Zidane y Figo fueron los primeros en unirse a una plantilla en la que ya estaban Raúl, Guti, Morientes, Casillas o Roberto Carlos. Entonces, desde los medios oficiales de la J-League, un anuncio se filtra: El Real Madrid ha fichado al japonés Shunsuke Nakamura del Yokohama Marinos por un año.

La noticia coge a todos por sorpresa. El Yokohama Marinos tiene que salir a hacer un desmentido público, pero solo un día después, el presidente lo confirma. Es oficial. Shunsuke Nakamura se va al Real Madrid en julio, tras el Mundial, y al Madrid le va a costar 3’5 millones de euros tener al jugador un año en sus filas. Si lo quieren de manera permanente, deberán pagar mucho más dinero que ha sido fijado en una cláusula de compra definitiva.

Los veranos en Pekin, los stage en Los Ángeles... El Boom del fútbol ha estallado y el club blanco encuentra en el fichaje del nipón un filón a nivel de marketing. La Copa del Mundo se celebrará ese verano en Corea y Japón y la noticia eleva al Real Madrid al escalón número uno de los clubes más influyentes del mundo, que entonces estaba en poder del Manchester United. En el acuerdo, además, incluía la disputa de un amistoso entre la Selección de Japón y el propio Real Madrid en mayo, que serviría a unos de preparación para el Mundial y a otros como parte de su festín centenario.

Nakamura, entonces, era el niño bonito del país. Aquel jugador talentoso de 23 años que aún no había dado el salto a Europa. Inamoto acababa de llegar al Arsenal y Nakata estaba rompiendo moldes en Italia. Nakamura, mediapunta zurdo de una técnica superdotada, necesitaba ya abandonar el país. Pero no sabía que su fichaje pudiera ser de tales dimensiones.

¿Por qué nunca jugó Nakamura en el Real Madrid? Nunca lo sabremos. Pero la Liga nipona y el presidente de su club lo anunciaron oficial. El caso es que, pese a la cantidad de títulos individuales tanto japoneses como asiáticos, a Nakamura le costó tener presencia en la selección en los Mundiales. Al de 1998 no acudió, con apenas 20 años y falto de experiencia. Tras su gran año 2000 y su buen hacer en la Copa Asia y en los amistosos previos la Copa del Mundo que Japón organizaba, Nakamura se quedó fuera de la lista de 23, para sorpresa de todos. Una misteriosa lesión le apartó de la lista. Quizás eso malogró el acuerdo. La lesión, o que el Real Madrid no se podía permitir firmar a un jugador de un país menor en cuanto a fútbol que ni siquiera fuera al Mundial.

Y es que una rotura muscular le dejó varias semanas en el dique seco, pero mientras el jugador decía que no era grave y que iba a poder estar en el Mundial, desde la Federación el discurso fue otro. La realidad es que Nakamura no acudió al Bernabéu para el partido amistoso por decisión técnica y que no entró en la lista del Mundial por deseo del seleccionador Phillipe Troussier, con quien se especuló tenía serios problemas personales. En realidad, fue el propio Troussier quien nunca casó con nadie en la Federación y aquella decisión estuvo cerca de costarle el cargo antes incluso del Mundial. Pero la Federación, sin querer crear polémicas a poco de su cita, mantuvo todo en orden cortando por el jugador, el eslabón más débil.

Quizás como un cúmulo de cosas y por el pinchazo de esa burbuja, Nakamura no llegó nunca a recalar en el Real Madrid. En cambio, fichó por la Reggina italiana, donde jugó tres años a gran nivel, siendo uno de sus jugadores más destacados y valiéndole su hacer un fichaje por el Celtic de Glasgow, donde fue un ídolo y es considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos del club. En Escocia demostró la calidad de su zurda y su facilidad para ejecutar goles de falta desde cualquier posición y a cualquier ángulo.

En 2006, con Zico bajo el mando de la Selección, Nakamura volvió al Mundial que serviría de despedida de Nakata, que se marchó del mundo fútbol de manera prematura y antes de cumplir los 30. Ver jugar a ambos era una delicia. Dos tipos adelantados a sus compañeros que tocaban las mejores sinfonías en escenarios embarrados y con una orquesta que dejaba mucho que desear.
Nakamura, uno de los mejores tiradores de faltas de la historia, se hizo leyenda en Escocia, donde ganó tres ligas y tres copas en cuatro años, que sumó a un extensísimo palmarés que ya traía del fútbol asiático. Por eso, y pese a su edad y que su fútbol no era muy físico, en 2010 llegó a Espanyol con 32 años. Ese mismo año, Nakamura solo jugó 16 minutos en el Mundial de Sudáfrica, lo que le dio la estocada definitiva.

¿Cuándo será tu próximo partido con la selección?”, le preguntaron en rueda de prensa. “Nunca”, contestó. “Para mí ha sido mucho dolor no poder ir al Mundial 2002. El hecho de aceptar no jugar ha sido muy duro. Es obvio que la Copa Mundial y yo no nos llevamos muy bien, así que quizás sea el destino”, afirmó.

98 partidos como internacional y 24 goles con los Samurái Blues después, Nakamura dijo basta, pese a que afición, compañeros y directivos trataron de convencerle. Hoy, con 40 años (cumple 41 este mes), Nakamura sigue jugando al fútbol. La calidad que le vino innata en su zurda le permite, cuando el físico ya no llega, seguir brillando en la Primera División del fútbol japonés. Lo hace en el Jubilo Iwata, club que ha vuelto a meterse en la élite del fútbol nipón. No por nada le llaman El Pelusa.

lunes, 20 de mayo de 2019

Mundial Sub20 2019: Jugadores a seguir y equipos favoritos al título

Una nueva temporada, el fútbol que dominará tras el final de la temporada, será el del futuro. El Mundial Sub20, que tiene a Polonia como anfitriona y a Inglaterra como vigente campeona, buscará un nuevo rey después de que los pross no hayan podido clasificarse para defender el título. Como es habitual ver en estos eventos, ya hay muchos jugadores que han llegado a la élite, otros que lo harán en un futuro y la mayoría que cogerá este escenario como el lugar perfecto para dar ese salto y darse a conocer de manera mundial.

El torneo, que arranca este jueves, tendrá a 24 selecciones en liza en busca de la final durante las próximas tres semanas. Así, sin más, ahí van unos cuantos jugadores a seguir y unas pequeñas pinceladas de lo que pueden hacer las selecciones favoritas al título:

-Agustín Almendra (Argentina/Boca Juniors): No pudo jugar el Sudamericano de la categoría y fue quizás la pieza que le faltó a la albiceleste para terminar de engranar y llevarse un título que se le escapó en la última jornada. El medio es un líder nato sobre el campo. Entiende el juego como pocos. Se asocia bien en todas direcciones y además de último pase sabe llegar desde segunda línea.

