domingo, 18 de diciembre de 2016

Santos Borré, cambiar su presente para tener un futuro



La cesión de Rafael Santos Borré empezó a ser mala para el jugador y para el Atlético de Madrid desde que a sólo unos días de comenzar la competición, el Villarreal se deshiciera de Marcelino y contratase a Fran Escribá. El primero, caracterizado por su dosificación de plantilla gracias a la rotación de jugadores y reparto de minutos durante toda la temporada, era una opción más que positiva para un chico que daba el gran salto a Europa, con una buena carta de presentación y un futuro prometedor.

Cinco meses después, Santos Borré es un jugador prácticamente inutilizado por Fran Escribá y necesita una salida urgente para no quedarse estancado. El renacer de Alexandre Pato, la buena campaña de Sansone y la recuperación de Bakambu cierran el paso al colombiano, que tiene que tener minutos para dar un paso en su evolución.

Cuando ha jugado, Borré no lo ha hecho mal. Se ha gustado, ha anotado, ha repartido alguna asistencia y ha generado peligro. Se le han visto cosas. ¿el problema? El chico está aún verde, necesita adaptación, los que comparten posición con él van una marcha por delante y Escribá no es muy amigo de hacer probaturas. A todo ese mejunje de impedimentos se sumará en en el último tramo de la temporada la recuperación de Roberto Soldado, lesionado de larga duración, que a poco que recupere su último nivel estará por delante del colombiano también en las quinielas.

Y es que Santos Borré no vive su mejor momento como futbolista. Aquel delantero que asombró a Colombia entera y que se labró un nombre entre las futuras promesas en los torneos internacionales Sub20 con los cafeteros, ha caído en un bache considerable desde que lo fichara el Atlético de Madrid, allá por diciembre de 2015. Entonces, varias lesiones de tobillo y quizás algo de ansiedad generaron en él un impedimento que le privó de despedirse del América de Cali dando su mejor versión.

Borré era considerado una de las mejores promesas del fútbol sudamericano. Con sólo 19 años había irrumpido ya en las listas de la selección absoluta compartiendo posición con jugadores de la talla de Radamel Falcao, Jackson Martínez, Teo Gutiérrez, Luis Muriel o Carlos Bacca y, aunque nunca llegase a debutar, su nombre ya figuraba entre los de los grandes puntas de la tricolor. De él decían voces autorizadas (ex jugadores como Valderrama, técnicos de la selección y compañeros de equipo) que iba a ser el mejor jugador de la historia de Colombia, superando a James, Falcao o el propio Valderrama.

Pero es que desde que ligó su futuro al Atlético, Borré no ha tenido suerte y parece otro. Se ha empezado a quedar estancado. Con 21 años un jugador no dice adiós a sus posibilidades futbolísticas, pero sí puede empezar a ver el final de una carrera prometedora porque no pasan muchos trenes. 

A día de hoy, una salida sería una operación positiva para todas las partes. Para el Atlético, que quiere ver crecer a su joven promesa. Para el colombiano, que necesita como el comer sentirse útil, valorado, en un equipo que le otorgue minutos y confianza, donde pueda lograr una gran cifra de goles. Y hasta para el Villarreal, que lo tiene como fondo de armario, como jugador de relleno casi residual. Borré apenas ha jugado 180 minutos en Liga repartidos en 10 partidos. Un tiempo que bien podría aprovechar un delantero de la casa, canterano, como Rodrigo Hernández (que por cierto, a día de hoy ha jugado más que Borré).

Un equipo como Las Palmas, que no da con la tecla con el irregular Livaja y el desdibujado Araujo, podría ser una opción más que aceptable para su adaptación. Otro recién ascendido como el Leganés, cerquita de la capital, donde el Atlético podría controlarle mejor, sería una segunda opción más que viable para su evolución. Incluso el Valencia, ahora que resuenan tiempos difíciles por Mestalla y que Prandelli parece dispuesto a hacer una revolución.

Santos Borré tiene mucho fútbol en sus botas. Su estilo de juego concuerda a la perfección con el ritmo que se juega en España y sólo es cuestión de tiempo que le llegue el momento adecuado. Villarreal no parece ser a corto plazo un camino para encontrar su mejor yo. Y el fútbol ni espera, ni tiene memoria. Borré necesita jugar sus cartas. El Atlético tiene que sacarlo del Madrigal para no desperdiciar a una joven promesa que lleva tiempo estancada y a la que se está poniendo cara de juguete roto. 

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