martes, 19 de enero de 2016

Ali Dia, el falso primo de George Weah

Ali Dia, en su debut con el Southampton
La Premier League nos ha enseñado que nada es imposible. Que los sueños también se cumplen aunque parezca que el desarrollo de la vida nunca coincida con los pasos normales a seguir para los críos que de pequeños soñaban con jugar en Anfield frente a The Kop, con levantar la FA Cup en Wembley o con compartir terreno de juego con leyendas de la talla de Thierry Henry. Por eso Charlie Austin pudo debutar en la máxima división del fútbol inglés con 24 años, tras un lustro trabajando como obrero en la empresa de su padre, compaginando su vida laboral con su hobby de practicar fútbol amateur. Por eso Jamie Vardy es hoy, con 28 años, el pichichi de una Premier League en la que debutó hace 15 meses, tras haber sido rechazado por infinidad de equipos en su juventud y haber desviado su camino un poco hacia la delincuencia en sus años adolescentes. Por eso Harry Redknapp sacó al campo a Steve Davis, un aficionado del West Ham que desde la banda no dejaba de incordiar y molestar a sus jugadores. Y por eso Ali Dia, un senegalés sin ninguna vinculación al fútbol, debutó hace dos décadas con el Southampton convirtiéndose en una de las historias más bochornosas de toda la competición. 

Corrían tiempos difíciles para el Southampton, que acabaría salvando la categoría en las últimas jornadas. Una plaga de lesiones asolaba al club que dirigía Graeme Souness, exitoso futbolista escocés que en su etapa en activo sobre el campo había levantado un sinfín de títulos, sobre todo con la camiseta del Liverpool. Tanto que, ante un inminente partido ante el Leeds United, apenas contaba el técnico con efectivos suficientes para copar la delantera. Como si del destino se tratase, una fugaz llamada que parecía provenir de Italia podía significar que había luz al final del túnel. George Weah, flamante campeón del Balón de Oro ese año y el mayor enemigo de los porteros de la Serie A, estaba al otro lado del teléfono. O al menos eso parecía. El punta de Liberia recomendó a Souness que fichara a un tal Ali Dia, un primo suyo que jugaba de delantero y que se había quedado sin contrato en el PSG francés. Incluso añadió que había dispuado13 duelos con la selección nacional de Senegal. En aquellos tiempos, no era tan fácil conocer la carrera de un jugador como en la actualidad, nosotros tenemos internet. Por lo que Souness, sobrepasado por la situación de la inmediatez del duelo ante el Leeds, accedió.

A las pocas horas se presentó Ali Dia en la ciudad de la que Le Tissier era, y sigue siendo, Dios (no me lo invento, en el camino de entrada un cartel reza 'Bienvenido a la ciudad de Dios'). El africano firmó un contrato de un mes y realizó un par de entrenamientos, más físicos que otra cosa, en los que casi no tuvo contacto con la pelota. Rehuía de ella en los ejercicios más prácticos. Nadie notó nada. Su puesta de largo, la prueba de fuego, iba a ser un amistoso que tendría lugar contra el Arsenal a mitad de semana, pero el mal tiempo obligó a su suspensión y Dia pudo continuar con su estafa. 

El 23 de noviembre era el día marcado en rojo en el calendario. Souness había plantado un circo y ya le estaban creciendo los enanos pues en el minuto 32 de juego Le Tissier tuvo que retirarse lesionado. El técnico miró al banquillo y decidió que era el momento para que Ali Dia debutara. Fue su primer partido... y el último. Porque lo que se vio sobre el campo fue bochornoso. La consumación de lo que empezó como una broma y acabó como una estafa, de uno de los momentos más sonrojantes del fútbol inglés. Con el número 33 a la espalda, ni los 40.000 espectadores que se dieron cita en Elland Road ni el grueso del banquillo del Soton daba crédito. Obviamente, Ali Dia no era profesional. Por no ser, no era ni futbolista, pues su experiencia se reducía a unos pocos partidos en ligas amateur de barrio tanto en Francia como en Inglaterra y Finlandia. 

George Weah nunca había estado al otro lado del teléfono, sino más bien un amigo de Dia, que le había colado a Souness un gol por toda la escuadra. Torpe con el balón y sin él, corriendo como un pollo sin cabeza de un lado para otro. Pudo incluso marcar gol pues la pelota le llegó en posición franca para ello. Pero no. 53 minutos después de ingresar en el campo, el técnico decidió que era suficiente y decidió retirarle del terreno. 

"Corría por el césped como Bambi sobre el hielo, fue muy vergonzoso de ver", admitía Le Tissier, el hombre por quien había ingresado. "Nunca volví a saber nada de él. Al día siguiente del partido, los fisioterapeutas nos dijeron que estaba tratándose una lesión y no le volví a ver", reconocía el capitán. Y es que Ali Dia fue cortado antes de cumplir las dos semanas de su contrato, cuando aún le quedaban más de 15 días para expirar. Justo el día después de debutar y de mostrar ante todo y ante todos, que es uno de los mayores estafadores de la historia del fútbol inglés. Que pudo cumplir su sueño cuando, sin ninguna experiencia profesional, debutó en la que probablemente es la mejor competición del mundo cuando ya contaba con 30 años. Porque Ali Dia nunca fue el primo malo de Weah, ni tampoco el bueno. Y porque aunque fue Bambi sobre hielo, también puede presumir de haber sido el delantero del Southampton por un día.


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