martes, 3 de noviembre de 2015

Mundial Sub17 (2015): Sekou Koita, el factor diferencial


Puede presumir Malí de tener una generación dorada del fútbol para la próxima década. Si bien el país nunca ha disputado un Mundial de la máxima categoría ni ha conseguido ganar una Copa África en toda su historia, una luz de esperanza ha nacido con las últimas actuaciones de los equipos Sub20 y Sub17 tanto en torneos continentales como en eventos internacionales. Muy lejos queda ya ese 1999 donde en el Mundial Sub20 los africanos subieron al tercer peldaño de la clasificación final liderados por un Seydou Keita que se alzaría con el galardón al mejor jugador del torneo, y que a la postre se ha considerado como el mejor futbolista de la historia del país. Los malienses han repetido tal hazaña en el Mundial Sub20 celebrado este mayo en Nueva Zelanda, y Adama Traoré (AS Mónaco) ha emulado a su ídolo para lograr el premio al mejor jugador del torneo.

Una hazaña que hoy pretende igualar, e incluso mejorar, el equipo Sub17 que comanda Sekou Koita (15 años, Malí). Sí, 15 años tendrá el chico cuando haya finalizado el torneo la próxima semana. Uno de los más jóvenes jugadores del torneo a quien el desparpajo le rezuma por las orejas. Es zurdo, creo. Y escribo creo porque conduce con la izquierda haciendo slaloms con sus jugadores como en los entrenamientos, pero su facilidad para cambiar el balón de pierna en la carrera y para disparar con la derecha bien hacen dudar cuál de las dos es la menos buena, que no la peor. Su carta de presentación ya la puso de manifiesto en el debut ante Bélgica, un partido que ahora deberán repetir en semifinales donde no existirá margen de error para llegar a la final.
                                                                                                                                               
La puesta en escena de los africanos, que venían de ganar el primer título para el país haciéndose con la Copa África Sub17, ante una Bélgica subcampeona de Europa, fue un auténtico paseo militar falto de gol. Los europeos nunca cruzaron la línea divisoria mientras que la puntería privó a los africanos irse a casa con un marcador propio de otro deporte. El empate a cero no hizo justicia a los 21 disparos que los malienses realizaron sobre la meta de los Red Devils, pero aquel día pareció claro que ni jugando todo el día y teniendo el arco iris como objetivo se desharía el empate.

Koita / MADDIE MEYER / GETTY
Rápido se pudo ver que Sekou Koita, con el dorsal 20 a la espalda, era el que comandaba el ataque, el factor diferencial, como también lo hizo en la Copa África. En el primer balón que tocó abrió la boca de quienes estaban viendo el partido y despertó a los que estaban aletargados. Agarró la pelota en la derecha y cruzó en vertical todo el campo dejando en el sitio a cinco rivales para que su centro chut fuera rematado por un compañero en fuera de juego en un gol que no subió al marcador. En el segundo, su disparo se estrelló en la escuadra e hizo temblar los cimientos de todo el estadio. 

Koita juega con libertad absoluta en la mediapunta como otros jugadores del continente que ya hemos visto en torneos de este estilo. Su potencia, tanto de zancada, como de disparo, como física, es impropia para un jugador de su edad, y su altura (1'70m) es ideal para el estilo de jugador que es. Rápido de piernas, chico de moverse entre líneas, buen asistente. Sirvió a sus compañeros tres pelotas de gol claras que no supieron aprovechar en ese debut ante Bélgica y quedó claro que a poco que afinaran la portería, iban a llegar lejos. 

Koita es electricidad pura. Un gol suyo, el único que lleva hasta la fecha, le dio el pase a semifinales al equipo ante una Croacia que había dejado con mucho mérito a Alemania en la cuneta. Nunca sabes por dónde va a salir del regate o a qué lado va a asistir y utiliza esa cualidad como mejor baza. No duda a la hora de disparar desde la frontal y sólo la falta de algo de suerte (ya lleva cuatro lanzamientos al palo así) le privan de estar arriba en la tabla de goleadores. Koita conduce con peligro, lleva el ataque de los de Malí como una manada que va a buscar a su presa y no suele equivocarse en su eleción. Juega en el USC Kita, equipo de la Segunda División de Malí que comenzará la próxima temporada jugando en Primera, pero el escaparate mundial y el prestigio ganado en los últimos meses le colocan ya en la órbita de grandes clubes. Su edad y la imposibilidad de firmar un contrato aún hacen que su fichaje sea prohibitivo pero su nombre ya está en las mejores agendas. De momento, gracias a su hacer, Malí ya ha ganado el primer trofeo en su carrera, aunque sea en la categoría Sub17, y por el buen camino va para lograr otro con él como principal culpable. 

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