martes, 19 de marzo de 2013

Bye bye, Sir Michael

Era el 6 de mayo de 1997. Contra todo pronóstico, el Liverpool caía por 2-0 en el campo del Wimbledon -hoy refundado como MK Dons-. El equipo entrenado por Roy Evans se encontraba en la segunda plaza y se jugaba la liga, mientras que los locales, hoy en League One, luchaban por plazas europeas.

Ante la imposibilidad de batir al meta rival, en el minuto 57 Evans echó una mirada rápida a los jugadores que calentaban en la banda y le llamó. "¡Tú, Michael!". Sin saberlo, había nacido una estrella. Con menos de 1.70 cm de altura,  y con 17 años, 4 meses y 23 días de edad, un imberbe Michael Owen saltaba al campo con una camiseta con el dorsal 18 que le podría servir casi de camisón. Nada más salir, el temido y violento Vinnie Jones le dio la bienvenida, le presentó sus credenciales y le enseñó cómo se jugaba en Primera y cómo jugaba él. Ya me entendéis.

Bajito, débil, joven y tímido. Lo tenía todo para ser intimidado, pero Michael era distinto. Sólo 17 minutos después, ya había perforado la portería de Neil Sullivan y permitía soñar a los Reds con luchar por el título. El Liverpool perdió el partido y no terminó campeón por varios puntos de diferencia, pero había ganado un futuro.
Michael Owen Debut
Karl-Heinz Riedle, flamante fichaje del Liverpool aquel verano, afirmó no conocer al tal 'Owen' que tan por las nubes ponían antes de su llegada. Nada más llegar a su nuevo club y ver un par de entrenamientos tuvo que retractarse. "Es increíble, le ves jugar y te das cuenta de todo lo que hace y sólo tiene 17 años. En uno o dos años será un jugador muy grande", confirmaba el alemán. No se equivocaba. A la siguiente temporada, su buen estado de forma y la irregularidad de Robbie Fowler le llevaron a disputar toda la campaña anotando 18 goles. Los premios no se iban a hacer esperar: Máximo goleador del año, mejor jugador del año, mejor jugador joven del año y la llamada de la selección. Owen iba a jugar el Mundial 1998 con Inglaterra.

Premio Jugador del año
Meses antes ya había debutado con la selección siendo con 18 años, 1 mes y 28 días el jugador más joven en jugar con Inglaterra -luego superado por Walcott y Rooney-.

Durante el torneo estuvo a la sombra de Sheringham en los dos primeros encuentros, pero sus actuaciones como revulsivo le dieron la titularidad en el partido definitivo y en el cruce de Octavos de Final, su consagración. Si bien contra Rumanía marcó siendo el jugador más joven en marcar un gol en un Mundial, contra Argentina anotó un gol que quedó para el recuerdo de todos y dio la posibilidad de soñar a los pross.  Batistuta había adelantado a los albicelestes y Alan Shearer había empatado la contienda. Owen no quiso perderse la cita de históricos depredadores del área.

Arrancó desde el medio del campo controlando de espuela una asistencia de Beckham, dejó atrás a Chamot con un cambio de ritmo endiablado y encaró a Ayala, amagó por la izquierda, se fue por la derecha con suma facilidad y evitó la salida de Roa colocando el balón en la escuadra más lejana. Todo el estadio se levantó a aplaudir la joya que acababan de presenciar realizada por un joven que vestía de blanco, que llevaba el 20 a la espalda y que no sabía hacer otra cosa que sonreír. Sólo tenía 18 años y ya se había puesto el mundo por montera. Después, el eterno Zanetti empataría tras una jugada ensayada de locura de Passarella, Beckham se autoexpulsaría al agredir a Simeone y Argentina se clasificaría en la tanda de penalti, una tanda en la que Owen volvía a poner el balón en la misma escuadra.



Una temporada después repitió sus números con 18 goles en liga, sólo superado por Yorke (19) y Hasselbaink (21), pero el Liverpool no sólo no ganó el campeonato, sino que la campaña fue horrorosa y el equipo terminó en mitad de tabla.

Owen FA Cup (2001)
Owen estaba creciendo a pasos agigantados. Por encima de sus posibilidades que dirían algunos ahora y en su cabeza sólo cabía el gol. Sin saber que se le venía encima el peor enemigo de los futbolistas: las lesiones. La 1999-2000 fue muy extraña. Reduciendo sus apariciones y sus goles  a causa de los primeros problemas físicos de su carrera, Owen fue el líder del combinado nacional que fracasaría con estrépito en la Eurocopa 2000 tras estar inmerso en el grupo de la muerte.

