miércoles, 6 de marzo de 2019

Paradigma Petrucci: un caso excepcional

Mirco Lazzari gp/Getty Images
Acostumbramos desde hace más de 10 años a ver más o menos las mismas caras en la parrilla de MotoGP. Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo y Valentino Rossi jugándose los títulos y las victorias con el invitado especial Casey Stoner, cuyo paso por la categoría fue tan efímero como excepcional. Qué bonito habría sido que no se retirase el canguro más rápido de la tierra porque de su talento y agresividad en pista habría nacido una posible batalla de leyenda. La que a buen seguro habríamos disfrutado con Marc Márquez.

Y es que los tiempos han cambiado y aunque Stoner y Pedrosa ya se hayan bajado de las dos ruedas, han aparecido muchachos nuevos con mucho hambre, como Maverick Viñales, al que se ha unido un Andrea Dovizioso que ha dado varios pasos adelante cuando ya casi nadie confiaba en él. La familia de Los Fantásticos ha ido ampliándose cada vez más hasta el punto que alguno se ha tenido que quedar sin moto competitiva. Hay tres equipos que brillan con luz propia. Las monturas oficiales de Yamaha, Honda y Ducati son las seis patas negras de pedigrí que separan el grano de la paja y que marcan un poco la línea. Ganar con una que no sea ellas es poco más que utópico siempre que no sea una carrera catastrófica, y a una de ellas se sube hoy Danilo Petrucci, cuyo recorrido hasta ser uno de los firmes candidatos no ha sido para nada el habitual.

La carrera hasta las motos grandes suele ser siempre más o menos la misma. 125cc y 250cc de antesala a la lucha con los mejores, convertida desde hace años en Moto3 y Moto2. Por ahí pasaron los ya citados Rossi, Márquez, Dovizioso, Pedrosa, Viñales o Lorenzo, logrando por lo general entorchados en todas las cilindradas. De los 22 pilotos que habrá el domingo en parrilla, en el primer gran premio de la temporada, todos salvo cuatro se habrán fogueado en todas las categorías inferiores antes de dar el gran salto: Crutchlow, Miller, Syahrin y Petrucci. Si bien, en el caso del malayo y el australiano, la cosa es un poco a medias, pues el primero entró al Mundial directamente en Moto2 y el aussie saltó desde Moto3 a la máxima categoría en una historia que también es difícil de ver.

Por su parte, Crutchlow encontró acomodo directamente desde las Superbikes, tras ser campeón de Supersport en 2009 y lograr un quinto puesto en 2010 en SBK en una fórmula que sí hemos visto más a menudo con las llegadas directamente desde el otro campeonato de pilotos como Toseland, Vermeulen, Hopkins, Ben Spies o Colin Edwards.

Antes de cumplir los 17 años, Petrucci se inició en el Campeonato europeo de Superstock 600. Y todo sea dicho, sus números no fueron los mejores, logrando solo cuatro victorias en los tres años que estuvo. Las consiguió todas en el último año, lo que le dio pie a escalar algún peldaño más y entrar a formar parte de la FIM Superstock en 2010, la antesala de las Superbikes. En su segundo año mantuvo una lucha maravillosa con su compatriota Davide Giugliano, que al final acabó haciéndose con el título y logrando quizás el que fuera mejor premio: un asiento en Superbikes, con la Ducati oficial como compañero de un Carlos Checa que venía de ser campeón. Vamos, la moto más competitiva de la categoría.

Petrucci, olvidado porque nadie se acuerda del subcampeón, buscó suerte en el campeonato de MotoGP, en el equipo Ioda, subiéndose a lomos de una Aprilia en lo que era un proyecto totalmente experimental que parecía no iría ir a ningún sitio. El italiano acabó el Mundial 19º, con 27 puntos, y desde entonces no ha hecho más que crecer. Nadie le ha regalado nada. Continuó así dos años más, peleando en el fondo de la parrilla y logrando resultados claramente por encima de la montura que llevaba, hasta que en 2015 Ducati y su equipo satélite llamaron a su puerta. Y eso que parecía condenado firmemente a hundirse durante un par de años en el fondo de la parrilla hasta desaparecer, como Alex Hoffoman, James Ellisson o Andrew Pitt. Pero no.

Heredando la moto que dejaba Andrea Iannone, que subía al equipo oficial, Petrucci iba a montar siempre una Desmosedici anterior al año natural pero con la que Iannone había demostrado se podían hacer cosas interesantes. Y así, en su primer año, el salto de Danilo fue mayúsculo, logrando un segundo puesto en Silverstone en una carrera bien pasada por agua en la que incluso pudo haber ganado al mismo Rossi.

En cuatro años en el equipo B de Ducati, Petrucci ha subido seis veces al cajón (cuatro veces segundo y dos veces tercero) pero todavía nunca ha conseguido ganar. Su ascenso ha sido tan notorio, que en los dos últimos años ha llevado la misma montura que los pilotos oficiales de la marca y ahora, tras cuatro años trabajando en la sombra, le ha llegado la oportunidad. Por primera vez en su vida, Danilo Petrucci, a sus 28 años, tendrá una moto pata negra, una Ducati oficial. Nadie le ha regalado nada, su camino hasta MotoGP ha sido un camino de espinas y difícil de repetir y esta temporada todas las miradas se van a centrar en él, el chico que fue capaz de bajar del sillín a uno de los fantásticos y cuyo rendimiento y regularidad todas las semanas con los mejores aún está por ver.

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