Si hay un auténtico triunfador en este Mundial Sub17 celebrado en Chile es el nigeriano Víctor Osimhen. Un auténtico desconocido para la mayoría hasta la fecha, jugando en escuelas amateur en su país que se ha reivindicado logrando la Bota de Oro al máximo goleador del torneo con 10 tantos en siete partidos y el Balón de Plata al segundo jugador más destacado del campeonato. Afirmaba durante la cita que hasta ahora ha vivido vendiendo agua en los semáforos de Lagos, una situación que probablemente cambiará de forma drástica a partir de ahora. Ya hay varios equipos de la Premier que se han reunido con él. El último en lograr su galardón fue el también nigeriano Iheanacho, que hoy despunta en las filas del Manchester City.
Qué lejos están todas aquellas elucubraciones de jugadores a seguir en el torneo, en su mayoría europeos o americanos, pues por unas cosas o por otras no siempre los que más nombre tienen acaban dando el nivel. La Francia de Edouard o Zidane ha sido una decepción; La Argentina de Conechny, la peor albiceleste de la historia; Paraguay pecó de perdonavidas con un irregular Sergio Díaz; Leandrinho nunca destacó con Brasil y Bélgica ha llegado lejos pese a que su jugador más destacado, Azzaoui, ha suspendido en este mundial con muy mala nota.
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Diego Cortés (17 años, México): Fue el lateral más incisivo de todo el torneo. Formó una pareja en la banda derecha mortal con Lara. Fuerte en defensa, se desdoblaba en ataque cada vez que tenía opción. Buen manejo de pelota y centros al área óptimos. Además, de sus botas salió uno de los mejores goles del torneo. Fue en semifinales, ante a la postre campeona Nigeria, y daba el empate provisional a los americanos. En Chivas tienen una perla.
Abdoul Dante (17 años, Malí): Capitán de Malí, levantó las expectativas de Europa poco antes de la final, cuando la FIFA le sometió a una rueda de preguntas al lado del otro capital de la final, el nigeriano Nwakali. Y es que Dante, que juega en las categorías inferiores del Jeanne D'Arc, un equipo de su país, afirmó que sueña con jugar en el Chelsea y que no le diría que no a un equipo tan necesitado de jugadores hoy en día. Dante es un jugador de raza, aguerrido, un auténtico líder en defensa. Él es el que manda, el que organiza y el que guía a sus compañeros. Notó mucho el conjunto su ausencia en las semifinales, donde se vio a los malienses perdidos por momentos en la zaga. Además, es un baluarte en el juego aéreo.
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Luis Olivera (17 años, Argentina): La peor selección argentina de toda la historia tiene un par de buenas noticias. Conechny, quizás el único que estuvo al nivel que se esperaba en la delantera, y Luis Olivera. Un lateral zurdo con mucho recorrido y fuerte. Mostró carencias en defensa, pero se sumó bien el ataque. El nivel de los carrileros no ha sido muy elevado, y es por eso que un jugador cuyo equipo no pasó de fase de grupos está en esta lista. La plaza más floja del once.
Alan Cervantes (17 años, México): Probablemente el jugador con más temple del torneo y mejor formado junto a Faes. Alan Cervantes es un centrocampista multiusos. El faro perfecto para esta selección mexicana encandilada con el toque. Cervantes es un pivote puro, con mucha llegada y un perfecto canalizador de juego. Se incrusta entre los dos centrales cuando es menester para dar una primera salida limpia de pelota y en la medular distribuye muy bien el juego. Si sigue con su progresión y se adecua rápido al ritmo europeo, es un jugador con una carrera por delante duradera. Un salto a un equipo como el Oporto ahora mismo sería un total acierto en la continuación de su desarrollo.