Sin saberlo, inició en la 2000-2001 la mejor temporada de su vida en la que iba a escribir su nombre en el hueco de unos pocos elegidos para pasar a la historia como una leyenda. Y es que pese a las nuevas lesiones musculares que le dejaron fuera 2 meses de la temporada, el Liverpool se alzó a final de junio con la FA Cup -ganando al Arsenal con una exhibición y doblete de Michael-, con la Copa de la Liga -hoy llamada Capital One Cup-, con la UEFA en una final antológica frente al Alavés, para seguir encumbrándose en ese mismo 2001 con la Community Shield y la Supercopa de Europa tras batir a Manchester United y Bayern de Munich respectivamente, con Owen marcando los dos goles decisivos. Además, en liga, el equipo acabó 3º dando opción a jugar la siguiente temporada en Champions League. El debut con los mayores.

Para culminar un año mágico fue condecorado con el Premio Balón de Oro 2001 que designaba al mejor jugador del mundo de ese año.

Owen con el Balón de Oro (2001)
Cada día estaba mejor el Liverpool y cada día Owen era más grande. Sólo tenía 21 años, pero consiguió, una temporada más, terminar como máximo goleador del equipo con 19 goles pese a las nuevas lesiones musculares. En Europa, el equipo del Mersey fue eliminado por el Bayer Leverkusen que terminaría como subcampeón del torneo. Pero él necesitaba títulos. Un año en blanco era demasiado para él.

En la 2002-2003 el Liverpool terminó siendo campeón otra vez de la Copa de la Liga con otra soberbia actuación del "10". Pero las cosas en liga no terminaron bien y el equipo quedó fuera de los puestos Champions. Owen crecía por encima del equipo, al que le iba a dar una última oportunidad, el equipo de sus amores. Una última oportunidad que no fue satisfactoria con el Liverpool quedando a 30 puntos del líder y otra vez con el delantero manteniendo el tipo. Era el momento de su marcha. Nunca imaginaba que los mejores momentos de su carrera ya habían pasado, con sólo 24 años, y que todo lo que iba a venir iba a ser peor.

Antes de fichar por otro club disputó con Inglaterra la Eurocopa 2004, volviendo a marcar en la competición y llegando hasta los Cuartos de Final, superados por Portugal -otra vez en los penaltis-, anfitrión y posteriormente subcampeón del torneo.

Owen en la presentación oficial
Sin tiempo para descansar y sin darse cuenta se había convertido en uno de los galácticos de Florentino Pérez. Allí se encontró con Ronaldo y Raúl, que le privaron de ser titular, y con Morientes, con quien incluso luchaba para ser el tercer delantero. Jugó 36 partidos en liga, siendo en 20 de ellos titular y sólo completando 6 encuentros enteros. Convirtió 14 goles y se le empezó a tratar como el jugador número 12. "Juega los últimos minutos y siempre marca", decían de él. No les faltaba razón. Con un Ronaldo encendido y con un Raúl que jugaba más por lo que había sido que por lo que era, el inglés esperaba su oportunidad desde el banquillo con menos minutos sobre el terreno de los que merecía.

Además, no marcaba goles para maquillar el resultado, sino que lo hacía en momentos puntuales para dar puntos a los blancos o para sentenciar a equipos como el Barcelona. Un gol cada 135 minutos era su ratio, mientras que Ronaldo hacía uno cada 134 y Raúl marcaba cada 285 minutos. No había color, pero sí para Vanderlei Luxemburgo. Había coincidido la mejor temporada física con la que menos minutos había disputado. Se sentía infravalorado y desaprovechado y el Real Madrid no se podía permitir el lujo de tener a un jugador de su clase en el banquillo, por lo que ambas partes decidieron que su salida era lo mejor.

Un año después, terminaba su aventura por España y volvía a Inglaterra, a un Newcastle que había pagado 25 Millones de euros por él y que tenía un proyecto serio para pelear con los grandes de Inglaterra años después. Owen llegó lesionado y se perdió el principio de temporada con los magpies. Durante todo el año arrastró problemas musculares pero, en diciembre, llegó la peor noticia. Se había roto un dedo del pie, su temporada se había terminado y peligraba el Mundial 2006. El calvario había empezado.

