No existe nada más doloroso para un seguidor del Newcastle que perder la categoría en favor del Sunderland. Que una victoria de tu máximo rival, al que por cierto llevas casi una decena de partidos sin ganar, te lleve de cabeza a la Championship (Segunda División inglesa). Dejar la máxima categoría en dos ocasiones en menos de siete años no es casualidad, sino más bien causalidad. Y para un equipo con la historia y el nivel económico del Newcastle, sin olvidar todo lo que es como institución, es una vergüenza y una catástrofe de una magnitud similar a cuando le sucedió al Atlético de Madrid en el año 2000.
Dice Transfermarkt que, en cuanto a valor de mercado, los magpies son el noveno mejor equipo de la Premier League. En el panorama mundial, sólo siete equipos gastaron más dinero esta temporada que el Newcastle en reforzar sus plantillas (108 millones de euros en fichajes invertidos por tan sólo cinco ingresados con las ventas) y se erigen más despilfarradores que clubes como Inter de Milan, Chelsea, AC Milan, Mónaco, Real Madrid, Bayern de Múnich, Barcelona o Tottenham. Esos más de 100 millones invertidos suponen, por goleada, la mayor cantidad gastada por el club en una temporada, doblando casi la anterior, cifrada en 60 cuando al equipo llegaron Owen y Albert Luque, entre otros. Y para más inri, cinco de los nueve fichajes más caros de la historia del club han tenido lugar este curso. A saber: Wijnaldum (20 millones de euros), Mitrovic (18'5M€), Thauvin (18'5M€), Shelvey (16M€) y Townsend (15M€).
Desde que Mike Ashley se hiciera con la presidencia del club, en 2007, el Newcastle no ha sido más que una empresa de compra-venta de jugadores. El equipo ha perdido su espíritu y le han robado el alma y sólo la afición mantiene el tipo de una institución histórica que se ha echado a perder. El dueño de las urracas no ha dejado de utilizar la imagen del club para potenciar su empresa personal (Sport Direct) y engrosar su bolsillo. Hace y deshace a su manera, sin tener ni la más mínima idea de fútbol y ficha y vende sin el consentimiento de sus entrenadores, simples marionetas.
Mike Ashley, en el palco de ST. James Park |
Y esta temporada, tras coquetear con los puestos de peligro en las pasadas, el Newcastle ha vuelto a descender. Por segunda vez desde que Ashley cogiera al club. Y nada parece importarle. Las urracas han deambulado por la Premier desde que el hombre cuya mayor preocupación durante los partidos es que no se acabe la cerveza del palco sin rumbo y han estallado decenas de polémicas entre la plantilla que no habrían sucedido en un club grande: la pelea entre Carroll y Steven Taylor en la que ambos acabaron lesionados, el bullying a Ben Arfa para que acabara dejando el equipo, la expulsión del club del capitán Joey Barton por unas declaraciones en Twitter, etc. Ni que decir tiene que el Newcastle ha vuelto a descender con jugadores capacitados para jugar en Europa haciendo un paralelismo con el anterior descenso, que se vivió tras configurar una plantilla que iba a buscar el título en la que había jugadores de la talla de Michael Owen, Damian Duff, Obafemi Martins, Kevin Nolan, Coloccini, Given, N'Zogbia, James Milner, Alan Smith, Mark Viduka, Geremi, Nicky Butt, Joey Barton o Jonás Gutiérrez.
Steve McClaren nunca fue el idóneo para el puesto y que el equipo no iba a gozar de buena salud era algo que se sabía desde la primera jornada, por muy lustrosos e ilusionantes que fueran los fichajes. La Army Toon (hinchada del Newcastle), cansada de su dirigente, lleva años en una eterna lucha pidiendo la cabeza de un Ashley que cada campaña tiene más y más poder en la institución y no se cree ya los cuentos chinos. Obvio que siempre es mejor tener estrellas que jugadores del montón, pero da igual tener 16 jugadores internacionales habituales con sus selecciones como tienen las urracas, que ni por esas. El equipo, desalmado desde la primera jornada, arrastrando un mal que lleva años gestando, ganó partidos y sacó puntos por el talento individual de sus jugadores. Los Ayoze, Wijnaldum o Mitrovic lograron tantos decisivos, puntos esenciales que a la postre se han antojado insuficientes.
