jueves, 19 de marzo de 2015

Pellegrini firma el finiquito

No será aquí donde se cuestione lo buen entrenador que es Manuel Pellegrini. El gran problema es que no basta con serlo sólo algunas veces para entrar en la élite, para ganar títulos, y cada vez se le está poniendo al chileno una cara wengeriana que él mismo comprueba cuando se mira al espejo. No sólo sirve hacer poesía con equipos modestos y plantillas menores si con los más grandes nombres y con los jugadores más galardonados los renglones salen torcidos, y eso es a lo que está acostumbrando, cada día más, el Ingeniero.

Es precioso hacer sentirse grandes a los hinchas del Villarreal llegando a estar entre los cuatro mejores equipos de Europa. Maravillosas sensaciones que repitieron, en un escalón inferior, los del Málaga unos años después. Un fútbol atrevido, coral y musical que hacía pensar al respetable qué sería este técnico cuando cogiese las mejores naves. Y es ahí cuando el quiero y no puedo se torna en puedo y no quiero, cuando la sensación de jugar con presión le sobrepasa y sueña, desea, con volver a hacerlo sin ella para simplemente disfrutar. 

Ya sea montado en canoa con 11 hombres que reman por y para él, o en el mejor de los cruceros, navegando a toda vela, el chileno y sus equipos parecen condenados a cruzar los mares más difíciles para acabar muriendo en la orilla. Afronta su tercera temporada en un equipo grande y su bagaje de títulos es pobre, pero peor lo son las sensaciones que ha dejado. Sentirse siempre sobre pasado por la situación, llevando una nave con muchos botones sin saber para qué sirven muchos de ellos exactamente.

El último ridículo lo hizo anoche en el Camp Nou ante el Barcelona. A su cuestionable planteamiento de la ida se unieron las decisiones absurdas en territorio catalán. Con un equipo necesitado de hacer dos goles para empatar la eliminatoria, el chileno sólo tenía sobre el campo al Kun Agüero y los ingleses no sólo no mordían para buscar el gol, sino que parecían hasta satisfechos con el resultado. Para más sacrilegio, Jesús Navas, que estaba siendo el mejor de los citizens en los 45 minutos que jugó, no encontraba nunca los faros referentes, Dzeko y Bony, que aguardaban en el banquillo. Que dé gracias al rubio que tiene bajo palos, porque de no haber estado él quizás el resultado de la ronda se podría haber aumentado incluso hasta los dobles dígitos. Sobrepasado siempre por la situación, con planteamientos erróneos y poco entendibles y malgastando plantillas cuyos presupuestos ascienden a varios centenares de millones de euros.

Ahora afronta una temporada de travesía, eliminado en octavos de Champions y con opciones muy remotas en Liga (a seis puntos y con un partido más que el Chelsea, líder), doblegado en FA Cup por el Boro en un nuevo alcorconazo y en Capital One Cup por un Newcastle repleto de reservas y canteranos. Un guión que bien podría estar escrito la pasada temporada, aunque pequeños matices cambiaron el resultado final. Y es que el curso pasado, Pellegrini se hizo con su primera Premier League en su año de debut, sí, pero lo hizo teniendo enfrente al peor Manchester United de la historia, a un Chelsea en construcción y sólo pudo ser campeón por los disparos en el propio pie que se pegó un Liverpool que cuajó una temporada heroica luchando con los titanes, unos como los que una vez fueron los red.

El ridículo en Europa fue quizás mayor, cayendo ante un Barcelona en horas bajas y quedando en evidencia delante de las cámaras tras el último partido de grupo, donde afirmó que no sabía que con un gol más habrían sido líderes de grupo, jugando ante un Bayern de Múnich que acabó con un jugador menos, algo que sin duda habría allanado el camino. Lograron la Capital One Cup (el torneo menor de Inglaterra) y cayeron en la FA ante el Wigan.

Su otro gran fracaso lo hizo en el Bernabéu, también cayendo en Champions en octavos de final ante un Lyon que no debería haber supuesto una amenaza y avergonzando al madridismo en Copa ante un Segunda B que se impuso, y de qué manera, a doble partido a los merengues. Curiosamente, Real Madrid y Manchester City, los dos equipos que más dinero han gastado en fichajes en los últimos 7 años. Plantillas confeccionadas para ganar títulos que con el chileno, no llegan. La directiva de los ingleses ayer tomó nota, no valen los nombres que sólo sean figuritas sin un mentor que les ordene. Gastar por gastar no conduce a ningún sitio y de poco sirve salir campeón por ser el menos fallón de tus rivales. Y es que de 12 títulos que ha disputado Pellegrini con Real Madrid y Manchester City, sólo ha ganado 2. Y lo peor es que en los otros 10, salvando uno o dos, ha hecho el ridículo en el resto de ellos. Y hoy, sí, la culpa también es de Pellegrini.

Pellegrini, con el M. City / REUTERS

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