Debutó con 18 años -nada más y nada menos que en el Camp Nou- hace ya casi 10 temporadas, ante un Barcelona que Rijkaard comandaba y que aplastaba rivales al ritmo al que bailaba Ronaldinho. Con 19 ya estaba asentado en el primer equipo de Osasuna, siendo un jugador fundamental en los esquemas de Javier Aguirre, el entrenador que le hizo debutar y que le fichó para el Atlético de Madrid años después.
Y es que el conjunto rojiblanco, que acababa de perder a Torres, buscó recuperar la ilusión de sus fieles seguidores a base de talonario. Forlán primero, Simao después y Raúl García entre medias fueron los fichajes más caros de aquel verano para un equipo histórico que llevaba más de una década histérico. En una maniobra maestra, Raúl recaló en la ribera del Manzanares a última hora, cuando parecía que lo tenía hecho con el Valencia tras rechazar a varios conjuntos de Inglaterra. 12 millones eran muchos y había que amortizarlos.
Recuerdo que su primera temporada fue soberbia. Era año de Eurocopa -aquella que terminamos ganando con un gol del mejor Torres ante una Alemania que acabó sucumbiendo ante el poderío de los de Luis Aragonés- y Raúl, aún con 21 años, era un baluarte en la Sub 21. Fue el verdadero pulmón del equipo colchonero durante toda la temporada, y no fue fácil. Reinó en un sistema irreal de 4-4-2 que siempre acababa siendo un 4-2-4 con Simao y Maxi apoyando al Kun y Forlán acompañado del mejor Maniche que se ha visto en el Calderón. El balón no circulaba por el medio. Nadie daba un pase bien dado y se vivían partidos de auténtico vértigo en los que se llegaban a ver 5,6 y 7 goles en sólo 90 minutos. Pero Raúl era el rey del alboroto. A mitad de temporada todo se truncó, o eso parecía. Maniche se rebeló contra Aguirre y acabó cedido en el Inter y el navarro se quedó sin pareja de baile en la medular. Cléber no daba la talla y Maxi era un parche que aportaba lo poco que podía. Fue entonces cuando apareció, más grande que nunca, Raúl García. Se multiplicó en el medio para sostener, él sólo, a un Atlético que terminó entrando en Champions muchos años después. Cabe destacar, claro está, la irrupción de un pequeño prodigio de 17 años a su lado que se doctoró ante el mejor Barça llamado Nacho Camacho que prometía más de lo que ha terminado siendo.
Y como ahora vienen las críticas, que no son pocas, justo es decir que en la afición colchonera quedó un sabor amargo cuando el navarro no fue incluido en la lista de Aragonés para ir a la Eurocopa. Una temporada después, el fichaje de Assunçao y la vuelta de un indultado Maniche le llevaron al banquillo en más de un partido. Raúl, habiendo perdido el sitio, no acabó de dar con la tecla en el centro del campo. El Atleti, con un juego más pausado, no encontró en el navarro ese jugador de gran pase y distribución que se le suponía y, aunque jugó mucho, acabó en el ostracismo, cambiando esos estruendosos aplausos que había levantado por leves pero dolorosos pitidos por su mal hacer.
Tres largas e interminables temporadas en las que Raúl conoció la cara más amarga del fútbol. Ni Abel, ni Quique, ni el propio Aguirre que le había descubierto dieron con la tecla. Ni estaba ni se le esperaba. No acertaba con los pases, no realizaba con éxito controles sencillos y perdía balones en posiciones demasiado comprometidas. Perdió su sitio en el 11, abandonó su confianza y se olvidó que él llevaba un jugador de fútbol dentro. Nadie se había dado cuenta -quizás cegados por su gran primer año en el Calderón- que Raúl no era mediocentro. Tres largos e interminables años en los que yo, dentro del coliseo atlético, he lamentado cada uno de los balones que perdía, he gritado y me he enfadado por cómo un profesional podía cometer esos errores de bulto y podía mostrar un nivel tan bajo. Recuerdo cuando se dejó barba y entre los compañeros del sector se debatía si lo había hecho para camuflarse y que el aficionado no le pitara y silbara.
Abuchearle se volvió sistemático. Anunciaban su nombre en los videomarcadores, y pitada que te crió; tocaba el primer balón, y los silbidos se hacían notar por encima de todas las cosas.
Entre medias, fue uno de los grandes culpables de que el equipo colchonero ganase la Europa League de 2010 formando un medio con poco toque y mucho músculo al lado de Assunçao. Una semana después, vio desde el banquillo cómo el Sevilla se llevaba la Copa del Rey y lloró desconsolado como un niño al terminar el partido sobre el césped del Camp Nou, ese estadio que le había visto debutar.
