domingo, 12 de julio de 2015

Olivier Kemen, la pantera del Newcastle

La pisa, la protege, la esconde y la suelta. En ocasiones, la toca de primeras sin complicarse, devolviendo siempre la pelota suave como la seda. Juega con un aura de varios centímetros de superioridad siempre a su alrededor, haciendo su campo de visión inmenso, facilitando así una buena salida de balón en el sentido correcto. Nadie le mete la pierna, y si lo hace, ya es demasiado tarde. Se dispone sobre el verde con una jerarquía impropia para un chico de 19 años y su toque de pelota no es nada usual en los jugadores de origen africano.

Olivier Kemen (julio de 1996) nació en Camerún, pero pronto dio el salto a Europa en una de las incontables colonias africanas asentadas en Francia y rápido supo que lo suyo iba a ser el balón. El diferente siempre en el patio del colegio, su potente carrocería innata le hizo quemar etapas a un ritmo acelerado hasta que en Inglaterra se fijaron en él. Tenía 16 años y jugaba para el Metz, pero la Premier League llamó a su puerta y rápido hizo las maletas para volar a la fría y oscura ciudad de Newcastle. La presentación no fue gran cosa, se le hicieron unas fotos con la camiseta visitante y se cerró el capítulo de fichajes. Curiosamente, su nombre fue recordado con más énfasis porque fue la única incorporación de un equipo necesitado de jugadores para afrontar la temporada.

Rápido se mudó a vivir con Ben Arfa primero y con Abeid después y se acomodó en el equipo como si estuviera en casa. No obstante la docena de jugadores franceses que ha tenido el club en cada una de las últimas dos temporadas se antojaban como un entorno acogedor, con las zonas comunes llenas de banderas de la drapeau tricolore incluidas. 

Allí ha quemado etapas en un equipo con una de las canteras más potentes del país a la par que ha defendido los colores de las selecciones inferiores de Francia, a las que lidera en cada evento. Se hace un nombre hoy con la Sub19 a la que capitanea en el Europeo de Grecia que se está jugando con una jerarquía que le hace ir dos pasos por delante que cualquier otro jugador del torneo. Es la báscula del equipo, pero también el timón y el periscopio. No pudo acompañar en la primera victoria a los suyos pues arrastraba un partido de sanción de un torneo anterior pero en el segundo ya se vistió de corto y al Gallo ya le cambió el gesto.

Kemen reúne pase en largo y en corto. No suele complicarse y le gusta mucho el primer toque, aunque a veces utiliza su superioridad física y su buen juego de pies para una salida más limpia todavía de la pelota. Su punto fuerte es el equilibrio que da cuando está en el campo, es el compañero ideal con el que jugar al lado, un auténtico baluarte. Nunca pierde la posición y es un muro difícil de sobrepasar. No es un goleador, pues no es un llegador de segunda línea, pero sí suele acertar cada vez que filtra un pase difícil entre líneas. Verle jugar es hacer un máster acelerado en coberturas y sólo la nula confianza de los entrenadores en los chicos de la cantera le han privado debutar ya en la Premier, aunque a sus 18 años ya ha repetido en media docena de veces en el banquillo de suplentes sin que llegase su momento. Tiene en casa el espejo en el que mirarse: Tioté, a cuyo juego se parece mucho en lo defensivo, aunque Kemen tiene más condiciones a la hora de tener el balón en los pies.

El Newcastle confió en él, lo trajo al fútbol de primer nivel y ahora, sin siquiera debutar, es posible que lo deje marchar. Desde Inglaterra aseguran que cuando vuelva del torneo, donde Francia es favorita y el opta a los premios individuales, ya no vestirá más los colores negro y blanco del Newcastle, pues el Tottenham y sobre todo el Liverpool tienen las negociaciones muy avanzadas para su contratación. Él, de momento, luce el brazalete de capitán de Les Bleus y sueña con tener la oportunidad en la máxima división del fútbol inglés. Condiciones le sobran para adaptarse en cuanto alguien esté dispuesto a confiar en él.

Olivier Kemen, con el Newcastle Sub21 / GETTY IMAGES

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