Corría el minuto 70 de partido en St. James Park cuando Moussa Sissoko encaraba como una bala la portería de Begovic para, antes de que le permitieran empatar el encuentro, ser derribado en la frontal.
El meta bosnio quedó dolorido en el suelo con el balón bien agarrado mientras Papiss Cissé se fue como un resorte a recoger el cuero para no perder demasiado tiempo. Taylor, que por allí andaba, intentó mediar en el asunto y la cosa se lió. Y es que desde el suelo, Begovic se levantó para empujar primero, y dar una bofetada después al "27" de las urracas. El show había comenzado.
Mientras el barullo estaba formado, Cabaye ya tenía el balón bien colocado y no dejaba de visualizar la portería en la que quería marcar el gol del empate. Iba un paso por delante de todos los jugadores. Bueno, de todos menos de Steven, que tenía un plan idóneo para sacar de sus casillas al guardameta. Con el balón a 20 metros y la barrera en el punto de penalti, Taylor se introdujo en el área pequeña y, olvidándose de la jugada, empezó a impedir la visión de Begovic.
S. Taylor celebrando el gol delante de Begovic |
Walters, que por allí pasaba para ayudar a los suyos, quiso hacer de "Taylor" para molestar al que estaba molestando. Primero empujando al propio Taylor y luego intentando bajarle los pantalones un par de veces. Steven ni se inmutaba. A sólo metro y medio del portero, el defensa del Newcastle continuó con su particular show y empezó a hacer 'el espejo'. Si Begovic levantaba la mano izquierda, Taylor hacía lo propio con la derecha; si se movía hacia un lado, Taylor le perseguía, si se agachaba, más de lo mismo.
Walters, que no le podía sacar de quicio, pidió ayuda a un compañero y los dos se fueron a por Steven. Pero éste ya no estaba. Jugaba con todos y se iba y venía. "Ahora me ves, ahora no me ves", debía pensar. Parecía que todo estaba decidido, la barrera colocada y Steven se incrustó en la muralla de hombres del Stoke. Pero no. Otra vez, entre Walters y N'Zonzi, continuó con la actitud burlesca y las miradas desafiantes hacia el meta, eso sí, sin parar de moverse -ya fuera saltar, agacharse, etc.-. Y cuando más se alejó de la jugada, más se volvió a acercar. A menos de un metro, se puso frente con frente e incluso Begovic le soltó la mano para intentar quitarle. El árbitró pitó y Taylor había ganado la partida.
Y es que Cabaye, con la mitad del trabajo hecho, llevaba unos minutos de concentración y supo poner la pelota en la escuadra ante un Begovic que, como un flan, ni se inmutó primero y se tiró a destiempo después, cuando el balón ya estaba dentro.
Taylor, ni corto ni perezoso, en su acción de ir a recoger el balón para no perder tiempo, tuvo unos segundos para dedicarle el gol a su compañero de baile con un "¡Yeah!" en su cara en una acción que duró sólo 2 minutos pero de la que se puede escribir casi un libro. Por cierto, el Newcastle acabó ganando.
El día que Steven Taylor se burló de Begovic from Diego21 on Vimeo.
Y así fue cómo lo celebraron y se vio desde las gradas.
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