martes, 27 de enero de 2015

¿Condenado al fracaso?

Es hoy, en tiempos de Odegaard, cuando a la cabeza se vienen ineludiblemente los nombres de Freddy Adu, Lulinha o, más de cerca, Bojan Krkic, que seis años después de despuntar y cinco tras caer en el olvido, se ha lesionado de gravedad ahora que parecía haber encontrado su sitio en el Stoke. El chico de doble nacionalidad, española y serbia, que debutó, como Munir, con la absoluta de nuestro país en partido oficial son sólo 18 años para espantar posibles cantos de sirena de otro combinado. Méritos había hecho, claro está, aunque siempre se intentó quemar etapas en su conversión a profesional. Y es Luis intentó convencerle meses antes para que acudiera a la Eurocopa que nos catapultó al primer nivel mundial, pero su fatiga tras dar el salto al primer equipo del Barcelona con sólo 17 años y problemas de ansiedad que admitió después, cortaron una progresión que parecía no tener techo. Además, acusó a varias personas de intentar hacerle demasiado rápido como jugador. "Mi salud no estaba para ir a la Eurocopa y es un mensaje que muchas personas no han querido que saliera".

Fue así, de la noche a la mañana, cuando Bojan dejó de brillar con luz propia y se concluyó en que, con esas 17 primaveras, había hecho ya la mejor temporada que haría en toda su carrera. Cierto es que disfrutó de tres campañas más en el Barcelona, pero nunca llegó a encajar en el sistema de Guardiola y acabó siendo la última opción en el ataque. Desde entonces, su fútbol no ha dejado de dar bandazos bajo camisetas históricas como Roma, Milán o Ámsterdam, donde no ha hecho más que desgastarse todavía más. Hasta que Mark Hughes se cruzó en su camino.

Ya le había intentado fichar cuando dirigía al Manchester City y cuando aún estaba en la cresta de la ola, allá por 2008. Este verano volvió a llamar a su puerta y Bojan, que tenía el teléfono echando humo tras recibir propuestas de Betis, Deportivo y similares, cogió el primer vuelo hacia la ciudad inglesa. Y es ahí, en una pequeña localidad cercana a Manchester, en el anonimato y cuando ya nadie esperaba nada de él, cuando ha estado a punto de volver a tocar el cielo. Lo ha rozado, de hecho, hasta que una rotura de ligamento cruzado se ha topado en su camino. Y eso que su inicio no fue fácil tampoco en Inglaterra y se antojaba fácil prever otro fracaso. Se pasó un mes trabajando en el gimnasio sin ver su nombre en las convocatorias y pensó en abandonar antes de tiempo. Hasta que ganó músculo y desde que lo ha hecho, sólo esta desafortunada lesión le ha parado. A los 24 años le llegó la madurez, acompañada de una dosis de confianza y Bojan al fin explotó, convirtiéndose en el jugador franquicia del Stoke en sólo tres meses. Mezclando fuerza, liderazgo, determinación y goles y asistencias, que al fin y al cabo es lo que cuenta, Bojan había vuelto al panorama internacional e incluso sonaban campanas de selección para él.

Ahora deberá esperar hasta la próxima temporada para volver a jugar al fútbol, porque en una sola acción ha derribado el trabajo que llevaba seis años construyendo. Hay algunos jugadores que nacen para esto, y Bojan pareció ser uno de ellos en su día. Pero hay otros que no cuentan con la fortuna suficiente como para acabar triunfando, y ese parece ser el español hoy. El fútbol ya le ha esperado una vez, ahora sólo falta saber si podrá afrontar este nuevo revés. Tendrá que hacer más del doble que los demás para conseguir la mitad de reconocimiento. Al fin y al cabo, el fútbol es ser bueno, pero también es suerte. Regatear las lesiones y que te pongan, sobre todo, que te pongan.

Bojan celebra un gol anotado al Arsenal / REUTERS


No hay comentarios:

Publicar un comentario