lunes, 16 de enero de 2017

Gio Simeone, el Cholito continúa con la saga

Gio Simeone celebra un gol / TULIO M. PUGLIA / GETTY IMAGES
Cuando Diego Pablo Simeone aterrizó en Pisa hace casi 30 años, muy pocos imaginaban la carrera que iba a lograr a sus espaldas. Primero como jugador y luego como técnico. Sobre el verde italiano, el Cholo disputó ocho temporadas repartidas entre Pisa, Lazio e Inter de Milán. Luego, como técnico, hizo su primera aparición en un banquillo europeo a mandos del Catania, al que acabó librando con holgura de un descenso que parecía inevitable. Al final, dejó a los catanesi casi más cerca de Europa que de la zona de peligro.

Tanto tiempo después, es Giovanni, su hijo mayor, el que ha empezado a labrar su futuro en la Serie A, dando el salto directamente desde Argentina. Gio Simeone (Madrid, 1995) ha vivido su corta carrera tras la sombra de su padre. Años y años siendo siempre el máximo goleador de la categoría en la que jugase en las inferiores de River Plate nunca le sirvieron y la losa de quién fue, y es, su padre, parece pesarle más de lo merecido. Hasta su llegada hace seis meses a Italia, Gio era más conocido por ser el hijo del Cholo que por ser uno de los delanteros con mejor puntería cara al gol en los últimos años de la Primera División Argentina. Y claro, eso sigue siendo así hasta que se enfunda su camiseta número nueve y sale al campo. Y los goles se le caen de los bolsillos.

Siempre tuvo las cosas claras. Por eso, imberbe, con apenas 15 años, ya apuntaba que su sueño pasaba por ganar la Liga de Campeones con el Atlético de Madrid y el Mundial con Argentina. De ideas fijas. De cabezota que consigue lo que quiere por pura insistencia.

Giovanni Simeone no será un prodigio con la pelota en los pies. Digamos incluso que es limitado, comparándolo en este nuevo fútbol de nueves de salón con un manejo de pies excelente como Dzeko, Benzema o Giroud. Es más Morata que Karim, más Torres que Griezmann, más Mandzukic que Dybala. Pero tiene algo que no se negocia, herencia de familia, y unas ganas de comerse el mundo que difícilmente se pagan. Por eso, Simeone, con 19 años, fue petición expresa de Almeyda para Banfield. El ex de River le había dado la alternativa en su época con los millonarios y pensó en el Cholito para su proyecto. Y claro, Simeone, con quien en el Monumental nunca fueron justos, tuvo que demostrar fuera que lleva el gol en las venas. Hizo 12 tantos en algo más de 30 partidos jugando incluso más alejado del área, donde campaba un tipo más experimentado como Santiago Silva. 

Gio Simeone, ante el Pescara / ANSA
Su ímpetu, además, le llevó a ser el máximo goleador del Sudamericano Sub 20 de 2015, logrando nueve tantos y convirtiéndose en el mejor anotador histórico del torneo. Nada de esto pasó desapercibido en Italia y el Genoa, que no vive su mejor momento, decidió apostar por él. Hubo ofertas de España, hubo ofertas para seguir en Argentina, pero el Cholito decidió dar el gran salto y cruzar el charco como ya lo hiciera su padre, al fútbol transalpino.

Giovanni Simeone nunca será Batistuta. Tampoco Crespo. Jugadores con gol y además, un gran talento para con el balón. El Cholito, como ellos, es un jugador puro de área, un nueve, un cazagoles que se caracteriza por estar siempre en el momento idóneo en el lugar perfecto. Su remate al primer toque es su principal virtud, su facilidad para ganar a su par en estático le nutre de goles y hace del remate de cabeza su arma más peligrosa

Por eso, tras empezar como suplente la temporada, Ivan Juric se vio obligado rápidamente a cambiar su sistema y ponerle junto a Pavoletti. Ahora, sin él (fichado por el Nápoles), Simeone puede engordar incluso más sus cifras gracias a una titularidad que ya parece asegurada hasta final de temporada. Y es que ningún equipo se puede permitir el lujo de prescindir de un jugador que se deja el alma en cada partido, que exige siempre al rival una acción más, que fuerza los errores con su presión y que es capaz de contagiar al resto con su ímpetu. 

A Gio Simeone, pese lo que se pueda imaginar, nadie le ha regalado nada. Por eso lleva ya siete tantos en una liga tan competitiva como la Serie A, donde los espacios brillan por su ausencia, y tiene un ratio de un gol cada dos partidos. A sus 21 años, el Cholito sólo ha salido del cascarón y ahora tendrá que consolidar su fútbol, sus goles. Ya se escuchan cantos de sirena de equipos con mejor situación, y el mismo Lazio quiere tener la segunda saga de Simeone. Pero el Cholito debe ser inteligente. En Genoa, en su primera experiencia fuera de su país, ha encontrado un lugar donde sentirse cómodo y rayar a gran nivel. Son muchos los que, por la toma de decisiones poco meditadas, han terminado con su carrera a temprana edad. 

A Simeone le encanta bajar a recibir el balón, caer a banda para tener otra visión y moverse y corretear por allá donde esté el cuero. Y aunque no sea su fuerte salir del área, digamos que está entendiendo cada vez más cómo jugar cuando el rival te lo pone difícil. Es por eso que él y Pavoletti, dos puntas de un corte muy similar, se han complementado tan bien en toda esta primera vuelta jugando juntos.

Es por eso, que en una liga en la que los delanteros brillan por su esfuerzo, Simeone puede llegar a triunfar. Maxi López, Mauricio Pinilla, Mandzukic, Destro o Matri son jugadores de su mismo corte. Un ímpetu que lleva al éxito. Y Gio, cansado ya de contrariar a sus detractores, ha iniciado una carrera que cómo poco aventura a ser una pelea continua. Ya lo dice su Twitter, donde (se) describe: "El hierro antes de hacerse duro, pasa por el fuego para hacerse aún más duro" y "Cuando nadie cree en ti, tú eres el único capaz de demostrar lo contrario". Gio Simeone, mientras tanto, no puede dejar de marcar.




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