Fue en el Mundial Sub20, el rival, Honduras, no el mayor de los escollos, pero quizás no con demasiada diferencia con una Noruega que llegaba a ese partido en fase de grupos totalmente eliminada. Ahí, este tanque noruego, de solo 18 años entonces, sacó sus mejores galas. Hizo goles de todos los colores y se llevó un reconocimiento público que dejó con un sabor agridulce a los scouters de todo el mundo. Por un lado, dolidos porque este niño maravilla ya había llamado a todas las puertas. Por otro, reconfortados en esa idea que ya tenían los pocos que habían ido a verle en directo: el chico no tiene techo.
El asiduo a los videojuegos de la franquicia Football Manager a buen seguro que lo conoce. El ariete noruego es, desde hace varias ediciones, uno de los caramelitos a fichar cuando uno empieza una partida y, si tardas más de un mercado en intentarlo seguro que cuando vayas a intentarlo algún grande se te ha adelantado. En la vida real, uno de esos equipos que lleva siguiéndole desde que tenía 16 años fue el Manchester United. Y es que a su olfato goleador, a Håland siempre le ha acompañado una potente carrocería que le permitió debutar a los 15 años en la Segunda División de Noruega con jugadores que le doblaban (y más) en edad y solo un año más tarde ya estaba siendo parte del Molde, el gigante del país.
Y hablamos de Håland como noruego porque eso es lo que pone en su pasaporte, pues el delantero nació en Leeds y no por una coincidencia sino por que su padre fue futbolista profesional. Los más añejos lo recordarán y alguno no tanto habrá oído hablar de él. Puede que no se le ponga cara, nombre y apellido, pero seguro que todo el mundo ha visto alguna vez el vídeo más famoso de Papa Håland.
Fue en un derbi de Mánchester entre el United y el City cuando, con poco en juego y sin venir a cuento, Roy Keane realizó la peor entrada de la historia del fútbol. ¿El castigado?: Alf-Inge Håland. "Fui a lesionarle a propósito y no me arrepiento", reconoció el entonces jugador del United, que se quería tomar una pequeña gran venganza por un episodio que tuvieron años atrás cuando el centrocampista noruego provocó con una acción la caída del irlandés, que se lesionó de manera fortuita, al que le acusó de fingir una falta inexistente.
Y Roy Keane lo consiguió. Aquel fue el fin de la carrera del noruego, que intentó calzarse las botas un par de veces más con un éxito más que cuestionable. Alf-Inge Håland llegó al Manchester City en el año 2000, justo cuando nació Erling Braut. Pero para cuando éste vio la luz, Papá Håland aún jugaba en el Leeds, por lo que fue allí donde la hoy esperanza noruega nació.
Puede que por eso se considere a sí mismo como un ferviente seguidor del Leeds United, aunque lo más seguro es que haya sido su padre, que allí vivió sus mejores años como futbolista, quien le haya transmitido ese amor por un equipo que hoy vive en la Championship inglesa.
Y quizás por las referencias paternas, a Håland hijo le haya costado alguna vez oír los cantos de sirena que le han llegado de Old Trafford. Cuando jugaba en el Molde, su entrenador y aquel que le dio toda la confianza fue Ole Gunnar Solskjær, que hoy es entrenador del Manchester United. Por eso, el círculo podría cerrarse de manera perfecta con el noruego reuniéndose con su compatriota y su máximo valedor, aunque seguro que tanto la afición red devil como la propia familia Håland es una opción que hoy ve lejana y a la que es reacia.
Håland está ahora bajo el paraguas de RedBull, jugando en el RB Salzburg que no es más que un salto trampolín a la Bundesliga en caso de merecerlo. Vamos, que si al Leipzig un día le apetece contar con el noruego, muchos millones va a tener que poner un equipo ajeno para llevárselo.
Håland es un delantero alto, fuerte y corpulento, cuya mejor virtud es el simple olfato goleador, que no es poco. No es rápido, pero sí aprovecha muy bien su amplia y potente zancada para correr siempre encorvado y sin levantar mucho la cabeza. Tampoco es el más habilidoso con el balón en los pies, pero es muy rápido en la toma de decisiones y sabe moverse y combinar con bastante soltura. Uno de sus mejores puntos es el juego aéreo, aprovechando su poderoso físico que le sirve también para cuerpear y salir victorioso de los choques y los balones divididos, su buen timming a la hora de saltar y su técnica depurada de remate le hacen ser un peligro en el balón parado.
El arranque de esta temporada no puede estar siendo mejor para él, pues ha marcado 17 goles y ha repartido 5 asistencias en apenas 9 duelos. Es decir, que ha proporcionado 22 goles en 9 partidos. Sale a más de dos por encuentro. Una media terrible, siempre engordada un poco por el nivel de la Liga Austriaca, pero unas cifras que no son fáciles de ver sea cual sea el escalón futbolístico. Su debut con la absoluta no se ha hecho esperar y su puesta de largo en Champions, con un hattrick, le ha destapado como el nuevo objetivo de todos los clubes. No pasará demasiado tiempo hasta que veamos los scouts convertidos en rumores. Y no serán pocos.
KRUGFOTO/AFP/Getty Images |
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