-Nehuén Pérez (Argentina/Atlético de Madrid): Fue quizás la nota positiva del pasado torneo Sudamericano y su buen hacer, motivo para que el Atlético lo añadiera a su plantilla antes de lo previsto. Duro, fuerte y expeditivo, Nehuén, que porta la cinta de capitán, dice querer demostrar en el campo más que en el vestuario, por eso de ser el líder. Tiene buen desplazamiento de balón en largo, da una buena primera salida bastante limpia y es habitual verle subir hasta medio campo con el balón. Por arriba, además, es un gran baluarte.

-Ezequiel Barco (Argentina/Atlanta United): Es Ezequiel Barco un futbolista con unas condiciones tremendas y que debería sobresalir de la media en un torneo donde la edad se iguala por el simple hecho de tener más experiencia que la mayoría de los contendientes. Barco, a quien la suerte no ha acompañado en estos torneos que siempre ha tenido que ver desde casa por lesiones, es un jugador de mediapunta que se desenvuelve mucho mejor en banda izquierda. Es eléctrico, con un uno contra uno endiablado y gusta siempre de tener la responsabilidad en sus botas. Argentina supo suplirle bien en el Sudamericano, pero es sin duda un jugador diferencial.

Ezequiel Barco / Azael Rodriguez/Getty Images
-Manuel Roffo (Argentina/Boca Juniors): Que no busquen más en la Federación. Si todo sigue los cauces normales, la albiceleste tiene en el meta xeineze al portero de la absoluta durante la próxima década. Corpulento, Roffo posee unos reflejos innatos, un dominio del juego aéreo supremo y un envío en largo tanto con la mano como con el pie superlativo que le hace ser capaz de generar contragolpes que acaban siendo jugadas peligrosas.

-Julián Álvarez (Argentina/River Plate): Es el socio de todos. Un jugador que, sin ser delantero centro, puede jugar ahí y sin ser jugador de banda, cae a ambas a las mil maravillas. Su mejor demarcación es el ataque, donde sea, aunque siempre gusta de moverse con libertad por detrás de un delantero.

-Pedro de la Vega (Argentina/Lanús): Esta no es su generación, porque acaba de cumplir los 18 años, pero su buen hacer en la Liga Argentina y lo bien que suplió a Barco en el Sudamericano le hacen ser un jugador esencial en la lista. Puede, incluso, que ante la competencia que se le presenta no tenga minutos como titular, pero un jugador como él es esencial en estos torneos tan pequeños. Desequilibrante a la par que descarado, es capaz de lo mejor y de lo peor, aunque siempre suele ser lo primero.

-Diego Láinez (México/Real Betis): Ha acusado el salto a Europa en el plano físico. En España aún tiene que pasar por el famoso periodo de adaptación, pero en un torneo de semejantes características, Laínez, delantero que se desenvuelve genial por ambos costados, puede volver a brillar como lo hizo en México en sus primeros pasos como profesional.

-Juan José Macías (México/León): Ha sido una de las sensaciones en el país. Propiedad de Chivas, este delantero ha despertado su olfato goleador tanto que recuerda a otros de generaciones anteriores que luego no acabaron dando el gran salto como Erik Torres o Carlos Fierro.

-Juan Camilo 'Cucho' Hernández (Colombia/Granada): Uno no sabe muy bien a qué equipo pertenece el colombiano, cedido en el Huesca en teoría por el Watford. El caso es que Colombia ha presentado a la FIFA en su lista al jugador como propiedad del Granada. Delantero pequeñito pero muy hábil tanto en el primer toque como jugando algo más retrasado, este año, en su debut en Primera, ha sido capaz de ver puerta ante Real Madrid, Barcelona y Valencia, por ejemplo. Acostumbrado a jugar siempre con jugadores mayores que él, con los de su categoría debería brillar aunque Colombia no tenga una selección potente sobre el papel.

-Carlos Cuesta (Colombia/Atlético Nacional): Defensa central que siempre está bien posicionado. Muy potente en la anticipación y en el juego aéreo. Lleva ya varios años como profesional, lo que le brinda una experiencia de la que muchos muchachos de este torneo carecen.

-Gonzalo Plata (Ecuador/Sporting Portugal): El equipo lisboeta no dejó ni siquiera acabar el Sudamericano Sub20 para firmar a uno de los jugadores que acabó estando en el XI ideal del torneo. Extermo habilidoso, siempre buscando el regate, Plata, mejor por la derecha, es una ocasión de gol constante y sus fintas dentro del área un peligro de penalti inminente.

-Stiven Plaza (Ecuador/Real Valladolid): Iba al Sudamericano como la estrella del equipo, pero el Valladolid, que le acababa de fichar, le hizo renunciar al torneo. Allí, Ecuador se proclamó campeona del evento sin el que apuntaba a ser su mejor jugador y su goleador. Ahora, un delantero tan explosivo como él deberá buscar su sitio y ganarse una titularidad que no está nada clara. Ya ha debutado con la absoluta y llega con problemas de rodilla.

-Leonardo Campana (Ecuador/Barcelona Guayaquil): Un delantero distinto, diferente, de los que cuesta ver por aspecto que sea posible llegar a ser futbolista y de los que no se cansa uno de ver cuando el balón le llega al pie. Sin él, le cuesta. Con él, un espectáculo. Inteligente a la hora de proteger de espaldas (su casi 1'90m ayuda) y con recursos siempre para marcar. Pichichi del Sudamericano Sub20 con goles de todos los colores, también ha debutado con la absoluta.

Campana/CLAUDIO REYES/AFP/Getty Images
-Alexander Alvarado (Ecuador/SD Aucas): El peligro por la banda izquierda de Ecuador. No es tan individualista como Plata, es un extremo mucho más combinativo, que tiende siempre a caracolear hacia el centro y a buscar a su mejor socio, Rezabala.

-Jordan Rezabala (Ecuador/Independiente del Valle): Pequeñito pero matón. Un problema tenerle en el campo cuando se necesita músculo, una delicia cuando Ecuador propone el balón. Puede ser el damnificado si la selección busca meter dos delanteros natos, pero no debería ser así porque es el cerebro natural de un equipo que ya funciona y que no ha de tocars.e

-José Cifuentes (Ecuador/América de Quito): Capitán del barco. Todos los demás ponen el talento individual, pero Cifuentes es el nexo común que los une. Desde el pivote, es un interior de trabajo y brega, de repliegue y llegada. Es el motor de la selección, el que no puede faltar para que Ecuador vuelva a tener éxito. Es un box to box inteligente y nada exento de calidad aunque siempre prefiere tirar más de fuerza.

-Alban Lafont (Francia/Fiorentina): Ya es uno de los mejores porteros de la Serie A y se antoja complicado que no vaya a ser el relevo generacional de Lloris. Poco que decir de un guardameta por el que la Fiorentina pagó el verano pasado casi 10 millones de euros.

Amine Gouiri/JEAN-PHILIPPE KSIAZEK/AFP/Getty Images
-Amine Gouiri (Francia/O. Lyon): Una absoluta incógnita. Gouiri era el delantero de moda en la Clairefontaine, el que rompía moldes, ese que una vez fueron Benzema, Griezmann o Trezeguet. Pero el año pasado, cuando ya se rumoreaba con su debut profesional porque no le cabían más goles con los filiales, se rompió el cruzado. Lleva toda la temporada en el dique seco haciendo preparación específica para este torneo y para ver cómo puede estar para la próxima campaña. En su haber ya tiene haber sido hace dos años Pichichi de la Eurocopa Sub17.

