miércoles, 13 de marzo de 2013

Joey Barton: Bad Boy

Ni Mario Balotelli, ni Paul Gascoigne, ni Vinnie Jones. Si hay un chico malo en Inglaterra ese es Joey Barton. Nacido en Liverpool hace 30 años, nunca tuvo una infancia fácil pues sus padres estaban separados y él, aunque se crió en casa de su padre, lo hizo siempre con su abuela al estar éste fuera trabajando casi todo el día. “Si no fuera por mi abuela, habría caído en la cultura de las drogas desde muy joven”, señalaba el inglés hace unos años. Asegura que el trabajo día a día es fundamental en su vida, y esa ética de trabajo la adquirió de su padre, un “manitas” que trabajaba a destajo para llevar un sueldo a casa.
Joey Barton
Mientras, en el colegio, el joven Joey –como le llamaban para diferenciarle de su padre, también llamado Joseph- destacaba en Educación Física y era un joven talento del rugby. Pero el deporte de los caballeros no le llenaba, por lo que decidió perseguir su sueño de jugar el fútbol como profesional. Con sólo 10 años tuvo que abandonar la escuela y ayudar a su abuela en casa y a su padre en el trabajo, pasando el poco tiempo libre que tenía jugando al fútbol. Rápido el Everton se fijó en el chico y no dudó en aceptar la oferta. Poco antes, el Nottingham Forest había rechazado sus servicios por considerarle demasiado bajito para jugar al fútbol, lo que hizo “tener más ganas de triunfar en el mundo del fútbol”.

Poco tiempo estuvo allí, pues a los 14 el Liverpool llamó a su puerta y el pequeño Joseph no dudó en cruzar el río Mersey para enrolarse en las categorías inferiores de los de Anfield. Un sueño que sólo duró un año. En Liverpool no cumplió las expectativas y se marchó al Manchester City, que confió en él para ser un jugador de futuro. 

En Manchester siguió quemando etapas y el 20 de noviembre de 2002 empezó a forjar su leyenda. Un jugador más conocido por su faceta extradeportiva que por lo que realizaba en el terreno de juego. Y es que, en el partido que enfrentaba a su equipo contra el Middlesbroguh, Kevin Keegan le iba a dar la alternativa. Todo estaba preparado para que debutara como profesional. Todo menos Barton. El inglés no encontraba su camiseta con el dorsal 41 por ningún lado y no pudo saltar al campo.

Pocos meses después hizo su debut oficial y terminó el año con 7 partidos consecutivos jugados. Se fue haciendo un hueco en el equipo y nunca le faltó personalidad. Por lo que renovó para las siguientes temporadas. Su primera tarjeta roja marca la actitud de su carrera. Y es que Barton vio la roja tras discutir en el descanso con el colegiado. Sin el partido en juego y con su equipo ganando por 3-0. Comenzó a ser una joven estrella para la afición y se le veía con mucho futuro en el equipo. Aunque su experiencia estuvo cerca de terminar pronto, cuando tras una cena de navidad con el equipo y tras estar borracho, apagó un cigarro en el ojo de un compañero del equipo juvenil.

Barton, poco a poco, comenzó a perder la cabeza y alternaba exhibiciones en el campo con altercados fuera de él. Sus problemas con el alcohol se hicieron notorios. Kevin Keegan continuaba confiando en él, pero en el seno del club la paciencia se estaba agotando y en sólo unos meses, Joey firmó su carta de despedida con otras dos acciones polémicas. Primero, tras terminar un partido frente al Everton y tras haber estado recibiendo insultos durante todo el encuentro, se acercó hasta la grada de los toffees donde se había colado un citizen  para regalar su camiseta. Y según se alejaba, se bajó el pantalón mostrando su retaguardia a los enfurecidos hinchas del Everton. Un hecho que le costó una multa de 2000 libras y la pérdida de crédito por parte de sus jefes. 

Dabo tras su pelea con Barton
La gota que colmó el vaso llegó en 2007, cuando se peleó con su compañero de equipo Dabo, al que dejó físicamente muy afectado. En Manchester Barton se hizo muy amigo del boxeador Ricky Hatton, con el que entrenaba asiduamente y Dabo probó en sus carnes la dureza del inglés.

En Manchester no le soportaban más y Newcastle le acogió en su seno con la intención de recuperar el talento que Joey tenía. Mal asunto. Barton estaba descontrolado y nada más llegar volvió a liarla. A su primer mes de llegada, en su primer derbi del noreste de Inglaterra frente al Sunderland, una entrada terrible contra el mediocentro Etuhu volvió a ponerle en el disparadero. 

