Recuerdo una calurosa tarde de verano allá por 2004 cuando junto a mis amigos se estaba disputando en los campos del Polideportivo El Soto uno de los típicos derbis entre pequeños y mayores del barrio. No duró mucho, ya que el CD Móstoles -hoy desaparecido por las deudas- tenía que hacer la pretemporada y les correspondía el campo. A nosotros sólo nos quedaba irnos o quedarnos a mirar. Hicimos lo segundo.
"Pues dicen que el Milan ha fichado a un jugador del Móstoles", dijo Claudio. "Se llama Esajas o algo así y creo que es negro", continuó.
Aunque la conversación quedó ahí, porque nadie sabía nada de dicho jugador, nuestras miradas se centraban en aquellos jugadores, buscando uno que fuera negro, rápido, con desborde, impredecible: un prodigio. Tampoco había muchos.
"Ese no puede ser, es muy malo y ese otro no sabe ni correr. Ya debe haber llegado a Milan o es mentira, pero aquí no hay ninguno bueno", concluimos.
Nosotros no lo sabíamos, pero ese era el perfil de Harvey Esajas. Rápido, con nuestros 13 años, acudimos a la fuente más fiable que teníamos a mano: El Pro Evolution Soccer de aquel año. Efectivamente, en la plantilla rossonera había un tal Esajas. La historia era cierta, pero tenía un doble fondo. Nacido en Ámsterdam, aunque con origen en la antigua colonia holandesa de Surinam como jugadores de la talla de Seedorf, Davids, Hasselbaink, Kluivert, Rijkaard o Gullit, rápido se enroló en las filas del Ajax de Ámsterdam para empezar su formación, donde se hizo amigo inseparable de Clarence Seedorf. Nunca llegó a debutar con los ajaccied pues rápido el Feyenoord se hizo con sus servicios.
Defensa central con 19 años, el día de su debut con los de Rotterdam en un partido amistoso vivió uno de los peores episodios de su carrera. Y es que en una jugada fortuita Esajas le partió la mandíbula a un rival, lo que le costó varios partidos de suspensión.
Esajas (Feyenoord) |
Meses después llegó su debut oficial. Curiosamente contra el Ajax. Jugó de titular y marcó en el minuto 18 de partido poniendo el 0-2 en el marcador en el derbi histórico de Holanda. Después, una exhibición de Litmanen pondría el empate final en el marcador. Ese día, Harvey y Clarence intercambiaron sus camisetas. Fue su único partido de la temporada en liga, teniendo apariciones esporádicas en Copa. Igual que sucedió una temporada más tarde, cuando al término de la misma, Esajas finalizó su periplo por Rotterdam con 8 partidos jugados y un gol. Llegó al Groningen, donde su suerte no fue mejor. 1 partido en liga y 8 en copa para un jugador que no terminaba de gustar y que se marchó a jugar a la segunda división holandesa, concretamente al Cambuur primero -donde no llegó a debutar- y al Dordrecht después.
Decidió mudarse a España y se probó en multitud de equipos sin suerte. Hasta que se enroló en las filas del CD Móstoles de Tercera División. Nada más llegar sufrió la peor lesión de su carrera. Se rompió el tendón de aquiles en un entrenamiento. No logró disputar más de una decena de partidos con el equipo mostoleño, club que abandonó meses después para quedarse sin equipo.
Mediada la temporada 1999/2000, Esajas recibió una esperanzadora llamada. Su eterno amigo Seedorf, triste por ver cómo le iban las cosas, le había conseguido un fichaje relámpago por el Real Madrid. Esajas se imaginó de blanco y no dudó en hacer las maletas. No contento con haber fichado a Rodrigo Fabri, Jarni o Magallanes, Lorenzo Sanz se hizo con un joven holandés de 24 años que venía avalado por Seedorf: Harvey ya era blanco. Parece ser, eso sí, que Clarence se hizo cargo de todos los gastos de su compañero, ficha incluida.
Mediada la temporada 1999/2000, Esajas recibió una esperanzadora llamada. Su eterno amigo Seedorf, triste por ver cómo le iban las cosas, le había conseguido un fichaje relámpago por el Real Madrid. Esajas se imaginó de blanco y no dudó en hacer las maletas. No contento con haber fichado a Rodrigo Fabri, Jarni o Magallanes, Lorenzo Sanz se hizo con un joven holandés de 24 años que venía avalado por Seedorf: Harvey ya era blanco. Parece ser, eso sí, que Clarence se hizo cargo de todos los gastos de su compañero, ficha incluida.