-Yacine Adli (Francia/G. Burdeos): Su sola presencia física ya es llamativa. Roza el 1'90m y su pelo alborotado le ha llamado a las comparaciones con Fellaini primero y con Rabiot después. Huyendo de estereotipos y en busca de unos minutos que no parecía poder tener entre el conglomerado de estrellas del PSG, en verano tomó la decisión de llegar al Burdeos para llamar a la puerta de la mediapunta en un equipo que le puede dar más posibilidades. Poco a poco ha ido teniendo minutos.

-Evan N'Dicka (Francia/Eintracht Frankfurt): No era sobre el papel el mejor zaguero de esta generación, pero su gran temporada en Alemania le debería hacer jugar un papel importante con Francia de aquí en adelante. Como central o como lateral izquierdo, N'Dicka ha jugado esta temporada casi 40 partidos profesionales. Es tremendamente rápido al corte y se suma al ataque con facilidad, aunque ha de mejorar con el balón.

-Dan Zagadou (Francia/B. Dortmund): Su perfil es exactamente el mismo que el de N'Dicka, aunque a este sí se le presuponía desde muy joven ser un jugador top. Rápido, acostado en el perfil izquierdo, Zagadou abusa mucho del balón jugado en corto y de la conducción y eso a veces no siempre va a su favor.

-Andrea Pinamonti (Italia/Frosinone): Uno de los niños bonitos del fútbol italiano. ¿Cuántos delanteros ha tenido Italia en categorías inferiores que se iban a comer el mundo y se quedaron en nada? Pinamonti amenaza peligrosamente con engrosar esa lista, aunque esta temporada, en los últimos meses, ha crecido poco a poco.

-Keito Nakamura (Japón/Gamba Osaka): Mediapunta habilidoso, del corte de los últimos que han salido de tierras niponas. Su gran Mundial Sub17 hace dos años le puso en el panorama internacional, pese a estar un poco a la sombra de las dos grandes estrellas juveniles del país: Doan y Kubo. Ya hay equipos europeos que han ido a buscarle.

-Kang-in Lee (Corea del Sur/Valencia): Con el miedo a convertirse en un nuevo proyecto de jugador coreano que acaba sin dar la talla, la perla del Valencia llega al torneo para liderar a un equipo que apenas tendrá opciones de victoria. Habiendo debutado con el primer equipo ya en todas las posiciones de la mediapunta, con Corea debería jugar detrás del delantero para tener mayor participación.

-Sekou Koita (Malí/RB Salzburg): Como delantero o como segundo punta, Sekou Koita sigue siendo el mismo jugador que triunfó hace cuatro años, con apenas 15, en el Mundial Sub17. Muy fuerte en el aspecto físico, rápido y potente con su pierna zurda, el RB Salzburgo le fichó el año pasado para tenerlo cedido.

-Nicolás Schiappacasse (Uruguay/Parma): Adaptado en banda izquierda y con algo más de físico desarrollado, Schiappacasse fue el jugador diferencial de Uruguay en el Sudamericano Sub20. Incluso en los partidos en los que jugó mal, siempre tuvo ocasiones para desequilibrar la balanza o alguna jugada individual determinante. Puede jugar como delantero centro, pero su posición ideal es acostado al perfil siniestro. Llega tocado muscularmete y tras varios meses sin minutos en Italia.

-Juan Manuel Sanabria (Uruguay/Atlético de Madrid): Es el mediocentro que hace el trabajo que no se ve. Es ese canalizador de juego entre un pivote más puro y un creador nato. Sanabria puede jugar de ambos o como enlace de ellos. Es el enlace necesario para la celeste.

-Kingsley Michael (Nigeria/Perugia): Un mediocentro box to box puro que pertenece al Bolonia y que este año ha estado cedido en Serie B pero que seguro tras el verano jugará ya en la máxima categoría.

-Andrii Lunin (Ucrania/Leganés): El portero cedido por el Real Madrid es uno de los atractivos del torneo. Con un físico ideal para la portería, la incertidumbre de saber dónde jugará el próximo curso y el aliciente por volver a verle bajo palos tanto tiempo después, Lunin, que ya ha debutado con la absoluta a las órdenes de Shevchenko, será uno de los jugadores diferenciales de una buena generación ucraniana.

-Vitalii Mykolenko (Ucrania/D. Kiev): Hay que ser muy bueno para, siendo tan joven, ser un jugador ya importante en una posición tan compleja como el lateral izquierdo. Así es Mykolenko, que desde que debutara en agosto ya no ha vuelto a saber lo que es el banquillo. También ha hecho su debut con la absoluta y ha sido para quedarse y no para foguearse. En uno de sus partidos, secó a Bernardo Silva. No es mal inicio.

-Vladyslav Supriaha (Ucrania/D. Kiev): El verano pasado el Dinamo se lo robó al Dnipro y este año, con 19, ya ha debutado con el primer equipo. Muchas esperanzas puestas en él, aunque su paso al profesionalismo va poco a poco. Este torneo puede ser su mejor escaparate.

Timothy Weah / Ian MacNicol/Getty Images
-Timothy Weah (USA/Celtic): Sobre él va a recaer el peso del ataque de Estados Unidos, toda vez que se ha quedado fuera de la lista de manera sorprendente Sargent. Resta saber si lo hará como extremo (la izquierda es donde mejor rinde) o como delantero centro, donde ha rendido muy bien en su cesión al Celtic. El hijo de George ya escribe su propio nombre lejos de la sombra del de su padre.


-Sebastian Walukiewicz (Polonia/Cagliari): La anfitriona no tiene una selección muy potente, pero sí uno de los jugadores más atractivos del torneo. Defensa central, duro, expeditivo, con salidas alocadas pero más o menos controladas al ataque. Es un jugador de raza, de los que gustan a las aficiones. Este año, cedido en Polonia, pero el año que viene dará el salto al fútbol italiano.

-Rubén Vinagre (Portugal/Wolverhampton): Frenado en proyección por la llegada a su club de Jonny, Vinagre no parece tener de todos modos muchos obstáculos para acabar haciéndose un hueco. Un lateral muy profundo, con mucha velocidad y con ciertas limitaciones aún para la hora del repliegue. Está verde para el primer nivel aún, pero son estos torneos los que hacen curtir.

-Diogo Dalot (Portugal/Manchester United): Más de 20 millones pagaron los Red Devils por él este verano, pero de momento la Premier League se le ha hecho cuesta arriba. Muchas lagunas defensivas para ser titular, Mourinho no confió en él pero desde su destitución poco a poco ha ido ganando enteros en ambas bandas y en posiciones de lateral y carrilero. Un buen comodín. Cuestión de tiempo, de partidos y de experiencia.