"Raúl siente mucho al Atléti", me dijeron. "Le duele muchísimo que la grada le pite, y le molesta cuando le asocian con otros equipos. Quiere triunfar de rojiblanco".
Sentí pena por un segundo. Luego pensé que había miles y millones de personas que darían su vida por jugar en el club de sus amores, pero por aptitud y no actitud no podían hacerlo. ¿Por qué iba a ser distinto el navarro?
"Molesta mucho que se pite a un jugador cuando tiene el balón, un jugador que da todo por el equipo, que lucha como nadie. Quiero pedir a la afición que tenga más paciencia con Raúl", decía Tiago, compañero de equipo y su principal competencia para un puesto en la titularidad.
"Es el peor jugador que he visto -aunque decía lo mismo de Valera- en el fútbol. No sabe dar un pase y no hace ni un control bien", me decía mi amigo Gabriel. En realidad dolía que tuviera tanta razón.
Y a él nadie le comprendía. "Me piten o no, siempre voy a querer lo mejor para este club", señaló el protagonista de esta entrada tras una mala actuación del equipo en general y suya en particular acompañada de la ya más que repetitiva pitada al unísono del Calderón. Y cuando parecía condenado al ostracismo, tras un año cedido en Osasuna donde jugó en la mediapunta e hizo un año más que aceptable, llegó el momento Simeone.
"Con lo bien que lo ha hecho cedido, a ver si alguien nos da un par de millones por él", decían. Simeone, tres entrenamientos después de trabajar con él, le declaró intransferible. Con confianza, trabajo y minutos en la mediapunta, Raúl García, dos años después, se ha ganado a toda la hinchada colchonera. Con más esfuerzo que nadie se ha trabajado un perdón que ha tardado más de la cuenta pero que sabe a algo más que a gloria y satisfacción.
Por la derecha, por la izquierda, por el centro y incluso de delantero, con el '8' a la espalda y casado con el gol, el navarro vive la mejor época de su vida con Simeone como su principal valedor y el orgullo de estar donde está por merecimiento propio. Nadie le ha regalado nada y ha tenido que hacer más del doble que los demás para conseguir la mitad del reconocimiento. Le va en los genes.
Y es que si el año pasado ya terminó bien y marcó algunos goles cruciales, los 9 que lleva a estas alturas de la temporada han enamorado a la afición que primero le aplaudió y luego cogió por costumbre los abucheos. Y no sólo los goles, sino ¡qué goles!
"A Raúl García no le doy los minutos que se merece", dice Simeone, su máximo valedor. "A un chico que trabaja como él me da pena no darle más tiempo". Un Raúl García que ha vuelto para quedarse. Que ya no puede ocultar esa sonrisa detrás de una frondosa barba por triunfar en el equipo de su vida, al que idolatra y siente por encima del equipo al que ama y del cual salió. Un Raúl García que sólo encontró la tregua de la afición cuando defendió los colores rojiblancos de las burlas de Cristiano Ronaldo con aquella famosa 'espaldiña'. Un Raúl García que igual no se merece el Balón de Oro ni acabará jugando con la selección española, pero que merece la medalla de la Real Orden del Mérito Deportivo como nadie. Un Raúl García que, por segunda vez, y esta de verdad, es feliz en su casa.
Don Raúl, perdónenos. Tenga compasión y entienda que todos nos equivocamos. Y gracias.
Amén.Grande Raúl,no te nos vayas de nuevo,nunca.
ResponderEliminarEn Osasuna siempre se le ha querido, es el típico navarro, humilde, luchador, con garra, que por encima de todo suda la camiseta por su equipo. Nunca se ha creído mas que nadie y eso le honra. Aupa Raúl!!
ResponderEliminarYo creo que tu eres tonto..raul garcia es el tipo mas malo que ha pasado por el atleti, en un top3 con el pato sosa y perea. Porque meta unos pocos goles de cabeza contra equipos de mierda no quiere decir que sea bueno, el dia que de dos pases bien sera fiesta nacional. PAQUETE
ResponderEliminarSi la envidia fuera tiña,cuantos tiñosos habría.....Muchos quisieran tener la honradez que el tiene,Aupa Raul!!!!!!!
EliminarYa lo creo esta que se sale y esta jugando mejor que nunca y todo se lo a ganado a pulso nadie le a regalado nada y espero que pueda estar mucho tiempo con nosotros. Grande Raul.
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