Si bien, el central nunca jugó con el primer equipo y pasó a entrenarse con el conjunto filial. Casualidades del destino, el Inter de Milán ficharía sólo unos meses después a Seedorf, dejando a "su hermano" sólo en tierras madrileñas. El conjunto blanco no renovó al holandés y quedó vagando en busca de equipos por España. Primero intentó suerte en Zamora, donde jugó media temporada para luego ser rechazado por falta de nivel. El cartel de haber pertenecido al Real Madrid le abría muchas puertas, que se cerraban en cuanto se calzaba las botas.
Esajas, con su 1'85cm de altura, pasaba de largo los 100 kilos de peso. Clarence le consiguió pruebas en el Torino y Fiorentina pero, si estando en forma habría tenido problemas para pasar los test, ni imaginar quiero qué pensaron los directivos cuando le vieron llegar pasado de peso tras meses de inactividad. La negativa fue evidente y de nuevo el sueño se había truncado y decidió colgar las botas con sólo 25 años. Se acababa, para siempre, su carrera. Empezó a ganarse la vida fregando platos en un restaurante de las afueras de la capital madrileña para terminar trabajando en un circo. Su nueva vida no le gustaba, no era suficiente, no estaba feliz.
El bueno de Seedorf -ya en el AC Milán-, decidido a ver feliz a su amigo, tenía aún una última bala en la recámara. Tras muchas charlas con Berlusconi consiguió lo imposible: Harvey iba a entrenar con el filial del Milan y se le iba a hacer un contrato que empezaría el día que él estuviera 100% en forma.
El bueno de Seedorf -ya en el AC Milán-, decidido a ver feliz a su amigo, tenía aún una última bala en la recámara. Tras muchas charlas con Berlusconi consiguió lo imposible: Harvey iba a entrenar con el filial del Milan y se le iba a hacer un contrato que empezaría el día que él estuviera 100% en forma.
Dos duros años de trabajo que se vieron recompensados en 2004, cuando había conseguido bajar cerca de 20 kilos su peso -y aún así se le veía algo pasado- y había sentido de nuevo las sensaciones de ser futbolista. Con una defensa con nombres como Costacurta, Stam, Maldini, Coloccini o Kaladze, el holandés tenía imposible volver a jugar en un primer equipo. Pero la historia le iba a guardar un par de últimos buenos recuerdos.
Con 30 años entró en algunas convocatorias del equipo rossonero, siendo la última opción a la hora de jugar algunos minutos. Pero en enero de ese 2005, Ancelotti le dio la oportunidad de sentirse de nuevo futbolista. En un partido de Copa Italiana ya finiquitado, Esajas entró como mediocentro sustituyendo a Ambrosini para jugar los últimos 3 minutos frente al Palermo. Incluso cerca estuvo de dar una asistencia de gol, pero Tomasson no encontró portería en el mano a mano.
Esajas entra por Ambrosini |
Lo había conseguido, con el 30 a la espalda -como homenaje a su edad- Esajas había vuelto a jugar un partido oficial, en un primer equipo y lo mejor, al lado de su amigo Seedorf.
Esajas y Seedorf |
Nunca más volvió a vestirse de corto y su último recuerdo en el equipo de San Siro es agridulce. Ancelotti le incluyó en la expedición que viajaría a la final de la Champions League, aquella célebre final que el Liverpool remontó en la segunda parte y terminó ganando por penaltis.
Una vez había cumplido su objetivo de volver a jugar, Esajas terminó contrato con el Milan y se dejó ver por los campos del Legnano y el Lecco -de la 3ª división italiana- durante un par de años para colgar las botas, ahora sí definitivamente, en 2007.
Esta es la historia de Esajas, el hombre que puede presumir de tener en su haber las camisetas de 4 de los más laureados Campeones de Europa, el mejor de los peores o el peor de los mejores. Aquel que pasó de fregar platos y trabajar en un circo a jugar en el Milan. El hombre que tiene grabado a fuego la descripción de su carrera: "Mi historia es la de un hombre que hizo posible lo imposible".
Esajas en su debut con el AC Milan |
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