Barton en servicios sociales
Pero es que, durante las vacaciones de navidad de ese 2007 viajó a Liverpool para estar con los suyos, pero tras un fuerte altercado con unos jóvenes se vio envuelto en una pelea y terminó propinando una paliza a un joven. La condena fue de dos meses en la cárcel –que cumplió en 2008-. Al salir fue obligado a cumplir 200 horas de servicios comunitarios tras su altercado con Dabo. 

Poco después de la cárcel, Barton, a quien sólo conocían los entendidos de fútbol o el pueblo inglés, empezó a ser conocido en toda España al “tocar” a Xabi Alonso en un encuentro frente a su Liverpool. Una entrada muy dura en la que el inglés tocó balón y después se llevó puesto a Alonso y por la que quedó dos semanas sin sueldo y la Federación le prohibió jugar en los 3 encuentros que restaban de competición como sanción.

Fue la acción que cambió su vida. Barton se apuntó al programa de alcohólicos anónimos para intentar curar su problema con la bebida. Poco a poco estuvo recibiendo ayuda y logró controlar, en cierto modo, a su oscuro pasajero. Pero una cabeza así es difícil de contener por mucho tiempo. Los rivales, sabedores del carácter de Joey empezaron a buscarle, a picarle, a provocarle. Barton no entraba, pero por dentro ardía. Hasta que Pedersen –Blackburn Rovers- pagó los platos rotos

Su debut con la selección
Pero Barton había madurado. Al lado de Nolan y Carroll se había forjado una gran amistad y su juego cada día sorprendía más, llegando incluso a ser considerado para su vuelta a la selección. “Si Barton no tuviera ese carácter, habría tenido un gran peso en el equipo nacional y podría haberse convertido en un jugador histórico”, apuntaban desde la federación. Él, no se escondía: “Sinceramente, soy el mejor mediocentro de Inglaterra ahora mismo, el que está en mejor forma”. Un comentario para nada descabellado. Y es que entre 2010 y 2011, el nombrado capitán del Newcastle estaba asombrando a propios y extraños. Volvía a ser un jugón. Un guante a balón parado y asistencias a pares. 

“Quizás la gente de arriba tiene algún problema conmigo. Yo no lo sé, pero merezco una oportunidad –de ir a la selección- y mis problemas de disciplina ya quedaron atrás”, señalaba un crecido Barton. “Ves jugar a Henderson y Barry contra Nasri, Gourcuff, M’Vila y Valbuena contra Francia y piensas: ¿Qué van a hacer contra ellos? Pues eso, que Francia nos destrozó en Wembley” continuaba, haciendo referencia a un partido amistoso frente a la selección gala.

Gervinho tirando al suelo a Barton
Suya fue la exhibición del 5 de febrero de 2011. El Newcastle perdía tras 27 minutos de partido por 0-4 frente al Arsenal, pero Barton tenía un plan. Provocó la expulsión de Diaby, que se volvió loco tras un lance del juego y cogió a Joey del cuello para tirarle de rodillas al suelo. El partido terminó 4-4 con doblete de Barton. 

Comenzó a cuidar su look y si bien primero se dejó un bigote llamativo –por el que le acusaron de nazi-, poco después empezaría a llevar el mechón de flequillo que le caracteriza a día de hoy. 

Joey Barton  
Meses después, mismos equipos protagonistas, y otra vez Barton por los suelos. Esta vez, al ir a reprochar un piscinazo de Gervinho, éste se levantó y propinó un puñetazo a Joey que terminó con la expulsión del africano. Barton conseguía sacar de su sitio a sus rivales. 

El jugador cayó en las redes de Twitter, se hizo cuenta oficial – que hoy día tiene más de 2 millones de seguidores-, y empezó a compartir todo su ingenio sin cortarse un pelo. Ese fue el principio del fin en sus días con el Newcastle. Si bien estaba en el mejor momento de su carrera, Barton cargó de forma espectacular con los dirigentes del Newcastle, lo que les llevó a ponerle gratis en el mercado de fichajes. Joey se vio animado a realizar sus declaraciones tras un comentario de José Enrique que acusaba al equipo de poco ambicioso.

“Teníamos a un gran jugador como Carroll y ellos le han obligado a irse. Tenemos un buen proyecto y él podía quedarse, pero han preferido el dinero. No sé si renovaré. Si Nolan lo hace, seguramente lo haga yo”.

