En sólo unas horas tendrá lugar una nueva prueba del Mundial de Motociclismo. Esta vez, el Circuito de Montmeló, en España, será el encargado de acoger las batallas encarnizadas entre Márquez, Pedrosa y Lorenzo; el desparpajo y descaro de los pequeños como Salom, Viñales y Rins; y la homérica remontada que tendrá que hacer Pol Espargaró para acercarse a Redding en la lucha por el Mundial.
Muy lejos de todo aquello, Jordi Torres vivirá una de las carreras más especiales de toda su vida. El hoy piloto de Aspar rozó la gloria y sintió el infierno en el mismo circuito catalán hace casi 7 años, cuando subió al segundo puesto del cajón en el mismo momento en el que su hermano perdía la vida en una carrera trágica y accidentada.
Rubén, un año menor que Jordi, empezó como un tiro en la segunda salida de la carrera -se tuvo que repetir por problemas en la colocación de los pilotos en la parrilla- cuando sin darse cuenta se vio involucrado en un múltiple accidente. La mala fortuna le impidió salir del asfalto y varios pilotos no pudieron esquivarle hasta que una Yamaha le pasó por encima. Golpe fatal.
Sólo tenía 18 años y ya no estaba. Jordi, mientras, subía al segundo puesto del cajón sin saber siquiera el estado de gravedad de su hermano. Cuando la carrera terminó y tras la ceremonia del podio, la noticia le fue confirmada y no pudo contener las lágrimas ni los gestos de desesperación.
La temporada pasada, por fin Jordi pudo brindar a su hermano la victoria que se merecía cuando, tras acabar como Campeón de España de Velocidad de Moto2, se olvidó de su número y lució en su carenado el "9" de su hermano. Siempre corren juntos.
En sólo unas horas, Jordi saldrá 7º en Montmeló. Aquel circuito que le hizo subir al cajón en el día más triste de su vida. Tendrá una oportunidad de oro para que todo el mundo conozca el talento que compartía con su hermano. Espargaró, Rabat o Redding no se lo van a poner fácil. Pero Jordi no corre solo.
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