Kelechi Nwakali (17 años, Nigeria): Galardonado con el Balón de Oro como mejor jugador del torneo, Nwakali repite los pasos de su hermano Chidiebere, que fue campeón hace dos años. Y no sólo en el aspecto del título, sino porque Kelechi, aún mejor de edad, está a un paso de ser jugador del Manchester City, club al que su hermano pertenece (ahora cedido en el Girona). Lo hará cuando cumpla la mayoría de edad para respetar la normativa FIFA y se quedará en el equipo reserva o marchará decido a uno de los equipos de la Football League, sin descartar tampoco que se marche al Vittesse holandés, club afiliado al londinense. Kelechi Nwakali ha demostrado liderazgo y mucho desparpajo, pero sobre todo trabajo. Ha jugado como mediapunta, descolgado de tareas defensivas con libertad para construir, pero también en el doble pivote, bajándose al barro y brillando menos para dar más equilibrio al equipo al que ha llevado al éxito. Posee además un disparo de media distancia envidiable y su lanzamiento a balón parado ha sido un peligro constante, pues sus tres goles han llegado de esa suerte. Una cifra que le ha hecho ganador (gracias a mayor número de asistencias, 3) de la Bota de Bronce como tercer máximo goleador.
Sekou Koita (15 años, Malí): Probablemente Koita haya sido la mayor sorpresa del Mundial, no sólo por actuación, sino por su edad. Uno de los chicos más jóvenes de todo el torneo ha sido de los más determinantes. Su desparpajo con la pelota ha dejado prendados a todos. Una auténtica amenaza para el rival, aunque cierto es que su participación e incidencia fue inexistente en la final y en la semifinal cometió varios errores propios de la edad. Sus mejores minutos han llegado desde la mediapunta, pero ese sistema de cuatro delanteros con libertad absoluta de Malí ha beneficiado a que pudiera aparecer y sorprender por cualquier costado del campo generando el desconcierto rival. Su verticalidad, su buen pase y su gran conducción de balón le han hecho uno de los jugadores más destacados del torneo y si hubiera aparecido anoche, probablemente se habría llevado alguno de los tres premios como mejor jugador.
Sekou Koita celebra un gol ante Croacia / GETTY IMAGES FIFA |
Kevin Magaña (17 años, México): Rápido demostró Kevin Magaña que es un jugador diferente. Lo hizo a los 10 minutos de debutar en el torneo, tras regatear a varios argentinos y batir, con la derecha, al mete albiceleste. Y es que este zurdo ha metido dos goles (ambos con la derecha) y ha repartido dos asistencias desde el perfil izquierdo. Un extremo punzante que lleva la pelota pegada al pie, que conduce erguido con la cabeza agachada, que siempre tiene un regate de más. Recuerda mucho a Giovani dos Santos. Su físico le ha privado de una mejor versión. Imprevisible en la primera hora, en la mitad de la segunda parte siempre pegaba un bajón y se diluía. Deberá ganar músculo y reforzar su físico para seguir progresando.
Ali Mallé (17 años, Malí): La organización lo eligió como el tercer mejor jugador del torneo (Balón de Bronce) en un premio que estaba destinado indistintamente a uno de los cuatro fantásticos que tenían los africanos arriba (Malle, Koita, Haidara y Boubacar Traoré). La mala puesta en escena de Koita en la final, la irregularidad de Haidara durante el torneo y los fallos de Boubacar, que ha terminado el Mundial con dos goles cuando se podía haber ido tranquilamente a los seis le han cabado dando el galardón al zurdo maliense, que con dos asistencias y dos dianas, ha sido el jugador más productivo de los subcampeones.
Víctor Osimhen (17 años, Nigeria): Poco se puede decir ya de Víctor Osimhen. Bota de Oro con 10 goles en siete partidos, se ha convertido en el jugador con más goles de la historia de este torneo superando a Coulibaly y Sinama Pongolle (ambos con nueve). Dicen que recuerda a Kanu, porque es elegante. Y puede ser, aunque quizás no se maneje tan bien en las distancias cortas ni tenga tanta calidad. Patizambo, alto, fuerte, su planta es más como la del togolés Adebayor. A poco que mantenga su nivel y la proyección que parece tener, quien se lleve su fichaje se hará con una perla.
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