-Florentino (Portugal/Benfica): Uno de los nuevos niños maravilla del fútbol portugués. Mediocentro posicional que abarca mucho campo y a quien la precocidad le da un plus y un regusto por acabar las jugadas en posiciones más adelantadas. Ha terminado la temporada siendo titular indiscutible con el Benfica.

-Gedson Fernandes (Portugal/Benfica): La pareja de baile de Florentino tanto en club como en selección y quizás su mayor enemigo por un puesto. Gedson, que es algo más alocado y más ofensivo, ha visto cómo sus minutos han ido menguando con la irrupción de su compañero. En este torneo podrían jugar juntos.

-Jota (Portugal/Benfica): No confundir con Diogo Jota (Wolverhampton), este es el jugador ofensivo previo a Joao Félix. Un poco como los dos anteriores, Jota y Félix se han ido pisando mutuamente en categorías inferiores hasta que este año, cuando parecía que Jota iba a dar el salto por una simple cuestión de generación, Joao Felix ha tirado la puerta abajo.

-Trincao (Portugal/S. Braga): Puede jugar de mediapunta en las tres posiciones de ataque o como jugador más adelantado. Suele jugar mejor acompañado de otro delantero porque es un jugador poco corpulento, pero muy habilidoso y rápido cuando encara la frontal del área.

-Rafael Leao (Portugal/Lille): Una de las mayores perlas que tiene Portugal en su cantera. Formado en el Sporting Portugal, el verano pasado fue uno de los jugadores que se marchó gratis por el motín que estalló en el club lisboeta en el que aficionados y dirigentes se vieron envueltos. Este año ha evolucionado muchísimo y, aunque siempre ha sido un jugador más de banda, ha experimentado una gran evolución hasta la posición de delantero.

Rafael Leao /FRANCOIS LO PRESTI/AFP/Getty Images



Selecciones favoritas al título

-Argentina: Posiblemente presenta la nómina más amplia de jugadores talentosos. Solo falta ver cómo los juntará. Además, tiene recursos necesarios en prácticamente todas las posiciones y jugadores diferentes para distintos estilos. A los ya mencionados hay que unir el sacrificio y el despliegue físico de Mura o Sosa, la imprevisibilidad de un punta magnífico para jugar directo como Gaich y el plus que pueden dar Maroni o Aníbal Moreno.

-Portugal: Si Argentina es la que más jugadores de talento tiene, Portugal es la que tiene más jugadores ya en la élite. La experiencia en estos torneos siempre es importante y los lusos colocan en la cita a varios jugadores titulares en equipos como el Benfica.

-Uruguay: Siempre aguerridos, Uruguay sabrá potenciar muy bien su defensa. No en vano, la línea que forman Araujo, Cáceres, Méndez y Busquets es posiblemente la zaga más seria del torneo, con Acevedo haciendo de pivote y en ocasiones incluso de tercer central. Apenas tiene profundidad y prodigación en ataque, pero eso queda para Schiappacasse y Darwin Núñez.

-Francia: Por simple palmarés y por convocatoria hay que incluirles como el equipo europeo con más posibilidades junto a Portugal. Francia, que ganó este título en 2013, cuenta con jugadores con bastante experiencia e, igual que Uruguay, con una defensa muy experimentada aunque con muchas similitudes entre sus zagueros. No cabe duda que será el equipo más rocoso, aunque su debe puede ser el ataque. Encontrar a Gouiri en el gol y que Sylla y Diaby estén acertados les haría imparables.

-Ecuador: Por nombre y por escudo, el peor de los favoritos. Por once inicial, puede dar la sorpresa a más de uno. Lo que funciona no se toca. Por eso, con Cifuentes como ancla, con Rezabala, Alvarado y Plata creando y con Campana ejecutando, pueden ser imparables. En el costado izquierdo, para permitir que Alvarado combine por dentro, siempre aparecerá Palacios, un carrilero largo con mucho recorrido. Y en el banquillo, o al menos así debería ser, aguardará Plaza para cuando le toque subir una marcha más al partido. Han de controlar siempre el partido en ese ritmo tan frenético que imponen porque como otro equipo se plante ante ellos pueden acusar la fragilidad defensiva.

sábado, 20 de abril de 2019

Ravel Morrison y el talento desperdiciado

Lingard, Pogba y Morrison, con la FA CUp Youth 2011 / Getty Images
Hace no mucho, el Manchester United tenía en su cantera una generación dorada de jóvenes talentos llamados a marcar una época. Eran tan superiores a sus rivales y combinaban tan bien, que incluso se llegó a especular con que llegarían a superar a la Class of 92, aquel equipo en el que despuntarían Giggs, Scholes, Beckham, Butt y los hermanos Neville. Era 2011 y los Red Devils acababan de ganar la FA Cup juvenil con una solvencia tremenda. En la plantilla destacaban los nombres de Paul Pogba, Jesse Lingard, Will Keane (Ipswich Town), pero sobre todo, por encima de ellos, estaba Ravel Morrison.

"Nunca he visto un jugador joven con tanto talento como él", admite Río Ferdinand. "Venía a entrenar con nosotros con 16 años y podía jugar a un toque, a dos, se adaptaba a todo lo que le pedía el equipo profesional con facilidad", termina. Tampoco se queda atrás su entonces entrenador y quien le dio la alternativa, Sir Alex Ferguson, quien llegó a situarle por encima de jugadores como Giggs o Rooney en cuanto a talento y quien se refiere a Morrison en su autobiografía. "Hay algunas personas que no son mentalmente fuertes para superar los obstáculos de la vida. Ravel Morrison es posiblemente el caso más triste, porque él poseía tanto talento natural...".

Gary Neville fue el primero en establecer una comparación futbolística que luego se extendió también fuera del campo. "Es como Paul Gascoigne. Un jugador capaz de driblar a uno, a dos, a tres jugadores sin problemas". Y es que, nacido casi en el seno del club, Ravel Morrison fue creciendo bajo la lupa de Old Trafford como uno de los muchachos que podrían llegar a marcar una época. Siendo claramente coronado como el futbolista clave de ese Manchester United juvenil, Morrison brilló con luz propia en todas las categorías inferiores de Inglaterra, desoyendo siempre los cantos de sirena que le llegaban desde Jamaica, donde posee nacionalidad por sus antepasados.

Con 17 años firmó su primer contrato profesional, y solo dos días después empezaron los problemas legales que le han acompañado toda la vida y que han sido el factor determinante para que hoy, en vez de ser una estrella mundial, esté olvidado jugando en Östersund de la Liga de Suecia. Acusado de robo con intimidación cuando entró con un cuchillo en una tienda, salvó de milagro su entrada en un reformatorio y la condena fue menor, pero empezó ya a marcar un expediente que le ha acompañado toda la vida. Hizo 12 meses de servicios sociales y pagó una multa económica.

Morrison creció en Stretford, un barrio muy complicado de Mánchester, junto a su madre soltera y su abuela. Ferguson sabía que para triunfar en el United debía salir de allí, por lo que el club le ofreció varios acomodos distintos. Llegó a debutar con el primer equipo en 2010, apenas con 17 años, y jugó tres partidos más con el club. Pero la falta de oportunidades brindada porque en ese momento estaba poco centrado y tenía problemas legales hizo que con solo 19 años se marchara del club.

