lunes, 7 de octubre de 2013

Un mago de oro olvidado en una Tacita de Plata

"Diego, tío, quiero que me consigas la camiseta de Mágico González, el que jugó en el Cádiz hace años." Eso es lo que me ha dicho ya más de un par de veces mi amigo Jesús. Un tipo que no colecciona réplicas como yo y que las tiene contadas. De hecho, no le recuerdo más que una de Riquelme y otra de Del Piero. Mal gusto no tiene. Y es que, cuando empezamos a hablar de fútbol, a ver jugadas de Messi, tacones de Cristiano, jugadas maradonianas de Ben Arfa o la magia que hacen Ricardinho y Falcao en una cancha de fútbol sala, Jesús siempre saca a Mágico. 

Nunca el nombre de un país definió mejor al hombre que llegó de él. Jorge Alberto González nació en el Salvador a finales de los años 50, en un país que hoy no está nada desarrollado y que en esa época lo estaba aún menos. Y más que Salvador, era un auténtico Dios como le veían en su región. Ídolo, santo y seña del combinado nacional, se dio a conocer al mundo entero jugando para la clasificación del Mundial 82 que se celebró en España.

"El Mago es diferente en todo. Desde que le ves entrar por la puerta hasta que le ves vestirse. Pero sobre todo cuando coge la pelota. Lo del Mago y la pelota es algo que yo no he vuelto a ver", señaló Onésimo, compañero de delantera del centroamericano en el Cádiz y uno de los mejores extremos de la historia española. 

"Tenía cosas que no tenían otros. Yo no he visto a nadie hacer lo que le he visto a hacer a él. Pero había que estar pinchándole constantemente, encima de él", se refería Juan Carlos Pedraza al delantero de la ciudad andaluza. 

Y es que Cádiz fue para él algo más que una casa. La Tacita de Plata fue su vida y el Carranza su garaje, donde hacía y deshacía sus obras cual manufacturero empedernido. ¿Su obra favorita? el balón. Aunque quizás la siesta y las mujeres estaban por delante en sus prioridades.

"Yo no soy un santo, me gusta divertirme porque es importante para desenvolverte bien y mantener tus responsabilidades en condiciones", dijo de sí mismo en una entrevista al ser preguntado si esa fama que se había ganado tenía fundamentos.

"¿Qué prefiere usted, ser Mago o ser Mágico?", le preguntaron cuando ya estaba consolidado en España. "Prefiero ser Jorge", contestó. Humilde, no necesitaba más. Se conformaba con lo poco que tenía. ¿Para qué jugar en otro club si en Cádiz ya estaba contento y le valía? Ambición cero. Y es que Mago era como le llamaban en su país de origen. Mágico como se le renombró en España por una serie de circunstancias léxicas que le explicaron un día pero que él nunca llegó a entender. Probablemente ni siquiera lo intentó.

Para entender su historia hay que contar uno de sus primeros episodios con mayor celebridad. Todavía jugando en continente americano, el París Saint Germain se fijó en el jugador salvadoreño para hacerse con sus servicios y continuar con un proyecto vencedor que acababa de hacerse con la Copa de la Liga y que en los siguientes años levantaría dos trofeos más, además de una liga derrotando al todo poderoso Saint Etienne de aquella época. Tras cerca de cuatro horas esperando en una cafetería céntrica de la ciudad de San Salvador, los directivos del club galo decidieron marcharse sin ver al jugador. Mágico, perezoso por naturaleza y siestero empedernido, no acudió a la cita alegando que jugar en ese club era "demasiado compromiso". "Creo recordar que estaba durmiendo la siesta", recordó un familiar cuando se le preguntó por la fecha.

En Cádiz no todos conocen esta historia. Pero la ciudad en su totalidad si se alegra hoy en día de la decisión del que fue nombrado mejor jugador de la historia del club amarillo. Decidió fichar por un equipo de segunda división -al que le bastó un año para subirlo a la máxima categoría- y estuvo allí la mayor parte de su carrera, aunque dividida en dos etapas. Allí coincidió, entre muchos otros, con Onésimo, célebre por sus regates eléctricos partiendo de los costados. "Hacía cosas que yo no podía siquiera imaginar. Nos quedábamos los dos después del entrenamiento a hacer cositas y un día me apostó a que metía 10 de 10 goles de córner directo por la escuadra. ¡10 de 10! Y lo hizo, vaya si lo hizo", recordaba, aún anonadado pese al paso de los años, el habilidoso extremo pucelano.  

