jueves, 20 de abril de 2017

Malcom, visión de futuro del Girondins

Malcom / NICOLAS TUCAT/AFP/Getty Images
No hubo un movimiento mejor en el mercado invernal de la pasada temporada que el de Malcom (febrero de 1997, Brasil) al Girondins de Burdeos. El chico, que entonces tenía aún 18 años, dejó el Corinthians brasileño para, por cinco millones de euros, recalar en la Ligue 1 francesa. ¡Cinco millones de euros! Cuando lo vi de primeras anunciado, pensé que no se podía tratar del Malcom que yo conocía. Ese chico valía más. Pero no, era Malcom. El único.


El Girondins no solo se había hecho con uno de los jugadores jóvenes de Sudamérica con más proyección, sino que lo había conseguido por un precio irrisorio para los tiempos en los que vivimos, donde por cualquier medianía te hacen casi hipotecarte de tu estadio. Sin ir más lejos, el Ajax holandés acaba de pagar 15 millones por David Neres, un jugador del mismo perfil que Malcom pero con mucho menos recorrido hasta la fecha si cruzamos sus jóvenes trayectorias. Los franceses, además, aseguran también llenarse las arcas de manera ingente cuando el canarinho dé el salto a un equipo de mayor nivel, incluso del top mundial. Cosa que, vista su progresión, no parece tardará.

Su adaptación no fue sencilla. Cruzar el gran charco con 18 años, llegar a una cultura diferente, con compañeros nuevos y a jugar el fútbol a un ritmo mucho más alto en una competición que ya estaba en su ecuador no es para nada fácil. Por eso, durante el curso pasado, el conjunto galo usó a su nueva perla en diversos partidos como suplente, siendo casi siempre de la partida desde el banquillo y dándole minutos en pequeñas dosis para que lograra cuanto antes la aclimatación. El devenir del Girondins, asentado en mitad de tabla sin posibilidad de nada mejor y sin el peligro de caer en zonas de peligro, ayudó a que el equipo no contase con la necesidad de la victoria jornada tras jornada y la presión brilló por su ausencia, por lo que la transición del brasileño del banquillo al terreno fue dulce.
Malcom aterrizó en Francia como un extremo resultón. Un jugador de banda con mucho regate que en sus primeras dos temporadas como profesional en la Serie A brasileña (54 partidos) había logrado siete goles y cinco asistencias. Zurdo, Malcom juega mejor a banda cambiada, aunque su conducción con ambas piernas le hace imprevisible. Ahí, en la derecha, su estilo de juego, de llevar el balón, de regate, tiene un deje que recuerda al de ese primer Robinho que brilló en el Santos por quien se peleaba Europa entera y a ese que dejó unos primeros grandes meses en Madrid, antes de desaparecer del panorama. Aunque, tirando más a la lógica, haciendo un paralelismo más ajustado y proyectándole en un panorama más representativo, Malcom se parece más a Douglas Costa en todo.

Ambos zurdos y con un recorrido similar, la sorpresa saltó cuando el Shakthar se hizo en su día con el brasileño. Y es que aunque toda Europa iba tras el jugador del Gremio, el extremo hoy del Bayern acabó decantándose por recalar en la pequeña colonia brasileña que tiene el equipo ucraniano desde hace temporadas. Quizás ese paso intermedio, el no aterrizar directamente en un equipo primer espada, fue el que acabó por llevar a Douglas Costa a lo que es hoy, uno de los jugadores más desequilibrantes del mundo. Ese que no supo dar Robinho, lanzado al estrellato primero y estrellado después. Y ahí, Malcom, previsor, cauteloso, parece haber encontrado camino.

Y es que el del Girondins esta temporada no tiene competencia en la banda derecha y se ha convertido en el mejor jugador del equipo. Cuando el partido está apurado, Malcom; cuando la pelota quema en los pies, Malcom; si hay que ponerle pausa, Malcom; si hay que ponerle velocidad, también Malcom. Ha disputado ya 40 partidos esta campaña, entre Liga y Copas, y ha logrado unas nada desdeñosas cifras de ocho goles y cinco asistencias. 

En una plantilla de edad joven, que se cimenta en la veteranía de Toulalan, el meta Carrasco y los minutos que puede aún dar Plasil, el buen hacer de Malcom empezó por obligar al técnico a alinear a Jeremy Ménez, su jugador más diferencial sobre el papel, la estrella, el que más cobra, a su banda menos hábil hasta acabar desterrándole al banquillo. Y es que Malcom es sobre el campo el jugador más importante, aquel, por el que pasa todo el juego de ataque, la responsabilidad ofensiva. Su talento, su visión, sus ganas y sobre todo su habilidad para driblar y para generar constante peligro le hace un jugador temible. Un extremo que, siendo casi un adolescente, aún tiene que mejorar bastante, pues en el juego físico suele salir mal parado y apenas posee poderío aéreo. Aún requiere de rigor táctico y, aunque sabe leer muy bien las situaciones de partido, con la experiencia que dan los años de competición irá adquiriendo cualidades como la de elegir mejor y la de leer mejor los partidos. Además, aún tiene que potenciar su disparo.

Malcom, a sus 20 años recién cumplidos, es ya uno de los futbolistas jóvenes más destacados del continente, nominado al Golden Boy 2017, el galardón que elige al mejor jugador sub21 de Europa (el mini Balón de Oro) y que ya han ganado jugadores como Messi, Pogba, Fábregas, Agüero, Rooney, Renato Sanches, Isco, Pato o Sterling. Gracias en parte a su buen hacer sobre el césped, el Girondins de Burdeos ha dado un gran salto con respecto a la temporada anterior y ahora en la quinta plaza, peleará con el Olympique de Marsella por el último puesto que da acceso a la Europa League a falta de cinco jornadas para el final de la Ligue One.

Jugará en Francia hasta que él considere que está apto para dar el paso adelante. Y aunque en realidad un año y medio de adaptación le han servido para estarlo, será él quien decida, con tiento, la mejor opción para su futuro. Italia, España e Inglaterra le abrirán sus puertas en cuando los movimientos de mercado den su pistoletazo de salida. Y si alguien busca un extremo hábil y desequilibrante, Malcom, por ganas, por habilidades y por precio (porque al estar en un equipo menor y al haber costado poco las exigencias del Girondins serán menores) es el jugador idóneo para ocupar el flanco derecho del ataque

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