Morrison celebra un gol con el
West Ham / Harry Engels/Getty Images
Los pesos pesados del United intentaron disuadirle para que se quedara, pero él solo quería jugar al fútbol. Su agente, algo que él no sabía, estaba pidiendo una suma de dinero ingente por renovar y el Manchester United decidió incluso ponerle en venta antes de que su contrato expirara. La primera gran oferta le llegó del Newcastle, corroborando que el chico tenía muy buen cartel. Morrison le pidió al club que le cediera, pero el Manchester realmente ya le consideraba apto para jugar con ellos en el primer equipo, por lo que las opciones eran quedarse o irse de manera permanente. El United rechazó la oferta del Newcastle y el contrato del mediapunta se terminó ese mismo verano, cuando decidió unirse al West Ham.

Sam Allardyce, entonces a cargo de los de Londres, llamó a Sir Alex Ferguson antes de ofrecerle el contrato. "Se convertirá en un genio, pero solo si es capaz de solventar sus problemas fuera del campo".

Cuenta Ravel Morrison que cometió muchos errores de joven, pero que la mayoría de las veces ya tenía una etiqueta que le catalogaba y que era esa fama que se había granjeado la que le hacía parecer peor de lo que era. Que estaba en el momento menos adecuado en el lugar menos adecuado. Desde ciertos sectores de la voz pública, se le acusó de robar a sus propios compañeros en Old Trafford, de tener mal comportamiento, de meterse en peleas... "Nunca hice nada de eso. Lo único que una vez robé fueron unas botas de fútbol que un compañero ya no iba a usar más. Yo no salía a beber, no fumaba, no cogía el coche borracho, no tomaba drogas... todas esas cosas que sí hacen muchos jugadores, pero yo siempre era el malo. Veía esas miradas de la gente hacia mí, con miedo". "He cometido muchos errores. Pero de eso hace ya casi 10 años. Con 16, 17... Era un niño, pero hoy día me siguen preguntando por todo ello. Nunca nadie me habla de fútbol. No me dejan avanzar".

Poco antes de llegar al West Ham tuvo que lidiar con otro problema, cuando se enzarzó en las redes sociales con un aficionado al que acabó insultando de manera homófoba y siendo castigado por ello por la FA. En la disciplina de los hammers estuvo tres años, aunque durante esa época estuvo en calidad de cedido en el Birmingham, el Cardiff y el QPR, alternando siempre luces y sombras. Y es que en 2014 volvió a vivir un calvario. Su novia y la madre de su novia le acusaron de violencia de género y de amenazas. Supuestamente, Morrison había amenazado en público con desfigurarlas la cara con ácido y luego matarlas. Morrison pasó detenido tres días en prisión para luego salir bajo fianza. Tras un año de juicios, un vídeo de la escena le encontró inocente de todos los cargos que se le imputaban.

Morrison, en Atlas / Refugio Ruiz/Getty Images
Morrison quiso salir de Inglaterra y encontró acomodo en la Lazio. Allí donde había brillado Paul Gascoigne y donde otro excéntrico como Di Canio se había metido a la afición en el bolsillo, quizás encontraría su sitio. Nada más lejos de la realidad. Firmó en 2015 y se marchó hace unos meses con apenas cuatro partidos como jugador lazial. Entre medias, volvió al QPR, donde había dejado muy buenas impresiones en su primera etapa y el curso pasado lo hizo jugando en Atlas de México. "Tenía muchas ofertas de equipos de Europa, pero me informé y vi que en el país había buenos jugadores con gran cartel mundial, así que me decidí por ir allí". 

Morrison quería un cambio de aires completo. Un nuevo destino donde se olvidara por fin aquellas fechorías que había cometido siendo aún un adolescente menor de edad. Pero tampoco lo encontró. "El niño rebelde del fútbol inglés", "El delincuente que no triunfó en el Manchester" fue alguno de los titulares con los que se encontró a su llegada. Pero la pasión lo suplió todo. En México realizó muy buenos partidos.

Hace unos meses, liberado ya de su contrato con el equipo romano, Morrison, de 26 años, ha firmado con Östersund, equipo de media tabla de la Liga de Suecia. Quiere empezar de cero."El pasado, pasado está y nadie debería ser juzgado por quien fue en el pasado". En Suecia ha empezado como titular, siendo uno de los jugadores destacados del equipo jugando tanto en la mediapunta como echado en banda izquierda. Dice que lo único que quiere es jugar, que le da igual el nivel o la categoría, que solo busca ser feliz. Admite seguir manteniendo contacto con Pogba y Lingard, que no tiene ni un ápice de envidia de ellos y, además, que es seguidor del Arsenal desde pequeño. Otra historia de alguien que pudo ser y no fue.




lunes, 18 de marzo de 2019

El Clan de los Balcanes y un francés como mediador


La cercanía de Italia con los Balcanes y su Liga de primer nivel, suele acabar desembocando en que la mayoría de los jugadores de esos países acaben aterrizando en la Serie A. No es el caso, en cambio, de aquellos que hoy triunfan en el Eintracht Frankfurt, cuatro tipos hasta hace poco desconocidos y que se están destapando como auténticas joyas por la que los del equipo del río Meno se frota las manos porque todo indica podrán vender por un pastizal.

Son Ante Rebic, Filip Kostic, Luka Jovic y Mijat Gacinovic los protagonistas de una temporada en la que, junto a ellos, sobresale la figura de un Sebastien Haller que tiene como única pega para no ser delantero titular de Francia el no jugar en un equipo grande.

No hay sitio para todos, al menos en un mismo once titular, y eso implica que más o menos, salvo Kostic porque juega en una posición radicalmente distinta, todos vayan rotando entre sí y se vayan manteniendo frescos en una temporada que arrancó muy mal con la pronta eliminación de la Copa (donde defendían título) pero que ahora se encauza con la lucha por la Champions y los cuartos de final de la Europa League.

El Clan de los Balcanes más ese francés que habla serbio, al menos en el campo, suma 58 goles en lo que va de temporada. Además, entre ellos, se han repartido también 38 asistencias. Números de equipo grande. Cifras que, si se repitieran en algún club top europeo, tendría a sus protagonistas en boca de todos.

El primero en llegar fue Ante Rebic (25), rebotado de una Fiorentina donde nunca pareció explotar, intentando reencontrarse en Alemania con aquel jugador que sorprendió en Lezpig cuando el gigante de RedBull aún competía en la segunda categoría. Su pase es un poco incógnita, pues pese a que llegó por solo dos millones de euros (hoy su valor de mercado se ha multiplicado por 20), se dice que el equipo italiano se quedó con el 50% de los derechos. Rebic empezó a despuntar al final de la pasada temporada, abandonando la banda y siendo un peligro al contragolpe, certificando su gran curso destrozando al Bayern Múnich en la final de la DBF Pokal y siendo una de las sensaciones del Mundial con los cuadros de Croacia. Hoy, Rebic es la pieza que suele engranar con las dos de arriba. Suma 9 goles y 3 asistencias, números que han frenado en las últimas semanas por una lesión que le ha dejado KO.

