viernes, 5 de julio de 2013

Siempre se van los mejores

Gárate
Dicen que existe un mundo paralelo en el que Real Madrid y FC Barcelona no lo ganan todo en España año tras año, en el que el Alavés, el Mérida y el Logroñés se vuelven a codear con los más grandes, y en el que aún quedan auténticos románticos como Gárate, Zarra o Kempes que son fieles a unos equipos históricos que en realidad, hoy están histéricos.

Y es que, de un tiempo a esta parte, nuestra liga, la liga Española, está cada vez más adulterada por dos gigantes que le han arrancado la cabeza y extirpado el corazón a sus rivales más directos, cuyas aspiraciones, si antes eran reducidas, ahora son invisibles en cuestión de competir. 18 equipos de Primera y otro puñado de ellos que ahora están en el infierno y disponen de jugones que prefieren salir del país para buscar su suerte.

Una bicefalia lograda a base de golpe de talonario y de intereses comunes que ha permitido a los dos titanes en cuestión romper ese hilo al que se aferraban los demás y que aún les mantenía con cierto aire de vencibles representado en forma de ingresos por derechos televisivos.

Y es que si lo que buscas es espectáculo y no beneficio propio nunca puedes permitir que a un equipo como el Real Madrid, que ya de por sí es económicamente potente, se le dé cada año 140 millones más que a un Getafe que se ha de quedar con los restos de la cantera blanca o incluso peor, servir de esparrin a los chicos para que triunfen allá del lugar del que vinieron. Ídem para el Barça.


Y es entonces, cuando un pequeño gran jugador de golpe potente, amplia zancada y magia en las botas decide que debe dar el salto. Antes, el abanico de posibilidades era enorme: Real Madrid, Barcelona, Valencia, Betis, Sevilla, Zaragoza y Athletic si eras vasco, por supuesto. Ahora, las opciones se reducen a dos: Madrid o Barça, o emigrar.

Porque le pasó a Fernando Torres y a Mendieta, como también le pasó a Villa y a Silva. Porque le pasó a Mata y Cazorla, como también le pasó a Isco y a Borja Valero. O porque le pasó a Reina, Luis García y un largo etcétera. Y porque Arbeloa y Xabi Alonso sólo se fueron para volver, para volver a un titán. Y Cómo no, al Kun Agüero.

Y además, la Premier tiene algo que llama, que atrae y que enamora. O si no que se lo digan al Swansea, ese equipo que era conocido como Swanselona por su juego y que cada día es más The Spanish Swansea por sus jugadores, que no son pocos. Así, de carrerilla: Chico, Rangel, Michu, Pozuelo, Amat, Pablo Hernández y Cañas. Y los que llegarán.

Llorente
Y porque el tercero en discordia, el Atlético de Madrid, ha perdido a su mejor jugador -otra vez- y de momento no se ha reforzado, ni se espera, que es peor. Y para los de la otra acera, sin que se enfaden, los otros dos históricos han visto cómo su león de melena rubia llamado Llorente se les iba por la puerta de atrás, igual que lo hizo Javi Martínez hace solo 365 días. O cómo Jonas está en venta y a Banega se le está poniendo una cara de Southampthon que no puede con ella. O Cómo Navas ha abandonado el barco y Negredo busca ser el periscopio de otro submarino mientras Kondogbia escucha cantos de sirena y se vende al mejor postor. Porque ni un recién llegado a la máxima categoría como Aspas sueña con triunfar en el equipo de sus amores y ha cruzado el Canal de la Mancha hasta llegar al río Mersey para convertirse en el quinto Beatle. O que los nuevos ricos como el Málaga se contentan con viejas glorias que vienen a un retiro de oro en la Costa del Sol y que los 3 buenos que tienen como Toulalán, Isco y Cazorla han durado menos que un salivazo en una plancha.

Mientras, claro, suplentes de suplentes como Song, suplentes a secas como Modric, o parches al uso como Coentrao calientan los mejores asientos del mundo por la escandalosa cifra de 30 millones de euros en lo que algunos siguen llamando la mejor liga del mundo. Neymar llega por una cantidad tan desconocida como desorbitada a luchar por 2 puestos -porque Messi es intocable- con un tal Alexis que costó 35, Cesc que anduvo por ahí y otros tantos que tal bailan. Banquillos de quilates. 

Ever Banega
Y es que no hay más explicación para entender que promesas y jugadores contrastados como Wanyama, Damiao y Banega prefieran ir al 15º de la Premier League antes que jugar en algún otro equipo de mayor nivel. O que Wilfried Bony descarte ofertas suculentas para jugar bajo las órdenes de Laudrup.

Y mientras un aún iluso Simeone pide fichajes a sus jefes, no se entera que la película a color cada vez está más en blanco y negro y que no hay termino medio. Porque sabes que si te llamas Almería en tus visitas al Camp Nou y Bernabéu sacar un 0-5 es positivo pero si te llamas Cardiff City tienes todo lo necesario para pelear en el mismísimo Old Trafford. Porque los mejores jugadores del mundo no juegan en nuestra liga, sino que están repartidos en dos clubes. Y porque ser de un equipo pequeño es sentir que un día ganarás a los titanes, y que ese día, tu alegría superará con creces a las de aquellos que te derrotaron mil y una veces. Lamentablemente, un sentimiento que cada día está más muerto. 

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