"Remember the name, Wayne Rooney!", imposible olvidar el día que el hoy jugador del Manchester United se estrenó como goleador en la Premier League. Estaba a cinco días de cumplir los 17 cuando en Goodison Park, un niño con cara de pillo, mandó a la lona el registro de 30 partidos sin perder del Arsenal con un zapatazo imparable que llegó después de un fenomenal control. Como imposible es también, dudar de que Sergio Díaz es un niño prodigio al que aún le queda mucho por recorrer pero cuyo futuro se antoja prometedor.
Sergio Díaz / LA NACIÓN |
Seis minutos le bastaron el pasado 27 de junio para demostrar de lo que es capaz con la camiseta de Cerro Porteño. Salió como suplente para jugar el tramo final de un partido ante General Díaz y desde entonces no ha vuelto a ver un encuentro comenzar desde el banquillo. Un mes después, también ante el mismo rival, se estrenó como titular con el dorsal número 18 a la espalda y con su portero, Barreto, haciendo las labores de mentor antes del pitido inicial. "Tiene la cara de un nene", decía el comentarista de la cadena paraguaya que emitía el partido. "Es que es un nene", le rebatía quien le acompañaba durante la emisión. Entonces sólo contaba con 16 años y 3 meses.
Sergio Ismael Díaz Velázquez, conocido sólo como Sergio Díaz, nació el 5 de marzo de 1998, aunque en muchas bases de datos figura erróneamente que vio la luz en diciembre del mismo año. Es el penúltimo de seis hermanos y desde hace unos meses, el nuevo ídolo del fútbol paraguayo. Ya le apodan 'El Kun de Cerro Porteño' por su semejanza con Agüero en varios aspectos, como el estilo de juego y precocidad. Él, encantado con la comparación. El hoy delantero del Manchester City es su ídolo y el espejo en el que se mira todas las mañanas. Cierto es que esa potencia en el tren inferior, tan característica de Agüero, también acompaña a Díaz en estos primeros pasos en la alta competición. La facilidad para recibir de espalda, dar la vuelta y regatear, o para cambiar de ritmo, también le acercan al estilo del argentino. Además, los dos comparten nombre y debutaron a temprana edad. En el 'Ciclón' (como se conoce a Cerro) no recuerdan una promesa similar desde que en sus filas militó Juan Manuel Iturbe, que ahora triunfa en la Roma.
Sergio nunca da un balón por perdido, quizás fruto del ansia de la juventud, de no perder el sitio que se ha ganado y sus compañeros le tienen como uno más desde el primer día. Sin ir más lejos, el día que debutaba como titular le dieron cinco pases en los dos primeros minutos de juego. Comparte delantera con un viejo conocido del fútbol español como Dani Güiza, con el que se entiende a las mil maravillas, pese a que él no se considere un punta nato. "Soy delantero, pero me muevo más por fuera, con movilidad constante y con participación en el juego", afirma. Le encanta caer a las bandas, donde puede encarar en el uno contra uno y dar rienda suelta a su interminable registro de recursos en el regate. Quizás fruto de la juventud y el físico (no llega al 1'70m) intenta salir del cuerpo a cuerpo para equilibrar la balanza. Ya le pasó al propio Agüero, condenado a ser un enganche incluso en sus primeros años del fútbol europeo para hoy ser un goleador nato.
Díaz llegó a Cerro Porteño casi de rebote, pues militaba en las inferiores de otro club del país, como Tacuaray. Diez amigos y él, que querían jugar juntos, decidieron probar suerte en el 'Ciclón', y desde entonces no se ha quitado la camiseta azulgrana. Sólo unas semanas antes de debutar, Díaz asombraba y fueron los más de 30 goles con el equipo Sub15 los causantes de que fuera a probar con los mayores, con los que ya ha jugado 20 partidos entre partidos de competición liguera y Copa Libertadores en los que ha marcado 8 tantos.
"Cuando llegamos al equipo y empezamos a preparar los partidos decidimos llamar a Sergio Díaz para el encuentro ante el Olimpia. Me llamó la atención la personalidad que tiene para su edad. Es un niño, pero tiene el comportamiento de un adulto", señalaba Hernán Díaz, su entrenador. "Tenemos que cuidarle, porque es joven y a esa edad se puede cometer errores", añadía. Uno de esos fallos, posiblemente, lo tuvo en el encuentro ante el Luqueño el pasado mes de noviembre. El equipo perdía por un tanto y él, en una acción individual, no pudo igualar el partido cuando tenía todo para hacerlo. Unos puntos que pudieron resultar cruciales en el desenlace final del campeonato, que se terminó llevando Libertad. Fruto de esa jugada, corrió el rumor de que tuvo una pelea en la que un compañero llegó a agarrarle del cuello y agredirle, algo que poco después se desmintió.
Díaz, celebrando un tanto / ÚLTIMA HORA |
Aún en pleno bautismo, su llamada para jugar con los mayores condicionó toda su vida, así como la de su familia. Su padre pidió un permiso especial en el trabajo para ausentarse durante los entrenamientos y así poder llevar a su hijo hasta el campo. "Antes iba en autobús, pero ahora no puede", dice su madre Miguela. Y es que Sergio ha pasado de ser uno más en el Barrio Obrero a convertirse en toda una estrella a la que le resulta imposible caminar por la calle ante el acoso popular. "No queremos que nadie le haga daño, que vaya por ahí sólo es muy peligroso, además aquí ahora hay mucha inseguridad", añade Miguela. Por eso el padre hace las labores de chófer con el coche que le ha regalado Yanick Delmás, representante de Sergio.