Con él mezcla Gacinovic (24), un perfil muy distinto. Gacinovic, serbio, de aquella generación Sub20 que conquistó el Mundial en 2015 junto a Milinkovic-Savic o Zivkovic, caracolea con suma habilidad entre líneas. Es un jugador de último pase, que puede aparecer por la banda o por el centro. El sistema, donde en los costados juegan carrileros largos, hace que Gacinovic solo pueda aparecer de manera natural desde el eje de la medular. Liberado de tareas defensivas, el balcánico ha logrado 2 tantos y 7 pases de gol y su impacto sin duda ha ido mejorando con el paso de los meses. Un fichaje muy inteligente que apenas superó el millón de euros cuando solo despuntaba en la Vojvodina.

En aquella selección Sub20 no pudo estar Luka Jovic (21) porque una lesión le privó de tener actividad en los últimos meses y Paunovic decidió prescindir del chico que con 17 años entonces habría sido el jugador más joven del torneo. Jovic es quizás la estrella del equipo por su margen de proyección, por su joven irrupción y porque en él ya se han fijado todos los grandes de Europa. Bautizado desde cadete como El Falcao Serbio por sus condiciones y habilidades, no es menos cierto que hubo un momento en su hasta ahora corta carrera en el que pareció que se iba a quedar estancado en su salto al gran fútbol. Y es que no tuvo opciones en Benfica, ni en su primer equipo ni en el filial, y no fue hasta finales del curso pasado cuando empezó a demostrar que estaba en condiciones de tirar la puerta abajo.

Hoy, dice Transfermarkt que su precio de mercado es superior a 50 millones de euros. El Benfica lo fichó por 8, el Eintracht lo tiene en calidad de cedido pero también posee una opción de compra que va a realizar y que no llega a los 10. Su temporada es sensacional y sus registros ascienden a 22 goles y 7 asistencias. Aunque posiblemente, cuando leáis estos, ya los haya engordado. En Bundesliga lleva 15 dianas, a solo tres de Lewandowski, sin lanzar penaltis y habiendo jugado un tercio menos que el polaco en cuanto a minutos.

El último del Clan es Filip Kostic (26), quizás el más tapado de todos porque no juega en una posición tan adelantada para brillar. Todo pulmón, todo físico, el tercer serbio del equipo se ha adaptado desde la posición de extremo a ser un carrilero largo por la izquierda. Su precisión en el pase, su gran disparo y su físico inagotable le hacen ser el jugador nacido para jugar ahí. Sus 6 goles y sus 9 asistencias son su mejor carta de presentación. Su pase pertenece al Hamburgo, hoy en Bundesliga2, pero los de Frankfurt también tienen una opción de compra cercana a los 5 millones de euros.

Pero para orquestar todo ese mejunje, Hutter ha buscado la pieza en un francés espigado, con aspecto de todo menos de futbolista y que cuando se calza las botas es precisamente un fino estilista con alma de asesino. Si uno no ve jugar nunca a Sebastien Haller, puede pensar que es cualquier tipo de jugador menos el que realmente es. Su buen pie recuerda un poco a Kanoute. Haller costó 7 millones y hoy, siempre según Transfermarkt, su precio es de 40. A ello han ayudado sus 19 goles y 12 asistencias esta temporada. El galo parece el jugador perfecto para llevar el peso de la Francia de Deschamps, pero es muy difícil dejar de llevar al jugador con el que has ganado el Mundial, por mucho que no haya marcado un solo gol en el torneo, y más si el recambio que vas a llevar juega en un equipo de tercera fila.

La competencia en Francia es tremenda, pero en una transición justa, el delantero del Eintracht debería ser el candidato número uno para compartir delantera con Griezmann el próximo lustro hasta que alguien, con argumentos de peso, diga lo contrario. Vive el Eintracht una temporada de ensueño. Puede que solo tenga una bala, porque todo indica que este verano la espantada puede ser tremenda, para alcanzar la Champions y quién sabe si levantar un título Europeo casi 40 años después. De momento, los balcánicos no solo juegan en el campo, sino que son inseparables fuera de él y parecen reacios a romper el grupo abandonando el equipo. Pero cada jornada que pasa, eso se antoja más difícil.

miércoles, 13 de marzo de 2019

Ir a la guerra con príncipes y princesas

FILIPPO MONTEFORTE/AFP/Getty Images
Es mediados de marzo y el Atlético de Madrid ya se puede ir de vacaciones. Y no por el trabajo bien hecho antes de tiempo, sino todo lo contrario. Apeado en Copa del Rey por el Girona, expulsado de la Champions ante toda una Juventus, pero después de tener pie y medio en la siguiente fase, y a tres partidos del Barcelona en Liga tras exhibiciones difícilmente digeribles como las de Vigo o Villarreal antes de que el propio Barça te arrebatara la victoria en una situación en la que hace no mucho eras Matrícula de Honor.

El Atlético tiene la mejor plantilla de su vida, al menos la más talentosa, pero ni de lejos se trata del mejor equipo de sus más de 100 años de historia. El compromiso adoptado por jugadores de la talla de Villa, Raúl García o Tiago y toda su quinta, dista mucho de la situación actual, con futbolistas pensando más en lo personal que en lo individual, con otros con un tira y afloja económico y otros imaginándose ya cómo les quedará su futura camiseta. Todo ello, además, adornado por un sainete de lesiones que no ha sido más que un agujero todo el curso.

El Atlético cemento armado ha desaparecido. El unocerismo bien jugado ya existe con pinzas y lo que sucede cuando los resultados más o menos se van dando sin hacer grandes actuaciones es como cuando tu madre te dice que recojas la basura y acabas poniendo toda la porquería bajo la alfombra. Pues anoche, la Juventus miró debajo y claro, salió toda la suciedad a relucir.

En esa transición que parece obligatoria a jugar bonito por opinión pública, para nada sinónimo de jugar bien, el Atlético se ha perdido entre las carencias ofensivas y los defectos defensivos. Faltan jugadores como Arda Turan que sepan leer el momento del partido con y sin la pelota, o la mejor versión de un Filipe que este año ni está ni se le espera. A otros, como a Juanfran, el inexorable paso del tiempo les ha consumido, mucho más allá de que la temporada del lateral sea de notable alto.

El Atlético no ha encontrado esos jugadores preparados para la batalla de los planteamientos que van con su ADN. Esos que no sufren agazapados en 40 metros y brillan cuando las exigencias del guion lo permiten. El partido de ayer el Atlético lo jugó muchas veces desde que Simeone ha estado en el banquillo. Muy pocas lo perdió, pero en ninguna lo hizo como ayer, totalmente sometido y sin capacidad de reacción. Y hablamos del Barcelona de Messi, Neymar, Xavi e Iniesta o del Bayern también de Guardiola.