Si quedaba algún resquicio de esperanza, todo se torció cuando a principios del curso Tim Krul cayó lesionado. El Newcastle, el equipo que peor defiende de la Liga, el club menos trabajado en la faceta defensiva de todo el panorama mundial, sostenía gran parte de sus esperanzas en el meta holandés, capaz de atajar lo imposible. Con sus 10 años en el club, Tim Krul era el sostén de un equipo que hacía aguas por todos lados. Uno de esos capitanes sin brazalete. Dentro de una espiral negativa de resultados, la llegada de Rafa Benítez bien pudo mejorar algo el equipo, pero no fue nunca suficiente. Más tardía que otra cosa, si el español hubiera llegado un mes antes seguro que habría podido mantener la permanencia y volver a poner una tirita a una herida mal curada que se volvería a abrir con el tiempo.
Si con McClaren el club jugó 29 partidos, logró 28 goles y encajó 53, el buen hacer del español desde su llegada se vio en estas estadísticas. 8 partidos, 11 goles a favor y 11 en contra. Potenció el gol a favor y cortó la sangría de tantos recibidos, pero ni por esas. Cierto que cogió al equipo a un punto del descenso, pero la gran diferencia radica en la mejoría descomunal que sí ha demostrado el Sunderland, empeñado en ganar cada partido para evitar ser relegado.
¿Y ahora qué?
Dos opciones que en realidad son tres, aunque una no se contemple. Sería esta una venta del club, reestructuración del organigrama y empezar de cero. Como esa es imposible, sólo quedan dos: hacer un buen año y retornar rápido a la máxima categoría, como ya se hizo en 2010; o seguir deambulando por la categoría de plata y acabar en una división aún más baja, situación que ha vivido recientemente el Boltón, por ejemplo. Rafa Benítez es el entrenador idóneo para preparar el asalto a la Championship. Puede rescindir su contrato de forma unilateral, pero hasta el domingo no se sabrá nada. Si es verdad que Mike Ashley le ha dado plenos poderes, cosa que asegura la prensa inglesa y que hay que poner en seria duda, Benítez se quedará y hará un proyecto bueno y bonito a corto-medio plazo, con la llegada posiblemente de muchos españoles. ¿Qué harán los Mitrovic, Wijnaldum o Mbemba? Jugadores contrastados tiene el Newcastle a raudales. Hasta 16 internacionales en la primera plantilla. Se antoja cobran demasiado para una Segunda División y alguno se negará a jugar en una categoría inferior. Difícilmente habrá desbandada, aunque sí saldrá algún que otro jugador importante casi seguro. La materia prima abunda, aunque hay que retocar alguna pieza de mitad de campo para arriba y cambiar por completo la defensa. Quizás sólo Janmaat valga para un equipo que quiere jugar en Premier. No se necesita mucho más. Trabajo, trabajo y trabajo. Aislamiento de la plantilla con respecto a la cúpula directiva y dejar que la mejor afición del país lleve en volandas al equipo donde merece. Joey Barton, antiguo capitán del equipo, tiene la llave: "La directiva no es digna del club".
Debe ser el primer equipo en la historia que invierte más de 50M y desciende. Trágico.
ResponderEliminarEstoy leyendo esto en enero del 2023, como es que se vivía incertidumbre en esos tiempos con el dueño, gracias a Dios las cosas han cambiado y ahora el Newcastle está en 3er puesto de la premier con miras a la champions, nuevos dueños y nuevos sueños.
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