Maradona (I) y Mágico González (D)
Íntimo amigo de Maradona, el argentino no dejó nunca su empeño por jugar a su lado. En el verano del 84, Mágico estuvo de gira con el FC Barcelona por petición expresa del Pelusa. Pero hubo un hecho que truncó su fichaje. Una noche, en el lujoso hotel californiano en el que se alojaba el club catalán, la alarma de incendios saltó a todo volumen causando el pánico y el caos entre la expedición azulgrana. Todos abandonaron sus habitaciones y como un resorte salieron a la parte exterior del hotel. Todos, menos Mágico. Cuando la situación se calmó, los técnicos encontraron al salvadoreño dormido profundamente en su habitación con la compañía de una señorita. "¿No había ningún incendio no? Siempre he sido muy vago y esa noche no me apetecía levantarme", contestó años después. Enfadó a Maradona como ninguna patada de ningún defensa lo hizo en su carrera por su actitud de poder serlo todo y de no querer ser más. "El Mago es mejor que yo. Yo vengo del planeta Tierra, pero él es de otra galaxia", se refirió al salvadoreño más de una vez el nombrado mejor jugador de todos los tiempos, Diego Armando Maradona.

Su fichaje nunca llegó y las cosas se enfriaron en Cádiz, donde la fama se apoderó del jugador y los técnicos decidieron no contar con él cediéndole al Valladolid. Una vez llegado allí, su carrera cayó en picado. "Empecé a perder las fuerzas y a hacer cosas que un profesional no debe hacer" se confesaba.

Pero volvió a Cádiz un año después con más fuerza que nunca. Volvió para marcar un gol antológico al Racing de Santander. un gol en el que Pedro Alba, portero del equipo cántabro, se hizo famoso por quedarse aplaudiendo la obra de arte que Mágico acababa de hacer hasta que sus compañeros sacaron de centro. Un genio que, cuando el Atalanta italiano le hizo una prueba para ficharle, decidió jugar realmente mal a propósito con el único objetivo de quedarse en Cádiz, donde estaba más que asentado, feliz y a gusto.


"Si a Mago le coge alguien con 11 años como el Barça cogió a Messi, habría sido uno de los 3 más grandes de la historia sin ninguna duda", justificaba un Onésimo más que convencido.

Como bien señala Rubén Uría en su magnífica obra Hombres que pudieron reinar, "alternaba actuaciones espectaculares con resacas interminables. Jugaba de noche, y también de día. Igual regalaba un gol de córner directo que se pasaba dos días en paradero desconocido".

La última anécdota corre a cargo de David Vidal, entrenador en el equipo andaluz durante años. Jorge había llegado tarde a los entrenamientos -una vez más- y el entrenador le había castigado. Se quedó sólo, sentado en una esquina del vestuario mientras el técnico daba la pertinente charla táctica. Pero nadie atendía al míster y el propio Vidal tuvo que interrumpir su discurso al quedarse fascinado con lo que estaba viendo. "Le miraba y no me lo podía creer. Estaba haciendo toques con un paquete de tabaco Marlboro. Pudo hacer 20 ó 30, quizás más, antes de darse cuenta de que le estábamos observando anonadados. Era normal verle hacerlo con una naranja. Una naranja es redonda, ¡pero un paquete de tabaco es rectangular!, era asombroso. La sensibilidad que Dios nos ha dado a los humanos en las manos, a Jorge se la dio en los pies", recordaba un aún incrédulo David Vidal, que hizo un alto en su enfado con el delantero ante tal acto.

No sé si alguna vez Jesús conseguirá esta camiseta. A veces, cuanto más buscas una cosa, más difícil es encontrarla. Otras veces, sucede todo lo contrario. Mágico consiguió ser una estrella sin querer ser una estrella. "Nadie se imagina lo que me costaba ir a los entrenamientos. Vengo de un país subdesarrollado, con otra cultura distinta, y por mi forma de ser no era capaz de concienciarme de ir a entrenar a diario. Sufría mucho. Lo hacía por mis compañeros, por respeto a ellos, aunque a veces me retrasaba uno o dos minutos. Jugaba para divertirme y si hubiera sido más profesional no lo habría hecho, señalaba el jugador que había encandilado a Cádiz pero que no se había enamorado siquiera de sí mismo. "Respeté al fútbol, pero no me respeté a mí".

1 comentario:

  1. Las camisas de magico estan a la venta en el salvador !! por Cuatrocuatrodos Tú Mejor Alineación aca una foto de los diseños

    https://www.facebook.com/photo.php?fbid=308571682614549&set=pb.214651682006550.-2207520000.1383101554.&type=3&theater

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