La pérdida de los dos capitanes e idiosincrasia del club de manera simultánea, Gabi y Torres, ha sido demasiado mal para un vestuario en el que no se ha sabido transmitir la marca Atleti. Sus salidas han cogido a contrapie a Saúl y Koke, a quienes ha pillado inexpertos, a Godín, que es un líder pero no ha mamado las rayas rojas y blancas y a Griezmann, que pese a ser resolutivo con goles esporádicos dista mucho de ser alguien a quien seguir fervientemente.

El partido de ayer no es sorpresa si uno sigue la tónica de la temporada. El Atleti, al trantran, ha sacado mejores resultados de los que dicen sus sensaciones. El cruce contra el gigante italiano viene de una jornada europea en la que no se supo rematar la primera plaza del grupo ante el Brujas, rival inferior y sin nada en juego; la Copa del Rey se perdió ante el Girona en un duelo de vuelta en el que los catalanes hicieron tres goles en tres tiros y la Liga ha sido un sinfín de tropiezos y empates en plazas donde antes ni uno se pensaba hincar la rodilla.

Los fichajes de Lemar, Gelson o Kalinic no han aportado absolutamente nada. Mención especial la del francés que, siendo el fichaje más caro de la historia del club, a día de hoy no ha demostrado un rendimiento mejor al que pudieran dar jugadores de la talla de Fran Mérida o Miguel de las Cuevas. Otros, como Arias, han sido un continuo de luces y sombras. Correa, y aquí escribe su más fiel defensor, lleva meses estancado en ese torbellino que quiere hacer a cada jugada. Saúl, quizás condicionado por el trabajo multiusos que debe hacer, jugando cada día en una posición e incluso en tres distintas en un mismo partido, está muy lejos de su mejor versión y Griezmann, a quien más responsabilidad se exige, ha aparecido mucho en partidos triviales y poco en envites necesarios.

Lo de anoche, por la trayectoria reciente, más que decepcionante era esperado, aunque no por muy posible deja de ser descorazonador. El Atlético de Simeone, bautizado como el Atleti de los violentos por aquellos a los que molestaba su imbatibilidad, nació para la guerra. Pero con el paso de los años, ha perdido lustre. Han llegado jugadores mejores. O al menos con mejor cartel. Pero muy lejos de ser jugadores aceptables para un sistema de todo o nada. No se puede ir a la guerra con príncipes y princesas.




miércoles, 6 de marzo de 2019

Paradigma Petrucci: un caso excepcional

Mirco Lazzari gp/Getty Images
Acostumbramos desde hace más de 10 años a ver más o menos las mismas caras en la parrilla de MotoGP. Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo y Valentino Rossi jugándose los títulos y las victorias con el invitado especial Casey Stoner, cuyo paso por la categoría fue tan efímero como excepcional. Qué bonito habría sido que no se retirase el canguro más rápido de la tierra porque de su talento y agresividad en pista habría nacido una posible batalla de leyenda. La que a buen seguro habríamos disfrutado con Marc Márquez.

Y es que los tiempos han cambiado y aunque Stoner y Pedrosa ya se hayan bajado de las dos ruedas, han aparecido muchachos nuevos con mucho hambre, como Maverick Viñales, al que se ha unido un Andrea Dovizioso que ha dado varios pasos adelante cuando ya casi nadie confiaba en él. La familia de Los Fantásticos ha ido ampliándose cada vez más hasta el punto que alguno se ha tenido que quedar sin moto competitiva. Hay tres equipos que brillan con luz propia. Las monturas oficiales de Yamaha, Honda y Ducati son las seis patas negras de pedigrí que separan el grano de la paja y que marcan un poco la línea. Ganar con una que no sea ellas es poco más que utópico siempre que no sea una carrera catastrófica, y a una de ellas se sube hoy Danilo Petrucci, cuyo recorrido hasta ser uno de los firmes candidatos no ha sido para nada el habitual.

La carrera hasta las motos grandes suele ser siempre más o menos la misma. 125cc y 250cc de antesala a la lucha con los mejores, convertida desde hace años en Moto3 y Moto2. Por ahí pasaron los ya citados Rossi, Márquez, Dovizioso, Pedrosa, Viñales o Lorenzo, logrando por lo general entorchados en todas las cilindradas. De los 22 pilotos que habrá el domingo en parrilla, en el primer gran premio de la temporada, todos salvo cuatro se habrán fogueado en todas las categorías inferiores antes de dar el gran salto: Crutchlow, Miller, Syahrin y Petrucci. Si bien, en el caso del malayo y el australiano, la cosa es un poco a medias, pues el primero entró al Mundial directamente en Moto2 y el aussie saltó desde Moto3 a la máxima categoría en una historia que también es difícil de ver.

Por su parte, Crutchlow encontró acomodo directamente desde las Superbikes, tras ser campeón de Supersport en 2009 y lograr un quinto puesto en 2010 en SBK en una fórmula que sí hemos visto más a menudo con las llegadas directamente desde el otro campeonato de pilotos como Toseland, Vermeulen, Hopkins, Ben Spies o Colin Edwards.

Antes de cumplir los 17 años, Petrucci se inició en el Campeonato europeo de Superstock 600. Y todo sea dicho, sus números no fueron los mejores, logrando solo cuatro victorias en los tres años que estuvo. Las consiguió todas en el último año, lo que le dio pie a escalar algún peldaño más y entrar a formar parte de la FIM Superstock en 2010, la antesala de las Superbikes. En su segundo año mantuvo una lucha maravillosa con su compatriota Davide Giugliano, que al final acabó haciéndose con el título y logrando quizás el que fuera mejor premio: un asiento en Superbikes, con la Ducati oficial como compañero de un Carlos Checa que venía de ser campeón. Vamos, la moto más competitiva de la categoría.

Petrucci, olvidado porque nadie se acuerda del subcampeón, buscó suerte en el campeonato de MotoGP, en el equipo Ioda, subiéndose a lomos de una Aprilia en lo que era un proyecto totalmente experimental que parecía no iría ir a ningún sitio. El italiano acabó el Mundial 19º, con 27 puntos, y desde entonces no ha hecho más que crecer. Nadie le ha regalado nada. Continuó así dos años más, peleando en el fondo de la parrilla y logrando resultados claramente por encima de la montura que llevaba, hasta que en 2015 Ducati y su equipo satélite llamaron a su puerta. Y eso que parecía condenado firmemente a hundirse durante un par de años en el fondo de la parrilla hasta desaparecer, como Alex Hoffoman, James Ellisson o Andrew Pitt. Pero no.

Heredando la moto que dejaba Andrea Iannone, que subía al equipo oficial, Petrucci iba a montar siempre una Desmosedici anterior al año natural pero con la que Iannone había demostrado se podían hacer cosas interesantes. Y así, en su primer año, el salto de Danilo fue mayúsculo, logrando un segundo puesto en Silverstone en una carrera bien pasada por agua en la que incluso pudo haber ganado al mismo Rossi.