“Si nosotros, los jugadores, pudiéramos decirle a los fans cómo funciona el club por dentro sin ser multados con un montón de dinero… Si no afectara a la moral del equipo y al bienestar, estoy seguro que lo que dijo José –Enrique- sería sólo la punta del iceberg, estoy seguro. Y de nuevo el club volvería a ser de sus socios, sería un club grande otra vez.”

Tras esto, Mike Ashley decidió que no jugaría más en el equipo y le ofreció gratis a todos los equipos. Algo que Barton no compartía.

“En algún lugar de las altas esferas del Newcastle United FC han decidido que soy persona ‘non grata’. Esto es un país libre y pueden hacer lo que quieran, pero el honor de llevar las rayas negras y blancas…algún día se darán cuenta –los dirigentes- de lo que esta camiseta significa. ¡Honor y orgullo!, y gracias por el apoyo.”

“Si yo me quisiera haber ido habría llegado y habría dicho: ‘me quiero ir’, pero no fue así. Yo quería quedarme y luchar porque no estaba preparado para un descenso de nuevo”.

Y entonces llegó el QPR para ficharle de forma gratis y hacerle capitán desde el primer entrenamiento. Los comienzos fueron rodados pero las lesiones se truncaron en su camino. Barton volvió a dejar para la galería su ingenio y su saber estar. Ganando su equipo por 3-0 y tras caer en la banda, la afición de los Wolves le insultó e increpó intentando sacarle de sus casillas. A lo que Joey contestó con un gesto que vale más que mil palabras.
Joey Barton,capitán del QPR
En el último partido de la liga, frente al Manchester City, volvió a sacar su oscuro pasajero. Tévez le provocó y propinó un puñetazo por detrás que el árbitro no vio, por lo que Joey decidió hacer la guerra por su cuenta y golpeó al propio Tévez. Todo el Manchester City se le echó encima y terminó de perder los papeles al darle un rodillazo al Kun Agüero. Balotelli saltó a la gresca y le dijo de todo. Barton fue a buscar al “45”, pero no les dejaron acercarse.

12 fueron los partidos de sanción que le impuso la federación y Barton firmó su adiós en la Premier, yéndose a jugar al Olimpique de Marsella.

Pero meses después reabrió el episodio en The Times. “Tévez es un mercenario y representa todo lo que tienen los jugadores modernos. Vale que yo soy un matón y me metí en muchos líos, pero Tévez estuvo 6 meses en huelga, desaparecido y jugando al golf y buscando que le echaran sin ser profesional. Y no se olviden que Tévez me pegó primero y sólo me castigaron a mí”, dijo sobre el “32” argentino. Tampoco se quedó corto con Agüero, de quien dijo que “Parecía que le había roto la pierna, pero evidentemente no estaba mal porque 20 minutos después marcó el gol de la victoria. No le di fuerte, él estaba bien”.

En las últimas semanas, el Twitter de Barton ha vuelto a juguetear un poco, esta vez con Neymar, al decir tras ver el amistoso entre Inglaterra y Brasil que es un jugador sobrevalorado y que no vale lo mismo que Messi y Ronaldo, algo que no gustó al brasileño.

Pero hace nada se superó con su ingenio. Durante el partido que jugaba su equipo con el PSG, un gesto suyo dio la vuelta al mundo en sólo unas horas. Tras un choque con Ibrahimovic, saltaron chispas entre los dos y la batalla verbal fue algo más que ruidosa. Una batalla que Barton terminó haciendo un gesto de narigón y una frase: “You’ve got a big noise” –Tienes una enorme nariz-.



Botas contra el cáncer
Pero además, Barton encabeza fuera del campo multitud de ideas para mejorar el mundo. El hombre que se ha cultivado leyendo a Nietzsche, que a cualquier mínima oportunidad aprovecha para pedir "Justice for de 96" -campaña a favor de conocer la verdad tras la tragedia de Hillsborough donde 96 hinchas del Liverpool perdieron la vida-, o que salta al campo con unas botas en favor de la lucha del cáncer.

Su flequillo, su bigote, su ingenio, sus peleas. Barton ha reconducido su comportamiento. Una clase descomunal en el campo, una cabeza loca fuera –y también dentro- de él. Un jugador que levanta pasiones entre la hinchada, de esos que te encanta tener en tu equipo y a los que odias enfrentarte. Un jugador especial y único. Alguien que de haber tenido algo más de cabeza, se podría haber convertido en una leyenda del fútbol inglés, que habría desbancado a Gerrard o Lampard de su trono en la selección. Un jugador capaz de hacer que unos pocos locos se tatúen su figura. Porque sin duda, todos coincidimos en que Joseph “Joey” Barton es uno de esos jugadores que pudo reinar.

Tatuaje de un hincha de Barton

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