"Es frustrante, pero todo el mundo sufre lesiones. Lo único que me consuela es que aún queda mucho para el Mundial", señaló en su día el 'Golden Boy'. Se le metió entre ceja y ceja jugar el Campeonato del Mundo y volvió en la penúltima jornada de la liga para ilusionar a toda Inglaterra. ¿Había vuelto para quedarse? Lo peor estaba por llegar

En el minuto 3 del tercer partido de la Fase de Grupos el balón le cayó en banda. Él controló y lo devolvió, pero en un sólo segundo, su fútbol se había terminado. Un mal apoyo acababa de terminar con esa chispa que sólo él poseía y que le hacía diferente. Como el 'Sir' que siempre fue -y que algún día le otorgarán de forma oficial- se marchó gateando hasta la banda para no interrumpir el partido. Sus ligamentos de la rodilla ya estaban rotos y las pruebas lo revelarían un día después. Maldito pase, fatídico momento. El momento fue terrible


"Es una gran pérdida, esperamos hacerlo bien en Alemania y poder dedicárselo a Michael", señaló tras el partido Eriksson, entonces seleccionador inglés. Inglaterra no pasó de Cuartos de Final, pero Owen ya se había vuelto antes para casa. Sólo tenía 26 años, aunque ya llevaba casi una década en lo más alto. La caída ahora venía en picado. Sólo disputó 3 partidos con el Newcastle en la siguiente temporada. Casi un año en blanco. Demasiado. La recuperación fue dura y no tuvo más remedio que reciclarse. Iba a volver a marcar, iba a volver a dar tardes de gloria y a levantar a la Toon Army de sus asientos, pero ya no era el mismo, ya no era Owen. Casi 30 partidos con 16 goles servían para demostrar que siempre había sido grande, pero había perdido su esencia. Dejó de ser ese jugador rápido y hábil con un cambio brutal de ritmo y se convirtió en un oportunista como lo era Raúl, quizás el jugador que se cruzó en su carrera cual gato negro.

Un año más tarde llegaría un nuevo varapalo. El equipo del noreste de Inglaterra había juntado a jugadores como Coloccini, Given, N'Zogbia, Geremi, Jonás, Duff, Viduka, Nolan, Barton o Martins para intentar el asalto a la liga sin saber lo que se les venía encima. El descenso. Desde el primer minuto de la temporada las cosas fueron mal, Owen nunca estaba al 100% . La derrota en la última jornada consumó el descenso de las urracas, y eso que Michael había entrado en la recta final para intentar salvar al equipo. Y cerca estuvo de hacerlo, pero el empate no llegó.

Sin darse cuenta habían pasado 4 años de su carrera. 4 años perdidos desde aquella fatídica lesión del dedo del pie. Sólo le faltaban un par de meses para cumplir los 30. Abandonó Newcastle pero no tenía ofertas. Sonó para Villarreal y Atlético de Madrid, pero se decía que estaba acabado. Y entonces, apareció Ferguson para brindarle una última oportunidad en un grande. Quería tener su nuevo Solsjkaer. En el fondo Owen seguía teniendo cara de niño y siempre había sido un asesino. ¿Por qué no?

Con los Diablos Rojos fue campeón de Liga -su sueño hecho realidad-, volvió a ganar la Copa de la Liga marcando el gol de la victoria y sintiéndose de nuevo jugador. Además marcó en el último minuto el gol de la victoria frente al Manchester City en uno de los mejores derbis que se recuerdan. Un año después volvería a ganar la Community Shield y se quedaría a las puertas de la Champions League al perder la final contra el Barcelona. Pero su participación en ese último año había descendido considerablemente hasta el punto que en la siguiente (2011-2012), sólo iba a jugar un encuentro de liga entre lesiones y decisiones técnicas.

Y cuando su retirada estaba más que próxima, el Stoke City le dio una nueva oportunidad. El equipo en el que hoy milita realiza posiblemente el fútbol que menos se ajusta a sus características como jugador -más aún ahora con su edad y sus problemas físicos-.

Hoy Michael Owen ha anunciado que se retira a final de temporada. Hoy, hemos sabido el día que le diremos adiós a una estrella para dar paso a una leyenda. Gracias, Sir Michael.


1 comentario:

  1. Excelente articulo! Los mas jovenes quizas nunca respetaran a este jugador como lo que llego a ser, pero para los que crecimos con él y vimos sus mejores anios siempre sera una leyenda. El mejor delantero que jamas ha tenido inglaterra y uno de los mejores goleadores que he visto jugar al football. La capacidad para cambiar el ritmo de la jugada y la habilidad para el dribling de baldosa solo eran superadas por un talento para definir que solo he visto al mismo nivel en Ronaldo y Ruud, y que hoy en dia ningun delantero tiene. Desde que a los 7 anios lo vi destruir a la defensa argentina siempre fue mi jugador favorito, y saber que se retira es triste, aunque lo mas triste es que su carrera se haya hecho tan corta por las lesiones, menos Michael Owen del que hubiese deseado ver.

    Un verdadero caballero, uno de los delanteros mas talentosos e infalibles de la historia. Espero que te vaya bien y quizas un dia levantar esa ansiada Champions o Mundial que el football te quedo debiendo, esta vez como entrenador

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