En cuatro años en el equipo B de Ducati, Petrucci ha subido seis veces al cajón (cuatro veces segundo y dos veces tercero) pero todavía nunca ha conseguido ganar. Su ascenso ha sido tan notorio, que en los dos últimos años ha llevado la misma montura que los pilotos oficiales de la marca y ahora, tras cuatro años trabajando en la sombra, le ha llegado la oportunidad. Por primera vez en su vida, Danilo Petrucci, a sus 28 años, tendrá una moto pata negra, una Ducati oficial. Nadie le ha regalado nada, su camino hasta MotoGP ha sido un camino de espinas y difícil de repetir y esta temporada todas las miradas se van a centrar en él, el chico que fue capaz de bajar del sillín a uno de los fantásticos y cuyo rendimiento y regularidad todas las semanas con los mejores aún está por ver.

viernes, 22 de febrero de 2019

Aimar Centeno, al Real Madrid gracias a un reality show

Año 2002. Miles de niños de entre 12 y 17 años aguardan cola rodeando el Campo Argentino de Polo, en Buenos Aires, Argentina. Allí va a tener lugar uno de los eventos más importantes para la sociedad sudamericana de la época moderna: Camino a la Gloria, un reality show dirigido por Mario Pergolini y emitido en Canal 13. En él, un grueso número de críos tendrán que batallar para ganar el gran premio: una prueba con el Real Madrid. ¿La única exigencia?: ser el mejor de todos. Solo podrán formar parte del concurso aquellos que accedan al estadio entre las 7 y las 9 de la mañana.

Aimar Centeno, de 16 años, lleva haciendo cola con sus amigos desde las 4 de la mañana y, aun así, está muy cerca de quedarse fuera. Entra a las 8:50, por los pelos, y es uno de los 12.000 chicos entre 12 y 17 años que formará parte del programa televisivo. Para ello, se ve obligado a dejar sus estudios.

“De entre todos ustedes saldrá la estrella del futuro“, anunciaba Pergolini a los aspirantes, hambrientos de gloria, sedientos de esos talentos en fuga de una Argentina que no vivía su mejor momento social. El gancho del Real Madrid era demasiado bueno para dejarlo escapar, incluso para los que entonces simpatizaban a lo lejos con el Barcelona. A los participantes se les dividió en grupos de 12 y se les dejó únicamente 15 minutos para demostrar su valía. El primer corte lo pasaron pocos, pues de esa primera criba apenas quedaron 2.500 jugadores.

Cada lunes, tras la cena, toda Argentina se unía entorno a sus televisores para ver quién seguía y quién no en el Gran Hermano del fútbol. Tras el segundo corte, solo 400 mantuvieron intactas sus esperanzas. A medida que el torneo avanzaba el programa ganaba en audiencia, los supervivientes en ilusión. José Basualdo, Roberto Perfumo, Carlos Mac Allister y Javier Castrilli componían el jurado. Dos futbolistas internacionales con Argentina, un jugador con una experiencia dilatada en Boca Juniors y un árbitro internacional por la FIFA. Ellos decidían quién valía y quién no. Cada semana eliminaban una ingente cantidad de sueños, hasta que decidieron que la suerte iba a quedar en dos chicos: Aimar Centeno y Santiago Fernández.

Un nuevo anuncio fue hecho para promocionar entonces la gran final. Además del Real Madrid, el vencedor tendría como premio un coche y un cheque con una gran cantidad de dinero. El perdedor, que no se podía ir con las manos vacías, sería incluido en la lista de representados de Gustavo Mascardi, junto a Verón, Crespo, Sorín, Palermo, Ayala, el Piojo López, Aimar o Marcelo Salas. Aimar Centeno resultó ser el ganador.

Extremádamente tímido, cuenta Juan Pablo Meneses en su libro Niños Futbolistas, que fue llevado a su pueblo natal, Agustín Roca, en Buenos Aires, donde se le subió en lo alto de un coche descapotable para ir saludando a los cerca de 1000 habitantes que engloba el pequeño municipio. A sus 16 años, ya era la persona más célebre del lugar y, por un corto periodo de tiempo, uno de los más destacados del país entero.

Aimar Centeno, con Míchel
Tomó un avión por primera vez en su vida, junto a su padre y un conglomerado del programa, que iba a grabar el último episodio con todo lo que sucediera en la capital española. La expectación puesta en el chico era desmedida, pero ni él mismo se lo terminaba de creer. “No he podido entrar en Argentinos Juniors… ¿Y voy a pasar una prueba con el Real Madrid?”, llegó a susurrar durante el vuelo a uno de los integrantes de su séquito. Nada más aterrizar empezó toda la parafernalia. Visita al Santiago Bernabéu, donde conoció a Emilio Butragueño y Vicente del Bosque. Tour por el estadio, unas fotos en el museo y directo a la Ciudad Deportiva a entrenar. Sin tiempo de adaptación al clima español, sin descanso tras 15 horas de vuelo, sin tener siquiera en cuenta el jet lag. Iba a pasar su prueba con el segundo equipo, pero como todo estaba siendo grabado y Real Madrid TV también estaba ya en el ajo, Zidane, Figo, Ronaldo y un sinfín de estrellas de la primera plantilla desfilaron para presentarse al chico, mientras los compatriotas Solari y Cambiasso le soltaban algún chascarrillo para calmarle.

El entrenador preparó el partidillo y en la primera pelota que tocó Aimar se desfondó. Quería triunfar y puede que tuviera condiciones. Nada más recibir el balón, condujo bien, con equilibrio, balanceado hasta llegar a poner un centro con el alma en el que sintió un pinchazo. Se quedó cojeando y no pudo terminar el entrenamiento. No había pasado ni un minuto. La producción del programa se planteó hacer como si nada hubiera pasado, pero era imposible. No había otra imagen suya en el campo, había sido la única pelota que había tocado y todo el mundo vería qué había sucedido. Aimar estuvo unos días más entrenando con el Real Madrid, pero junto a los lesionados. “Después de la lesión volví a entrenar con ellos, pero psicológicamente fue demasiado“, admite él. Tuvo sus minutos de gloria en la televisión, donde llegó a compartir programa con un Fernando Torres que estaba emergiendo, apareció en portada tanto en AS como en Marca, pero como futbolista nunca nada más se supo de él.

Volvió a Argentina y allí lo fichó River Plate, también para su equipo reserva, donde compartió equipo con Radamel Falcao y Augusto Fernández. Pero apenas pudo mantenerse en el club unos meses. Fue a Rosario Central, donde volvió a tener un paso fugaz y cada vez bajando menos el listón. Su último intento de ser profesional le llegó cuando fue cortado de Chacarita. Ahí se dio cuenta que nunca iba a poder jugar en Primera División y dejó el fútbol a un lado, solo como hobby. Trabajó de conserje, de tendero, de camionero. Estuvo muchos años encargándose del reparto de Coca Cola en su zona y ahora vuelve a ser camionero. Juega para el equipo de su barrio, Origone FC, donde es la estrella destacada y cuando pasea por Buenos Aires, admite que a veces la gente le sigue reconociendo, aunque haga ya 15 años del programa y él no haya vuelto a ser una persona pública desde entonces.

Aimar, con el equipo de su pueblo