Su primer tanto como profesional no llegó hasta nueve partidos después de su debut y fue precisamente de la manera más impredecible, con su mayor carencia: la cabeza. Con el 22 a la espalda (número que ha alternado con el 18), el 'Chiquilín' (su otro sobrenombre hasta la fecha) remató en la línea de gol un centro desde la esquina prolongado por un compañero, señalando con ímpetu el escudo del equipo que le había dado la oportunidad y con una sonrisa de oreja a oreja. Un testarazo, "¿Quién iba a pensarlo, de cabeza?", decían en Paraguay, que dio los tres puntos a Cerro y supuso la apertura de la caja de pandora, y es que Díaz, enamorado del sabor que tiene mandar el balón a la red, no ha dejado de hacerlo desde entonces. Uno más en la siguiente jornada, otros dos tantos en la siguiente (que supusieron otra victoria) y una nueva racha de tres encuentros seguidos anotando el pasado mes de noviembre completan su calendario goleador.
Lo ha hecho de todas las maneras. De cabeza, con la derecha, picando el balón, al primer toque... Su sangre fría para hacer un control con la rodilla casi en el área pequeña para fusilar después al meta de Sol de América ha dado la vuelta al mundo. Al 3 de Febrero le vacunó en cinco minutos con dos dianas. La primera, poniendo el balón en la escuadra desde fuera del área tras una gran acción de Güiza; la segunda, para el recuerdo, con continuos cambios de ritmo en diagonal desde la frontal, dejando atrás hasta a tres rivales a los que manejaba cual marionetas en una jugada que podría firmar el propio Agüero e, incluso yendo más allá, Leo Messi. "Un gol de auténtico crack", definían los comentaristas, que siempre acompañan cada gran acción de Díaz con la coletilla "el juvenil". Imaginen la cara de los jugadores y entrenadores rivales cuando Sergio les saca los colores. "Nos ha ganado un niño", deben pensar. Sí, un niño prodigio.
Más allá fue con el portero del 12 de Octubre. Primero le hizo una vaselina, picando el balón cuando salía a por todas y luego marcó un tanto de oportunista, con el meta batido. Y es que, los porteros son su víctima favorita. Le bajan las pulsaciones cuando tiene a uno enfrente y no duda a la hora de darle el golpe mortal. Como hizo con Guaraní, aprovechando un error defensivo y remontando él sólo el partido en la que hasta hoy es su última diana. Tuvo críticas al principio, sobre todo en esos ocho partidos en los que su desparpajo no era suficiente y el nulo acierto goleador no acompañaba. "Condiciones le sobran y juega porque está preparado para ser titular", decía su entrenador. "Cada día mejora y eso se nota", destacaba.
Sanabria (I) y Sergio Díaz (D), con la selección paraguaya Sub 20 / IP |
Su pierna natural es la derecha, pero asombra la facilidad que tiene no sólo para golpear o asistir con la izquierda, sino para conducir la pelota con la zurda. Una cualidad determinante a la hora del regate. No sabes por dónde va a salir de él. No juega como referencia en punta, de momento, y se mueve como pez en el agua tanto como enganche como en los dos costados. Siempre se ofrece para el pase y no duda en bajar a recibir al centro del campo cuando el juego está atascado. Su cambio de ritmo y el juego en una baldosa hasta la fecha es su mejor arma, pero su futuro se antoja arrollador cuando adquiera experiencia y físico.
La vida del futbolista es muy corta y el destino puede ser muy cruel con un niño que apenas está empezando en esto y que no sabrá donde está mañana. Por eso, su madre le obliga a estudiar, aunque le han permitido abandonar momentáneamente el colegio. "La idea es que vuelva el curso que viene", señala su madre. "A mí me cansaba mucho estudiar después de venir de los entrenamientos. Además, después de salir al campo, yo sólo quería ser futbolista", añade él.
Cuatro grandes clubes del mundo ya se han fijado en él, según revela Juan José Zapag, presidente de Cerro, que intenta calmar el interés. "Es muy joven, nosotros necesitamos que siga rindiendo alto y puedo confirmar que no se va a mover de aquí como mínimo en los próximos dos años". Sergio sueña con la selección. "Aún no me han llamado, pero sé que si sigo así, pronto podré estar con ellos" y podría ser uno de los elegidos para disputar el próximo Campeonato Sudamericano Sub 20 que se celebrará en Uruguay entre el 14 de enero y el 7 de febrero. De momento, ya ha entrado en una lista de 21 jugadores que lidera el ex jugador del Barça y ahora en la Roma Tony Sanabria que viajó ayer para concentrarse y disputar tres encuentros que servirá al seleccionador para tomar la decisión definitiva. Habrá que estar atentos a los progresos, porque 'El Kun de Cerro Porteño' no parece tener techo. Sergio Díaz, remember the name...
Sergío Díaz controla un balón / ÚLTIMA HORA |
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